OPINIÓN

El ahorro individual como base del sistema de pensiones

Los argumentos y sus fisuras.

Eduardo Lora
30 de mayo de 2019

¿Es necesario que el sistema pensional tenga como base el ahorro en cuentas individuales? Hay un argumento macroeconómico: las cuentas individuales aumentan el ahorro financiero, del cual depende la inversión y, por consiguiente, el crecimiento económico. También hay un argumento microeconómico: una disciplina de ahorro individual contribuye a que las personas se hagan responsables de su futuro y aprendan a tomar buenas decisiones financieras. Y hay un argumento fiscal: las cuentas individuales liberan al gobierno de la carga fiscal que representa un sistema de pensiones de reparto.

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¿Qué tan sólidos son estos argumentos? Empecemos por el argumento macro. Cuando el sistema financiero es muy pequeño, es cierto que el aumento del ahorro financiero contribuye a que aumente la inversión, pero ese efecto tiende a diluirse cuando el sistema financiero es ya suficientemente grande para el tamaño de la economía. Colombia aún tiene un sistema financiero relativamente pequeño, así que al menos por unas décadas el primer argumento puede sostenerse. Sin embargo, eso depende de que el sistema financiero asigne eficientemente los recursos, lo cual es probable cuando hay competencia entre entidades financieras, pero no cuando hay demasiada concentración, como es el caso en Colombia, especialmente en las AFP.

El argumento micro tiene varias fisuras. Implícitamente supone que los trabajadores no ahorran, a menos que sean obligados a hacerlo. Pero resulta que la mayoría de las construcciones de vivienda son autofinanciadas, lo mismo que muchas de las pequeñas empresas y negocios de los trabajadores independientes. Todo esto es ahorro. El argumento micro es además contradictorio: hay que forzar a los trabajadores a que se vuelvan autónomos. La contradicción se refleja en la realidad: cuando tienen la opción, al llegar a la edad de jubilación, la mayoría de los trabajadores prefieren que les devuelvan sus ahorros, en lugar de recibir una pensión. Quizás el asunto es otro: mucha gente tiene mejores opciones para su dinero que mantenerlo en una AFP donde el rendimiento real es bastante modesto (3,6% en los últimos cinco años o incluso negativo, como ha ocurrido algunos años).

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El argumento fiscal es aún más problemático. Si las cuentas individuales tienen un rendimiento modesto, no pueden ofrecer una pensión mínima, a menos que haya algún mecanismo de solidaridad o alguna garantía implícita del Estado. Por otro lado, durante un período de transición que puede durar muchas décadas mientras desaparece el sistema de reparto simple, el déficit fiscal aumenta porque Colpensiones pierde sus afiliados activos pero tiene que seguir pagando las mesadas de sus pensionados. Por esta razón, el gobierno no tiene otra opción que aumentar el recaudo tributario.

Hay una implicación muy grave de todo esto: pasar de un sistema de reparto a uno de ahorro individual es injusto con las generaciones jóvenes ya que, durante la transición, estas tienen que ahorrar para su propia pensión y además pagar impuestos para pagar la pensión de las generaciones mayores hasta que mueran.

En vista de todo esto, la discusión debería centrarse en si debe obligarse a los trabajadores a estar afiliados a algún régimen de pensiones. Puesto que los sobrecostos laborales son uno de los grandes impedimentos para la formalización del empleo, eliminar la contribución obligatoria del 16% del salario para pensiones sería un gran paso para resolver los problemas del mercado laboral colombiano. Si se dejara “marchitar” el régimen de prima media de Colpensiones y se permitiera la afiliación voluntaria al régimen de ahorro individual, el gobierno no tendría que interferir tanto en el funcionamiento de las AFP, y podría haber más innovación y más competencia en este sector.

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Si se tomara esta decisión el gobierno podría concentrarse en lo que debe ser su responsabilidad: proteger a los adultos mayores pobres. La forma más simple de hacerlo es una pensión básica universal equivalente a la línea de pobreza. Sería una forma mucho efectiva y solidaria de protección a la vejez. Y le costaría mucho menos al fisco que las pensiones actuales que no protegen a los pobres, sino a los ricos. (Vea en Dinero.com Pensión Básica Universal).