ÁNGEL PÉREZ MARTÍNEZ

Educación o enseñar a pensar

En Colombia la mayoría de las instituciones escolares están reproduciendo enseñanzas tradicionales en el aula escolar, donde lo que menos importa es lograr que los estudiantes aprendan a pensar, para tener un sentido crítico de la vida; a comunicar, para escuchar y hablar con el otro; y a convivir, para desarrollar una ciudadanía donde la vida, la libertad, el amor y la ética humana sean la esencia de la acción del ser humano.

Ángel Pérez, Ángel Pérez
30 de octubre de 2017

En la educación básica y media no lo estamos haciendo bien. La política educativa de la nación y las regiones, basada en mejorar las pruebas estandarizadas, no ha permitido discutir y promover acuerdos sobre temas como el trabajo de los docentes en el aula, el estímulo al cerebro de los estudiantes y la motivación a aprender, el desarrollo del trabajo colaborativo con los alumnos y padres de familia, y la inserción de nuevos modelos educativos que de manera innovadora enseñen a los alumnos a pensar, a comunicar y a convivir.    

Sobre los fines y el quehacer en educación básica, los expertos, académicos y organismos internacionales comparten en esencia los siguientes propósitos que debería tener la política educativa: mejorar la educación inicial, fortalecer la formación de los docentes, innovar en los procesos de enseñanza y aprendizaje en las aulas escolares, buscar el bienestar y la felicidad de los estudiantes en el proceso educativo, involucrar a los padres de familia en la educación de sus hijos y contar con una infraestructura y dotación de acuerdo con el proyecto educativo.

En Colombia subsisten problemas estructurales de cobertura y asignación de recursos, y la discusión sobre la calidad de la educación hasta ahora empieza. El Ministerio de Educación Nacional ha centrado su atención en cómo mejorar los resultados de las pruebas SABER y PISA, pero muestra escaso interés en los temas pedagógicos, curriculares y de contenidos.

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La excepción son algunos rectores, coordinadores y docentes que, remando en contra la marea, aún discuten de pedagogía y tratan de innovar en su trabajo educativo. Los rectores sostienen que ellos son obligados a encaminar sus esfuerzos hacia los temas administrativos y de financiación; los informes y la entrega de datos de un día para otro a las secretarías de educación, al Ministerio y a otros despachos gubernamentales se ha convertido en la esencia de su trabajo. Por su parte, los sindicatos de los docentes tampoco promueven y trabajan de manera sistemática los temas pedagógicos. ¿Cuánto se añora el Movimiento Pedagógico? movimiento que durante los años ochenta desde FECODE determinó e impuso una agenda a los maestros de Colombia para que más allá de los problemas de salarios y estabilidad, también se preocuparan por su quehacer en el aula, los contenidos de la educación y por los niños.

En el modelo actual, donde se impuso lo administrativo a lo educativo, el MEN direcciona el sistema educativo a la gestión y la gerencia, lo pedagógico es menor, las actuaciones de los secretarios de educación y de los rectores responden a dicho modelo.

Lo anterior explica por qué no tenemos respuestas precisas sobre cuáles son los modelos educativos y la forma como trabajan los docentes en la educación básica y media oficial. El Ministerio es la entidad responsable y quien cuenta con la capacidad y los recursos para investigar, hacer seguimiento y evaluar sobre el desarrollo de estos temas a nivel nacional. ¿caso queremos seguir con un modelo educativo donde perduran los estudiantes pasivos? ¿donde el profesor lo sabe todo y se limita a exponer y evaluar? ¿Dónde el estudiante es receptor de conocimiento y su rol se limita a ser juicioso y a escuchar? Además, ¿cómo cambiar cuando los docentes trabajan con escasos apoyos didácticos y sin poder contar con un buen soporte en las TIC?

Un documento del World Economic Forum señalaba que “Un estudio realizado en 2010 por el MIT descubrió que la actividad cerebral de un estudiante, donde el alumno es sólo receptor de información, es similar a cuando ve la televisión. Según el profesor Peter Senge, la fórmula actual es siempre igual: los profesores tienen el control y los alumnos no son proactivos. Dicha fórmula debe cambiar, porque alumnos y profesores tienen que aprender de forma conjunta y desarrollar los mismos intereses”.

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En la escuela oficial no se trabaja en equipo entre directivos y docentes o entre docentes, y aún menos con los estudiantes. Pocos docentes aceptan ser observados en el aula, aún por sus colegas o por los rectores. Ojo, observados, no evaluados. ¿Cómo puedo como maestro aprender o innovar en educación si me niego a enseñar a mis colegas sobre mi práctica educativa o a aprender de las experiencias, con aportes significativos, de otros?

La escuela, con ayuda del Ministerio de Educación y de las secretarías de educación, se tiene que transformar desde adentro, para ello debe desaprender y olvidar las viejas prácticas educativas. Los docentes hoy no tienen las respuestas a todo, muchas veces deben aprender a enseñar lo que no saben, eso ya es innovación, pero antes que nada deben cambiar su autoridad y control tradicional sobre los estudiantes.

Los niños tienen enormes capacidades para aprender y para enseñar a los docentes. La primera condición es que los maestros permitan e incentiven a los niños y a los jóvenes a ser proactivos, a que el reto del proyecto pedagógico sea desarrollar sus habilidades cognitivas para aprender. Esto es, buscar y procesar información, interpretarla y asumirla de manera crítica, ojalá en equipo.    

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