FELIPE CAMPOS

El dólar sube o baja en recesiones

Tenemos una teoría buena y una mala frente a la dirección del dólar en Colombia y en el mundo. La buena es que estamos construyendo finalmente un techo después de 10 años de devaluación, la mala es que el impacto de una recesión toma tiempo en subir al dólar.

Felipe Campos
29 de septiembre de 2020

En Alianza hemos sostenido una teoría muy particular frente el dólar desde el 2013, pronosticando primero el viaje de los $2.000 a los $3.000 y después con mucha paciencia explicando que eventualmente veríamos los $4.000 una vez el ciclo económico global terminara.

La esencia de nuestra teoría no ha sido pretender que podemos predecir cada uno de los eventos que ha golpeado a la economía mundial estos años. La crisis petrolera del 2015-2016, la guerra comercial de Estados Unidos con China, las manifestaciones en Chile o la pandemia.

Sino más bien, explicar que desde hace cuatro décadas, las inversiones mundiales se han movido como un péndulo entre recesiones globales. Es decir, flujos entrando a los Estados Unidos de 1991 a 2001; saliendo de 2002 a 2008 y regresando de nuevo del 2010 al 2020. Utilizando las recesiones como el punto más alto de la cuerda antes de iniciar el cambio de dirección.

Es por esto que las similitudes entre el ciclo económico actual y el de los 90 son impresionantes. Estamos hablando de los dos ciclos más largos en 200 años de historia en Estados Unidos. Una década entera de dólar fuerte, desplome de materias primas, estancamiento en nuestras bolsas y gran apetito por compañías en Estados Unidos, con una explosión de Nasdaq en ambos casos al finalizar el ciclo.

También se vivieron múltiples crisis económicas en países emergentes y grandes cambios políticos en la región latinoamericana. Mientras Colombia luchaba sin éxito por defender su grado de inversión sufriendo el doble golpe de una crisis de oferta de petróleo en 1998 y después la recesión del 2001.

No tengan duda, la crisis fiscal actual en Colombia no comienza con la recesión ni la pandemia, sino antes con la crisis de oferta de petróleo del 2015.

En pocas palabras, nuestra teoría durante este ciclo se ha basado en que en un entorno de flujos constantes hacia Estados Unidos, los inversionistas van a utilizar las noticias buenas para vender peso colombiano a mejor precio y las malas para comprar dólar aceleradamente, donde rechazamos la idea de que uno debe predecir el próximo evento cataclismo para acertar en el dólar.

Ahora viene la parte positiva de esta historia. Después de la recesión del 2020 esperaríamos que el nuevo ciclo económico se parezca al vivido entre 2002 y 2008. Un entorno constructivo para países emergentes que de paso no debería ser difícil de pronosticar después de 10 años de vientos en contra.

Lo anterior sería un periodo caracterizado por el péndulo saliendo de los Estados Unidos, petróleo fuerte, productividad emergente disparada gracias a la inversión extranjera, PIB colombiano eventualmente por encima del 4% o 5% y de nuevo los países BRIC de moda en el mundo (Brasil, Rusia, India y China).

Sin embargo, antes de este final feliz cíclico, aún tenemos una teoría más al alza en el dólar y ya ustedes pueden adivinar que no vamos a sustentarla con temas comunes como el rebrote del virus, las elecciones en Estados Unidos, las posibles vacunas o las últimas negociaciones del Brexit.

Nuestra opinión es que desde 1980 el dólar no solo ha mostrado un patrón constante durante los ciclos económicos sino también durante las recesiones. Y es precisamente el foco en la noticia del momento y en el mantra de “esta vez es diferente”, que no permite observarlo con claridad.

Como nuestra teoría anterior, las recesiones separan el rumbo del dólar en dos opiniones opuestas. La primera se da al inicio de la recesión cuando las ayudas de liquidez de la FED llevan al mercado a convencerse de que no van a faltar dólares en el mundo. Esto en parte porque las ayudas son una realidad, mientras que la realidad de la desaceleración económica tarda en ser percibida.

Es por lo anterior que en cada una de las últimas seis recesiones, incluida la actual, los primeros dos trimestres el dólar perdió valor, en magnitudes de hecho muy similares. Lo anterior sin importar si el evento es una crisis tecnológica (2001), otra inmobiliaria (2008) o la última sanitaria (2020).

Allí lo interesante viene en la segunda etapa, que inicia en el momento en que el mercado entiende que muchas compañías incluso con las ayudas incumplirán sus pagos en dólares, y que la FED no puede prestarle o regalarles dinero a todos los ciudadanos del mundo. Piensen que Avianca no va a recibir un cheque de Powell.

Esto nos lleva al periodo de devaluación más fuerte dentro de una recesión. Es así como el pico de la devaluación de 30% en la recesión del 2001 se da 22 meses después y el pico también de 30% en la recesión del 2008 se da 14 meses después.

En este contexto, con una recesión 2020 apenas de seis meses de nacida, es muy pronto para pensar que ya vivió este último movimiento donde repetir exactamente el patrón implicaría alcanzar los $4.700 en algún momento del 2021.

Terminamos dando un poco de espacio a nuestras teorías. Nuestro mensaje no es predecir un número exacto en el dólar, solo transmitir que es muy temprano para afirmar, como muchos piensan, que el mundo ya se ajustó a la recesión más profunda en 100 años y que la FED tiene el poder de llegar a todos los bolsillos del mundo. Después de este proceso sí vendrá el tan anhelado periodo de dólar débil.

Le puede interesar: ¿Qué está pasando con el dólar y qué se puede esperar?