GUILLERMO VALENCIA

Un dólar fuerte pinchará las burbujas de Netflix y Amazon

El ascenso de esta moneda continuará, pero afectará a países y empresas con grandes deudas en dólares. Para entender qué sucede debemos conocer las diferencias entre las políticas económicas de China y EE. UU.

Gustavo Valencia Patiño, Gustavo Valencia Patiño
30 de octubre de 2018

Estados Unidos sigue dando señales de que su economía se encuentra fuerte. Sus indicadores claves están verde: tienen un máximo de capacidad instalada, el Índice de Gestores de Compras (PMI) se encuentra en niveles máximos y el desempleo en mínimos. Todo sugiere que la política monetaria de la FED mantendrá su retiro de liquidez.

No obstante, otra es la historia de China, que empieza a mostrar signos de debilidad y de gran contracción en su sistema de crédito. Aquí, las necesidades en política monetaria no podrían ser más diferentes: a China le urge un estímulo para no entrar en números rojos.

Para resolverlo, Xi Jinping tendrá que recurrir tanto a herramientas monetarias como fiscales.

En este momento, la moneda china se encuentra en el centro de esta divergencia y sus diferenciales de crecimiento se manifestarán en más presiones devaluatorias sobre la divisa.

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Teniendo en cuenta la comparación, registrada en la siguiente gráfica, entre el yuan, que se transa en Hong Kong (CNH), y la valorización del índice que replica el comportamiento de los bonos del tesoro a 20 años, podemos concluir que el yuan podría devaluarse al menos un 10% más.

Yuan chino en Hong Kong vs. precio de los bonos del tesoro de EE. UU. Fuente: Trading View.

Si bien China cuenta con las reservas internacionales más grandes de cualquier país emergente, la mayoría de estas no son líquidas o están comprometidas en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. En este sentido, la potencial devaluación del yuan es la última ‘pata‘ que le faltaba a la valorización del dólar a nivel mundial, la cual empezó en el 2014.

Por lo tanto, un dólar fuerte cobrará más víctimas en varios mercados emergentes y en las corporaciones altamente endeudadas en dólares. No olvidemos que hay US$3.500 millones de deuda ubicados en estos mercados.

En Europa soplan vientos de tormenta

La intersección entre el populismo italiano y la debilidad del sistema bancario puede dar origen a un problema de liquidez en Europa. Con la subida de las tasas de interés en Italia, los activos del sistema bancario de ese país decrecen, y con ello, la relación entre cartera vencida y reservas. Es decir, al mantener una caída superior al 4%, la cantidad de bonos que son activos en la banca italiana serían iguales a los de una cartera vencida.

A esto se le suma que desde enero de 2018 las acciones de los bancos europeos han caído un 24%. En este escenario, el bono italiano de 10 años se vería afectado por ese nivel del 4%, lo que ocasionaría mayores caídas, creando aún más aversión por riesgo a nivel global.

Esta aversión creada en Europa tendría un impacto en los gigantes tecnológicos de EE. UU.

Netflix y Amazon, primeros desinflados

Si bien los fundamentales de la economía son sólidos, hay ciertas acciones que con el aumento de la aversión por riesgo pueden sufrir grandes caídas. Tal es el caso de Netflix y Amazon. No obstante, esto significa oportunidades de compra en acciones con fundamentales robustos después de que el episodio de liquidez termine.

La actual situación nos hace recordar a 1998, cuando el ‘default’ de Rusia ocasionó que muchos fondos cuantitativos, que estaban excesivamente apalancados, activaran los sistemas de riesgo, creando una venta sincronizada que se tradujo en la quiebra del Long Term Capital Management, fondo emblemático administrado por premios nobel de economía.

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Este fue un ejemplo de que cuando la liquidez se seca no hay ningún blindaje que valga para las monedas de mercados emergentes. Los analistas han creído que al escudarse en el petróleo estarían protegidos ante la amenaza de un dólar desbordado. No obstante, debemos preguntarnos: ¿quién será la próxima víctima del enérgico aumento del precio del dólar? Sin ir tan lejos, es claro que el peso colombiano es bastante vulnerable a una presión continua, pero eso no significa que pueda ser el único damnificado.