OPINIÓN ONLINE

El ocaso del cuarto poder

A propósito de toda la discusión suscitada alrededor del plebiscito del 02 de octubre y con el resultado de varias encuestas publicadas en diversos medios de comunicación, vale la pena preguntarse cómo se encuentra actualmente el “cuarto poder”.

Germán Verdugo
31 de agosto de 2016

A propósito de toda la discusión suscitada alrededor del plebiscito del 02 de octubre y con el resultado de varias encuestas publicadas en diversos medios de comunicación, vale la pena preguntarse cómo se encuentra actualmente el “cuarto poder” como se denominó históricamente, desde el siglo XIX, en Inglaterra a la prensa. Esto a raíz de que los grandes medios de comunicación, comúnmente, se atribuyen la autoría de la creación de opinión alrededor de temas de interés público.

El “cuarto poder” está asociado al valor que significó en alguna época la prensa como fuente de información e interacción entre los tres poderes del Estado en una sociedad democrática. La prensa cumplía dos funciones: informar a los ciudadanos y, simultáneamente, establecer un ciclo de retroalimentación entre el gobierno y los electores.

Sin embargo, la popularización del internet y el creciente uso de las redes sociales están configurando una importante revolución en la forma cómo se produce y cómo se consume la información en la denominada era digital. La amplia influencia que tuvieron la prensa y otros medios de comunicación tradicionales (noticieros de radio o televisión) para generar corrientes de opinión alrededor de temas de interés público se está disipando aceleradamente.

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De acuerdo con un reporte de Reuters Institute for the Study of Journalism, los editores de internet han evolucionado al crear plataformas en lugar de contenidos, pues son los usuarios de estas plataformas los que crean los contenidos. Esto significa que está ocurriendo una revolución en la forma como la información es almacenada, publicada, consultada y consumida. Por lo tanto, las reivindicaciones de que los medios tradicionales sobre la exclusividad de la objetividad y la calidad de la información y de la opinión pública están siendo desafiadas.

Hoy una inconmensurable cantidad de opiniones de todas las facciones, profundidades analíticas, bien o mal intencionadas, soportada en argumentos reales o falsos están a la orden del día. Tan evidente es la evolución del uso de la información en la era digital que muchos temas que no son de interés público sino para ciertos grupos con intereses comunes también son canalizados, tratados y puestos en la escena pública a través de las redes sociales. Este fenómeno genera nuevas corrientes de opinión que aparecen y desaparecen rápidamente al vaivén de las exigencias de los consumidores de información.

Las redes sociales están contribuyendo a desarrollar un sentido de comunidad que posiblemente los grandes medios de comunicación nunca alcanzaron y esto, como siempre, ha sido identificado rápidamente por el espíritu empresarial que no solo ha comprendido la importancia de esta transformación, sino que ya la ha incorporado en sus diversas estrategias de venta de bienes y servicios.

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Esta “nueva” situación está permitiendo alcanzar niveles más específicos de preferencias de consumo, haciendo más eficiente los canales de comunicación entre productores y consumidores, con lo cual la publicidad masiva ha venido perdiendo vigencia, sobre todo en zonas urbanas o en sitios de acceso a bajo costo del internet. Esto permite, además generar conciencia como primer paso para solución de problemas que posiblemente a los políticos no les interesa por no tener una relación directa con el número de votos, pero que son prioritarios para la comunidad.

Incluso, hay algunas corrientes de pensamiento que interpretan el curso que ha tomado el uso de las redes sociales en muchas partes del mundo durante eventos políticos relevantes (Venezuela, Egipto, etc.) como un claro ejemplo de que una forma directa de democracia está emergiendo. La rápida disponibilidad de información sumado a la habilidad de comunicarse y auto organizarse ha permitido crear movimientos ciudadanos alrededor de decisiones gubernamentales, haciendo un control político casi en tiempo real y que puede ser más efectivo al que realiza el Congreso.

Lo anterior pone de manifiesto que hoy el verdadero poder no es de quienes tuvieron el monopolio de la creación de opinión muchos años (medios de comunicación tradicionales), sino que es la información en sí misma y el valor que esta produzca para la toma de decisiones de diversa índole, el verdadero “poder”. Por eso bienvenida la participación de todos los ciudadanos en la construcción de opinión alrededor de temas relevantes para la sociedad, así aprovechemos y dejemos la paz en paz.

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