GUSTAVO RIVERO

El declive del bitcóin

La criptomoneda es uno de los peores activos financieros en 2018.

Gustavo Rivero, Gustavo Rivero
31 de agosto de 2018

¿Qué ha caído más fuertemente este año, la lira turca o el bitcóin? La respuesta, sin duda, es el bitcóin. La criptomoneda ha perdido aproximadamente un 50% frente al dólar, mientras que la divisa turca ha bajado un 40%. Aunque en los días recientes el bitcóin ha rebotado al alza, hace unas semanas rompió por debajo de la marca de US$6000 por tercera vez desde febrero de este año y al menos estamos viendo una prueba seria de lo que puede representar este nivel. La debilidad, sin embargo, también está clara para los analistas técnicos, ya que estamos haciendo mínimos más bajos y máximos más bajos.

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Entonces, ¿es ésta la verdadera prueba de fuego y el tramo final para el bitcóin? Bueno, otras criptomonedas como ethereum están cayendo aún más y estableciendo nuevos mínimos récord para este año. Una de las razones es que los inversores están sacando provecho de las ofertas iniciales de monedas (ICO por sus siglas en inglés: initial coin offering) en las que ingresaron cuando las nuevas empresas los invitaron a recaudar capital.

Como varias de esas nuevas empresas están quemando efectivo, algunos inversores han optado por asegurar patrimonio para evitar arrepentirse después. Con respecto a ethereum, el temor de que su plataforma sea incapaz de lidiar con los grandes volúmenes necesarios para las aplicaciones del mercado de masas ha provocado una pérdida de confianza.

Al mismo tiempo, la prensa ha informado sobre prácticas de manipulación en determinadas criptomonedas: intentos por parte de algunos grupos de despertar un gran entusiasmo por una moneda y subir los precios, para luego tirarla y hacer caja.

Mientras tanto, algunos países como Arabia Saudí, por ejemplo, han advertido que el comercio de bitcoines es ilegal. Otros también han apretado las tuercas al comercio de bitcoines porque la actividad vinculada de minería consume demasiada energía. También ha sido visto por parte de algunos Estados, como China, como una forma de administrar salidas de capitales.

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El resultado es que el bitcóin y otras criptomonedas han llegado a su punto de inflexión. Si bien la tecnología blockchain, clave para el comercio de bitcoines, llegó para quedarse, las monedas subyacentes podrían estar condenadas al fracaso. Las próximas semanas serán decisivas, ya que los operadores deciden de qué manera aumentar sus precios. Y es que la oferta y la demanda se mueven por motivos especulativos puramente.

Cuando compramos acciones de una empresa, nos fijamos en los fundamentales de la compañía, en sus beneficios futuros, y en definitiva, en múltiples factores que hacen que nos animemos a ser accionistas.

Cuando compramos una divisa, análogamente nos fijamos en los datos macroeconómicos del país emisor, en sus perspectivas, en los tipos de interés, etc. Cuando nació el bitcóin, podíamos pensar simplemente en el futuro de una moneda que no representaba a ningún país y que por tanto generaba transparencia e independencia de las políticas económicas nacionales, además de la tecnología que había detrás. Sonaba muy bien. Pero de ahí a crear la burbuja especulativa resultante hay un trecho. Enhorabuena a los que pudieron ganar mucho dinero en la subida.