OPINIÓN ONLINE

Educación, riqueza y desigualdad

Una educación de calidad para los más pobres revertirá el destino que determinan el hogar o la cuna en la cual las personas nacen y se desarrollan en los primeros años de vida.

Ángel Pérez
10 de junio de 2016

Los informes de panorama social de los años 2014 y 2015 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), así como los datos del Departamento de Planeación Nacional (DNP) y del DANE muestran que en los últimos 4 años la pobreza en Colombia disminuyó. Por ejemplo, CEPAL sostiene que la tasa de pobreza cayó en la gran mayoría de los países latinoamericanos, en el período 2010-2014: Uruguay (a una tasa equivalente anual del -14,9%), el Perú (-9,8%), Chile (-9,1%), Brasil (-7,9%) y Colombia (-6.4%).

 También, el DNP señala que la pobreza se redujo entre 2010 y 2015, según esta Entidad 4.574.000 personas salieron de esa condición, en Colombia la pobreza en 2015 se situó en 27,8%. Otro dato, con el cual soporta el DNP la decrecimiento de la pobreza es el incremento de la clase media en más de 4 millones de personas para el mismo periodo (hogares con ingresos entre $1.800.000 y $7.000.000 mensuales), clase media que ya alcanza 13 millones de colombianos (27,% de la población del país).

 Sin embargo, progresamos pero la desigualdad se mantiene. El DANE que calcula por medio de la encuesta de hogares el coeficiente de Gini (que mide la desigualdad en el ingreso de las personas, donde 0 sería la distribución perfecta y 1 la peor desigualdad) sostiene que éste decreció, entre 2010 y 2014, de 0.56 a 0.52. Sin embargo, la CEPAL al cruzar información de encuesta de hogares con información tributaria, le otorga a Colombia para el año 2014 un Gini de 0.55, pero agrega que midiendo una serie de 1993 a 2014, sobre la base de datos tributarios, Colombia es el país, durante los últimos 11 años, donde el 1% más rico se queda con el mayor porcentaje de los ingresos totales. En este periodo, el máximo nivel de captura por parte del 1% más rico en Colombia se logró en el año 2010 (20,5% del ingreso total del país), mientras que Argentina en el 2007 el 1% de los más ricos se quedó con el 16,8% y en Uruguay en 2012 alcanzó el 14%.

 Los anteriores datos sirven para ilustrar que, a pesar de la disminución de la pobreza, Colombia no ha logrado avanzar en serio para reducir la concentración de la riqueza, en unos pocos, y con ello afectar las posibilidades de bienestar para la mayoría de la población. Diversos informes del Banco mundial, del BID y de la CEPAL nos sitúan como uno de los países con mayores desigualdades del mundo, situación que lo corrobora un Gini país de 0.52 o de 0.55, depende como lo midan.

 Tiene razón Eduardo Lora quién en reciente columna, en la Revista Dinero, afirmó que 12 países latinoamericanos han tenido avances en equidad, Colombia no, además el escribió que una de las causas por las cuales la desigualdad campea es “el desplazamiento forzado que han sufrido 5,3 millones de personas como resultado de los ataques e intimidaciones de las Farc, el ELN y los paramilitares a la población civil. Los desplazados representan la mitad de la población rural que tenía el país hace 20 años”. Además, Lora dice que el desplazamiento produjo en la población afectada una pérdida de activos e ingresos (equivalente a 37% de su capacidad de gasto permanente, mientras que los más pobres perdieron el 72%)

 Sin duda la perdida de activos, producción e ingresos en las regiones de mayor violencia se correlaciona con la pobreza y el subdesarrollo en la cual vive la población que se quedó, los más pobres. Mientras los que se desplazaron a las ciudades engrosaron las personas dedicadas a la informalidad o a disputarse un mercado de trabajo donde miles de personas, con bajos nivel educativo, están dispuestas a trabajar por salario mínimo o menos, situación que de hecho favorece las ganancias de las empresas o de los patronos y los bajos ingresos de las familias.

 La anterior afirmación se sustenta con la primera encuesta Nacional de Verificación (ENV) sobre condiciones de los desplazados en Colombia, efectuada a finales del año 2007 y elaborada y procesada por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo, CID, de la Universidad Nacional. Esta encuesta encontró que el 54% de la población desplazada era menor de 20 años, el 13.9% de los mayores de 15 años eran analfabeta y sólo tenían 4 años promedio de educación. La cobertura bruta para los niños entre 5 y 6 años alcanzaba el 56.3%, mientras que la educación media era de 31.2%.

 Pobreza, guerra, desplazamiento, bajos niveles educativos de la población y mala calidad de la educación para los niños y jóvenes de las familias más vulnerables (así lo demuestran los resultados de las pruebas SABER y PISA realizadas en Colombia) han contribuido a concentrar el ingreso en Colombia. Mejorar la distribución de la riqueza demandará oportunidades reales para los pobres, en este sentido el país requiere pasar de 4.5 a 6 puntos del PIB como porcentaje del gasto educativo oficial y correlacionar educación de calidad con: desarrollo político (formación para la paz y ciudadanía), económico (relación entre educación, producción y trabajo) y cultural (música, danza, teatro)