OPINIÓN ONLINE

El dilema actual de su asesor de inversiones

Es sorprendente observar que unas semanas atrás una nueva crisis financiera era latente con el voto de ‘Brexit’ donde el Reino Unido había decidido salir de la Unión Europea.

Manuel Restrepo
25 de julio de 2016

Los índices accionarios mostraban pérdidas sangrientas, acompañados de fuertes caídas en los precios de las materias primas y fuertes depreciaciones en la mayoría de divisas en relación con el dólar

No obstante, estos días han sido fiesta para los inversionistas en los mercados de acciones. Los principales índices accionarios en EE.UU, el Standard & Poor‘s 500 y el Dow Jones Industrial Average, lograron sus niveles más altos en toda su historia. Asimismo los índices en Europa y Asia borraron en pocos días las pérdidas sangrientas posteriores a ‘Brexit’. En América Latina, como es el caso particular de Brasil o Argentina, la fiesta volvió con todo su furor al exhibir rendimientos de doble dígito en tan solo semanas. ¿Cómo se puede explicar estas ganancias tan robustas ante tanta incertidumbre?

 Dicha incógnita es la que representa el gran dilema que tienen los inversionistas hoy en día, desde el banquero que asesora cuentas individuales, hasta los bancos, fondos de pensiones, aseguradoras y los grandes gurús que administran los fondos de inversión (hedge funds). El sistema financiero actual no está diseñado para enfrentar el nuevo escenario que está detrás de todo esto, las tasas negativas. Dado los acontecimientos económicos negativos y las perspectivas de bajo crecimiento económico en los países desarrollados, sumado a presupuestos gubernamentales restringidos ante la ausencia de ingreso público, la única solución que le queda a los hacedores de política monetaria es inyectar más dinero al sistema y reducir tasas de interés a terreno negativo para suplir los máximos incentivos posibles para reactivar la economía.

De eso tan bueno no da tanto

Lo malo es que todo lo que parece ser muy bueno siempre tiene sus efectos colaterales. El estímulo vía tasas negativas ha generado en los bancos una mayor compresión entre la tasa de captación y colocación, el principal factor de ingresos de un banco. Ante un menor diferencial entre estas tasas, menor es la posibilidad de generar ingresos para el banco. Asimismo, el escenario de tasa cero o negativa hace más difícil la retención de depósitos ya que para un ahorrador es menos atractivo mantener su dinero en la cuenta de ahorros cuando prácticamente no hay rendimientos.

El problema es que los bancos no son los únicos que sufren, sino también las aseguradoras, los fondos de pensiones y cualquier otro tipo de inversionista institucional. Ante el escenario actual, el único camino que le queda a los inversionistas es buscar invertir en activos que estén generando algo de retorno. Cuando observamos que Alemania y Japón actualmente emite bonos gubernamentales a 10 años con cupón (o rendimiento fijo) negativo, es cuando entendemos que para cualquier inversionista vale la pena tomar el riesgo de invertir en acciones que ofrecen un dividendo positivo y tiene potencial de apreciación. Sin embargo esta dinámica enceguece cualquier otro factor que pueda ser relevante para comprar acciones, como los balances de las compañías, sus fundamentales financieros o los riesgos macroeconómicos (como ‘Brexit’) que pueden afectar la valorización de dichas acciones.

Me preocupa que el escenario de inversión actual esté generando una nueva burbuja en el mercado accionario a nivel global, sin embargo, mientras dure la fiesta, es muy difícil negarse a estar en ella.