MARIA ALEJANDRA GONZALEZ-PEREZ

El mindfulness y el consumo “libre de culpa”

Entender y tomar consciencia de lo que hay detrás de lo que nos ofrece el mercado o consumimos es un acto de responsabilidad, y nos puede ayudar a encontrar opciones de consumo “libre de culpa”. Sin embargo, el mindfulness no es una panacea para todos y todo.

Maria Alejandra Gonzalez-Perez, Maria Alejandra Gonzalez-Perez
17 de diciembre de 2017

En los últimos años hemos observado una proliferación de apps, videos, libros, artículos, cursos e incorporación de mindfulness en grandes empresas, prisiones, hospitales, colegios, y grupos terapéuticos y de crecimiento personal.  Debido a que al mindfulness se le adjudica tener una fuerza laboral más feliz, más concentrada, con menos ansiedad y estrés, más productiva y con menos incapacidades, grandes compañías como Google, Apple, Yahoo y Sony han incorporado mindfulness y meditación en torno a sus actividades laborales.

La paternidad del mindfulness se le atribuye al profesor de medicina Jon Kabat-Zinn, quien en 1979 creó un programa de ocho semanas para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad, basado en meditación budista para aumentar los niveles de consciencia y dedicado a pacientes con condiciones crónicas en la University of Massachusetts Medical School. Para Zabat-Zinn el “mindfulness es la consciencia plena que surge de prestar atención, deliberadamente, en el momento presente, sin juzgar. Se trata de saber qué tienes en la mente”.

Especialmente en el sector de alimentos cada vez más personas demuestran con sus comportamientos de consumo búsqueda de productos “libres de culpa”; unos niveles de consciencia más altos sobre su salud, la sostenibilidad del planeta, el bienestar de los animales, los aspectos éticos en la producción, y entender en detalle los ingredientes detrás de lo que se va a comer.

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Películas y documentales como Okja, Cowspiracy, The CorporationBefore the flood, An incoveniente sequel, Blackfish y muchas otras más han expuesto de manera explícita y emocional prácticas que pueden ser mejorables o tener alternativas en la producción de alimentos. Por esto, Innova Market Insights considera que el mindfulness es la tendencia número uno de las opciones en el sector alimentos para el año 2018. Asociado a esto, los líderes de este sector tendrán que aumentar su compromiso con la salud y el bienestar humano y animal, la nutrición, el agua, el aire y el suelo, etc.

El mindfulness, sin embargo, no es la panacea para todos y todo. De hecho, en el libro The Budha Pill: Can meditation change you, de los psicólogos Miguel Farias y Catherine Wikholm, se narra que en varios estudios se ha encontrado que para algunas personas la meditación y el mindfulness tiene un lado oscuro y adverso provocando efectos muy diferentes a la paz o la felicidad. La razón de esto, es que tanto la meditación como el mindfulness buscan auto-conocimiento y explorar las experiencias que en muchos casos puede ser traídas al presente, vivencias pasadas negativas, induciendo con esto a problemas mentales para los cuales existía una predisposición que se desconocía.

Incluso, para algunas personas la meditación y el mindfulness podrían llevar a una pérdida de identidad y vulnerabilidad.  En el libro de Will Davies, The Happiness Industry: How the government and big business sold us well-being, también hace una crítica a las prácticas de meditación obligatoria para empleados que en muchos casos van acompañadas de mecanismos de control como apps y dispositivos.

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Daniel Goleman en Harvard Business Review expone para qué es bueno y para qué no es bueno el mindfulness. Goleman explica que, aunque hay pocos estudios con solidez científica sobre los efectos de la meditación y el mindfulness, los que hay parecen estar asociados con cuatro beneficios reales: mayor concentración, mantener la calma bajo situación de estrés, mejor memoria, y buena ciudadanía corporativa.

Igual que pasa con personas que han recibido entrenamiento (e incluso certificación) y que acompañan meditaciones, mindfulness, o incluso coaching no tienen una preparación profesional y rigurosa en psicología o psiquiatría para manejar los riesgos de las puertas que pudieran abrirse con estas prácticas. Por esto antes de iniciar cualquiera de estas actividades que últimamente se promueven con efervescencia y calor, es importante tener en cuenta que muchas de estas no cuentan con el acompañamiento de profesionales en capacidad de intervenir psiquiátrica o psicológicamente si se requiriera. Es decir, la primera tarea al iniciar mindfulness es tomar consciencia de los riesgos, ya que con frecuencia no se han hecho explícitos.

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