JULIO ANDRÉS ROZO GRISALES

Emprendedores, ¡en el reciclaje está el negocio!

Cuando se le pregunta a las personas: ¿cuál es su contribución para proteger el medio ambiente?, ocho de cada diez personas responden: “reciclar”.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
17 de enero de 2019

Pareciera que la tuviéramos clara como sociedad y que el reciclaje fuese un hábito recurrente en nuestros hogares, en las oficinas, colegios, universidades y en las calles. Pareciera, pero la evidencia demuestra todo lo contrario.

Según datos oficiales, en Colombia la tasa de reciclaje es del 8,6% (año 2015) y se espera llegar a un 17,9% para el 2030, lo cual es aún muy bajo si se compara con la Unión Europea que se propuso llegar al 65% para el mismo periodo. Hay quienes dicen que no hay punto de comparación entre nuestro contexto y el europeo. No obstante, si mentalmente nos ponemos la vara más alta en comparación con lo que estamos acostumbrados a exigirnos, podremos lograr saltos significativos hacia el verdadero progreso (ejemplos hay mucho como en educación en Malasia o en innovación en Corea del Sur).

Trabajando en las oportunidades

La Política de Crecimiento Verde presentada en Julio de 2018 expone que actualmente en el país hay “tasas totales de reciclaje del 2% para los materiales de construcción, 20% para los plásticos, 30% para biomaterial primario, 66% para papel y cartón y 71% para el acero”. También es alarmante conocer (a partir de los estudios oficiales) que Colombia produce entre 28 millones y 32 millones de toneladas de alimentos anualmente, de las cuales, se desperdicia casi el 34%.

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Estas cifras pueden ser leídas de diferente manera. Para algunos pueden significar motivos para argumentar nuestra falta de cultura ambiental o para satanizar a las entidades del Gobierno. Para mi por el contrario, significan oportunidades para desarrollar negocios verdes, emprendimientos sostenibles o nuevos sistemas de innovación en las empresas.

De oportunidades está lleno el mundo de lo que hoy se denomina la economía circular. Más allá de ser un tema novedoso, es un enfoque de trabajo muy pertinente para mejorar la eficiencia de las relaciones de mercado que suceden entre productores, consumidores y medioambiente.   ¿De qué tipo de eficiencias estamos hablando? Dos principalmente:

  • Para satisfacer las necesidades de consumo con menos materiales y menos energía, a partir de nuevos procesos de innovación.
  • Orientadas a disminuir la incertidumbre de los precios futuros y el acceso de de las materias primas, las cuales, a medida que vaya pasando el tiempo, serán más escasas.

La economía circular es hoy en día un gran motivo de debate académico y político, en el cual por fortuna, se están generando consensos. No obstante, los empresarios y emprendedores pese a estar dentro de los argumentos a favor de promover este modelo económico, se preguntan cómo pasar de la intención a la acción.

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Lo primero que hay que tener en cuenta, es la necesidad de establecer reglas de mercado para el negocio de los residuos. Esto implica definir el derecho de propiedad de lo que denominamos “basura” (¿a quién le pertenece y quién se hace responsable? ¿es el recolector, el consumidor, o el productor?).  Por otra parte, es necesario contar con laboratorios de innovación de materiales y con metodologías para entender mejor cómo satisfacer las necesidades de consumo recurriendo a menos materias primas. También necesitamos sistemas pedagógicos efectivos para que los hábitos de consumo y producción no sean moda, sino que evolucionen en normas sociales aceptadas por todos. Aquí en este último aspecto tenemos un gran reto porque las empresas por lo general desconocen el impacto positivo que genera la inversión en educación para el consumo sostenible. En otras palabras, sin un consumidor educado es imposible materializar oportunidades de negocio.

La economía circular es una de esas macrotendencias que se van asomando para quedarse. Entender sus modelos de negocios, profundizar en el debate sobre sus oportunidades e ir pasando paulatinamente del dicho al hecho, es un reto que nos tocó asumir sin evasivas.

¡Hasta el próximo jueves!

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