ALEJANDRA CARVAJAL

El futuro del mundo

Los debates de corto plazo como la hoja de ruta para la recuperación económica están en primer lugar de las agendas de nuestros gobernantes. Sin embargo, hay otro debate que no puede perderse de vista: el futuro del mundo más allá de estas agendas.

28 de julio de 2020

Embebidos en la pandemia del coronavirus, el debate se centra en la capacidad de reacción de los gobiernos, su pronta o tardía respuesta para atender la emergencia, el precario sistema de salud, la reactivación económica, la urgencia de una vacuna y, muy especialmente, en no morir. 

La mayoría de los humanos no lo haremos, pero tan solo la posibilidad asusta. El llegar a estar enfermo da miedo, aunque la mayoría de los que contraigan el virus no desarrollen síntomas, y sí lo hacen, no será grave. Sin embargo, este fuerte remesón ha sido suficiente para hacer una introspección profunda de lo que somos y hacia dónde vamos como raza humana.  

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Éramos felices y no lo sabíamos. La humanidad había llegado a unos niveles de bienestar jamás antes alcanzados, en distintas áreas: ciencia, comunicaciones, calidad de vida, indicadores de longevidad, tecnología, economía, robótica, neurociencia. En pocos meses, el mundo cambió y aún no lo terminamos de entender. 

Otros asuntos relevantes 

Las tensiones entre China y Estados Unidos 

Las relaciones entre China y Estados Unidos no son un asunto menor. Jeffrey Sachs, exasesor de tres secretarios generales de Naciones Unidas y uno de los economistas más influyentes de nuestros tiempos, actual director del Instituto para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, en sus más recientes declaraciones, ha sido enfático en que si Trump fuera reelegido, el mundo muy seguramente se descontrolaría. Además, considera que queda abierta la puerta de un posible escenario pesadilla, en el que en uno de sus últimos actos como Jefe de Estado pueda declarar abiertamente la guerra a China. Lo que se ha visto hasta ahora (la guerra comercial y diplomática) podría avanzar a un terreno muy peligroso para toda la humanidad. 

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Paul Krugman va aún más allá y en su última columna para The New York Times advierte que Estados Unidos se ha convertido en una figura patética en el escenario internacional. Para Krugman se pudo haber hecho mucho más para salvar vidas y la economía del país, como en efecto lo hizo, aunque tardíamente, Italia, que no tiene las ventajas de emitir moneda para dinamizar la economía por no tener moneda propia, práctica que viene adelantando Estados Unidos desde el comienzo de la crisis, pero con resultados pobres. Hace poco la bancada republicana del Senado estadounidense solicitó disminuir algunos auxilios que se otorgaban a un grupo de desempleados de 600 a 100 dólares, lo cual resentiría fuertemente las finanzas de miles de hogares en ese país. 

El gran futuro que les espera a los emergentes 

Para los emergentes, el panorama se ve bastante oscuro. Sin embargo, han salido menos damnificados que otros países en la pandemia. Hace poco, Pinelopi Koujianou Goldberg de la Universidad de Yale y Tristan Reed del Grupo de Investigación para el Desarrollo del Banco Mundial, en un estudio desarrollado para la Universidad de Brookings, concluyeron que los países con más altos ingresos tienen más altas tasas de mortalidad por cuenta del coronavirus; del mismo modo, los países con ingresos más bajos tienen tasas más bajas. 

Fuente: Universidad de Brookings, 2020

Este fenómeno se explica porque, en promedio, los habitantes de los países emergentes son más jóvenes (por ejemplo, el 17,5 por ciento de los italianos son mayores de 70 años, mientras que solo el 2,2 por ciento de los etíopes se encuentran en esa franja etaria) y menos obesos (36,2 por ciento de los adultos en Estados Unidos son obesos, mientras en Vietnam solo el 2,1 por ciento lo es). Otros factores como las grandes urbes o el clima, así como la densidad de población, afectan las tasas de mortalidad, estando de nuevo las estadísticas a favor de los emergentes. 

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Al tener una población más joven, los emergentes tienen una fuerza laboral a futuro más sólida que la de los países desarrollados, donde esta es menor. Factores como la contaminación también cuentan a favor de los emergentes, pues si bien ciudades como Delhi en la India son la Meca de la contaminación, son casos excepcionales del conjunto de países pertenecientes a ese bloque. 

Así las cosas, si bien el panorama ahora mismo para los emergentes es turbio, el futuro se ve bastante prometedor, muy especialmente por su riqueza en materia de recursos naturales, en los que, sin lugar a duda, se encuentra el futuro del mundo.