CLAUDIA VARELA

Emprender: ¿ficción o realidad?

Los emprendimientos y los nuevos negocios son lo que hacen crecer de manera no orgánica los mercados de cualquier industria y país. A través de la historia han surgido nuevos negocios, formas innovadoras de hacer las cosas, productos y servicios que evolucionan la vida y las experiencias de los consumidores.

Claudia Varela, Claudia Varela
30 de septiembre de 2018

Hoy está de moda emprender. Está de moda no tener jefe, manejar el tiempo, vestirse como se quiera y pensar en tener dinero suficiente para cumplir sueños antes de los 40. Todo eso es fabuloso y seguramente para los que lo logran muy positivo.

Según el Global Entrepreneurship Monitor, estudio que cubrió en 2016 el 69% de la población mundial, las tasas de actividad empresarial temprana son más altas en Latinoamérica donde un 20% de los adultos tiene espíritu emprendedor y se dedican a actividades empresariales.

En el caso de Colombia el rango de edad donde hay mayor motivación por el emprendimiento está entre los 25 y 34 años con la principal motivación de tener mayor independencia y aumentar los ingresos.

Sin embargo, según el libro “Avanzando, claves para sobrevivir y crecer “ de Oriol Amat y Pilar Lloret, el 82% de las nuevas empresas no llegan a los cuatro años de vida.

Hay muchos errores en el momento de emprender, algunos por variables intrínsecas de los socios y creadores del negocio como el error de cálculo de las necesidades de inversión, la falta de capital, los reales diferenciadores del producto y las sociedades inequitativas entre socios y pasión que hacen que en algún momento las sociedades se disuelvan.

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Sin embargo, a mi juicio hay otros factores que pueden llevar al fracaso y que al final son variables exógenas que ameritan tener un plan de mitigación de riesgos, pero con las cuales hay que subsisitir y tener conciencia, voy a mencionar solo 6 que he observado en nuestro mercado:

1. Las dificultades burocráticas del Estado. El gobierno no ayuda para nada a los nuevos empresarios. La carga impositiva, la cantidad de trámites, la dificultad de tener los papeles al día y los costos de emplear son increíblemente altos para un bolsillo estándar. Es muy difícil tener los papeles y aun más difícil tener la financiación.

2. El poder de las grandes corporaciones. Las grandes empresas que son las que pueden contratar servicios, consultorías, servicios de catering, abastecimiento, entre otras, tienen un millón de papeles para ser proveedor, los pagos son a 90 dias en el mejor de los casos. Si estos son los clientes grandes, el subsisitir para una pyme es muy difícil.

3La oferta y demanda de centavo. Tanto empresas como consumidores se han acostumbrado al bajo precio para todo. No todos los productos y servicios tienen que ser baratos, hay segmentos pero parece que hay una gran franja que no diferencia.

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4. La aceptación de baja calidad.  Empresas y consumidores se están acostumbrando a la baja calidad. Generar diferenciales que se paguen es muy complejo.

5. Las triquiñuelas. La corrupción y los amigos pre-pagos en licitaciones son la orden del día. Moverse en el juego limpio es muy difícil.

6. La baja educación para el emprendimiento: no hay educación para el liderazgo y la innovación desde el colegio. Se invita a que los jóvenes sean creativos pero no se les dan las herramientas necesarias para esto.

Emprender es una aventura. No es para todos, hay que tener resiliencia, aguante y la capacidad de reinventarse. Pero se puede… claro que se puede. Ojalá el gobierno entienda el apoyo que deben recibir las pymes y las empresas que inician, ya que este es un motor real del desarrollo. Al final, ¿cuánto hay de ficción y cuánto de realidad al emprender?