GUILLERMO VALENCIA

EE.UU. y China libran una 'Guerra Fría' por el internet

El combate entre EE.UU. y China se libra en el mundo digital. Hoy, la carrera espacial de esta nueva guerra fría la ganará aquel que domine la inteligencia artificial y la computación cuántica.

Gustavo Valencia Patiño, Gustavo Valencia Patiño
29 de octubre de 2019

¿Qué tienen en común Roma, Napoleón, los mongoles, el Imperio Británico, Stalin y Hitler? Cuando revisamos sus triunfos y carreras, vemos que todos compartieron el deseo de extenderse hacia una misma parte del mundo. 

"Quien gobierna Europa del Este controla el Heartland;

quien gobierne el Heartland comanda la Isla del Mundo;

quien gobierna la Isla del Mundo manda al mundo".

Halford John Mackinder, estudioso de la geopolítica, se refirió a esa zona como Eurasia, la ‘Isla del mundo’ y quien la controle ganaría la dominación mundial. Sin embargo, también tienen algo en común todos: fueron derrotados en lo militar o terminaron en bancarrota. 

¿Quién domina a Eurasia hoy? Cuando vemos la historia de EE.UU. notamos que desde su comienzo creó un área de influencia de ultramar, que le garantizó su liderazgo de la economía tras la Segunda Guerra Mundial. 

EE.UU. entendió que no solo dominar la zona euroasiática era clave, sino que el éxito también llegaba por cuenta del control de la zona adyacente, o ‘Rimland’. La presión de Ronald Reagan contra la Unión Soviética, en la década de 1980, sumada a la caída del precio del petróleo, fue la estrategia más exitosa hacia el final de la Guerra Fría.

Ese poder estadounidense lo podemos ver en la parte azul del siguiente gráfico:


Teoría de John Mackinder ilustrada. Fuente: http://sfppr.org.

Sin embargo, con la instauración de la globalización en el área adyacente a Eurasia, por parte de EE.UU, este país sufrió el revés de las intervenciones militares. Tras el 11 de septiembre de 2001,  se dieron las invasiones de Irak, Afganistán, con lo cual EE.UU. entró en una zona hostil, en la que convirtió a sus aliados del pasado en enemigos. 

En la práctica, las invasiones de EE.UU. a esta zona representaron un gasto militar demasiado alto: crisis económica, una presión política interna y la idea de que la ‘guerra contra el terror’ se desbordaría hacia otros países.

Esta constante inestabilidad de EE.UU., aunque nos cueste creerlo, le permitió a China crecer más rápido gracias a la globalización. Fue con esta que se consolidaron las reformas que sacaron a mil millones de personas de la pobreza extrema, y le permitió a Beijing meterse en la puja por el liderazgo tecnológico.

La lucha de China por Eurasia  

Hoy, China tiene un líder más poderoso que Mao Zedong y Deng Xiaoping. Xi Jinping  ha propuesto un ambicioso proyecto para controlar el comercio internacional en Eurasia. Así como Gengis Kahn trató de conquistar la isla del mundo con sus hordas mongolas, Xi Jinping lo piensa hacer un su inmenso proyecto de infraestructura: One Belt, One Road.


Mapa de la Nueva Ruta de la Seda propuesta por China. Fuente: The Star Graphics.

Sin embargo, al igual que EE.UU., China comprendió que un mero control físico no es garantía de nada. Por eso, la estrategia real viene por cuenta de los gigantes económicos de internet, es decir, se asegura las avenidas digitales ( Huawei, ZTE) para los productos chinos de Alibaba y Tencent entre otros. 

¿Qué vendrá luego? Al parecer China busca poner en el mercado una moneda digital que le permita tener la hegemonía económica en Eurasia. Por eso, mientras los entes regulatorios le ponen trabas a Facebook y Libra, en Beijing ya se está dando el debate sobre la adopción masiva del Blockchain como una prioridad. 

Esto nos muestra que la competencia será por internet, lo cual implica ciberguerras y uso de la criptografía. En otras palabras, la carrera espacial de la nueva guerra fría es por el desarrollo de la inteligencia artificial y el computador cuántico. El país que tenga ambas tecnologías y logre aplicarlas a lo cotidiano tendrá la tan anhelada hegemonía mundial. 

Parafraseando a John Mackinder, en nuestro mundo actual quien controle la computación cuántica, tendrá el control de criptografía; quien domine la criptografía lo hará con internet, y aquel que domine el ciberespacio dominará el mundo.