OPINIÓN ONLINE

Emergentes: giro en las entradas de capital

Las economías emergentes vuelven a despertar interés tras un largo periodo de desconfianza.

Gustavo Rivero
20 de mayo de 2016

El FMI ha analizado la evolución de las entradas netas de capital en las últimas décadas para una muestra de 45 economías emergentes. Según este reciente informe, en el pasado, las caídas en las entradas netas de capital estuvieron provocadas, fundamentalmente, por episodios de crisis graves en los emergentes: la crisis de deuda en los 80 y la crisis asiática iniciada en 1997. Sin embargo, en el periodo 2010-2015, las caídas en las entradas netas se explican, sobre todo, por la reducción del diferencial de crecimiento entre las economías emergentes y las desarrolladas, y por el deterioro de las expectativas para los emergentes.

De este modo, la caída en las entradas netas de capital en el periodo 2010-2015 fue la más abultada en términos históricos: 1,12 billones de dólares (equivalente al 4,8% del PIB de las economías emergentes), que se reduce hasta 448.000 millones de dólares si no se considera ni a Rusia ni a China. Además, se trata de un fenómeno bastante generalizado, que no se concentra únicamente en las grandes economías: las tres cuartas partes de los países de la muestra han sufrido, en mayor o menor grado, un descenso en las entradas netas de capital. Pese a estas cifras, el FMI señala que la puesta en marcha de políticas económicas ortodoxas en el pasado, por parte de los emergentes, ha aumentado sus fortalezas, gracias al incremento de las reservas, a la reducción del peso de la deuda denominada en divisas y a la mayor flexibilidad de los regímenes cambiarios, entre otras. Esto ha permitido que el impacto negativo sobre los fundamentos macroeconómicos de este descenso en las entradas netas de capital haya sido menor que en el pasado.

Sin embargo, esta tendencia se está revirtiendo este año debido a la confluencia de una serie factores: menor fortaleza del dólar, relajación de las expectativas del mercado sobre la senda de subidas de tasas de interés en EE.UU. y una disminución de los temores acerca del temido aterrizaje brusco de la economía china que, a su vez, ha favorecido una revalorización de las materias primas. Este cambio en variables claves del escenario global favorece mucho a las economías emergentes, propiciando la vuelta de los capitales sobre todo en la categoría de cartera: sólo en marzo se registraron inversiones en bolsa y renta fija emergente de 36.800 millones de dólares, máximo desde junio de 2014.

Este renovado interés por los activos emergentes se está traduciendo en una significativa apreciación de las principales divisas emergentes (más intensa, en las productoras de materias primas) y unas ganancias en bolsa que superan, en lo que va de año, a las de las economías desarrolladas. Aún es demasiado pronto para confiar en que esta recuperación es sólida y se mantendrá a medio plazo, ya que se debe a factores exógenos a las economías emergentes. Para ayudar a que se consolide sería importante que se produjeran mejoras en las expectativas de crecimiento de algunas de las principales economías y/o señales políticas positivas (mayor estabilidad y reformas estructurales) que permitan atraer inversión directa extranjera, financiación más estable y menos afectada por los vaivenes del mercado..