RAÚL ÁVILA FORERO

Deseos de año nuevo

2021 es un año que alberga un sueño común: el fin de la pandemia. Pero no es el único. Muchos confiamos que sea un año de oportunidades para poder saldar más de un pendiente que nos dejó el año anterior.

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
4 de enero de 2021

Con el fin de año se empieza a pensar en los propósitos cumplidos, los pendientes, lo ganado, lo perdido, lo que hemos gastado y lo que hemos podido ahorrar, los libros que quedaron por leer, los viajes que queremos hacer, en fin. Todo un balance de cierre de fin de año que nos invita a plantearnos nuevos propósitos y metas para el ciclo que se viene con el año que recién inicia.

El 2020 que termina nos ha enseñado que no siempre salen las cosas como nos gustaría y que debemos estar preparados para los escenarios más inciertos que podamos imaginar. Muchos cerramos el año con problemas y preocupaciones, pero el 2021 se plantea ahora como un faro de esperanza con la ilusión de que las cosas finalmente mejoren y finalice, por así decirlo, la mala racha.

Teniendo en cuenta todos los sucesos que pasaron en lo corrido del año pasado, podríamos tener una lista de deseos con los anhelos que compartimos casi que a nivel mundial para tenerlo como un referente de las lecciones aprendidas y/o los puntos pendientes que nos deja el año pasado.

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Uno de los más transversales debe ser la continua lucha contra el racismo que se ha propagado en todo el mundo. En una era en la que criticamos las desigualdades sociales, volver a ver actos de intolerancia y de discriminación contra las personas por su color de piel es un retroceso de gran magnitud.

Por ello, un deseo que debería primar este año es la lucha por los derechos de todas las personas, sin discriminación alguna. De hecho, en épocas en los que la migración ha aumentado en todo el mundo, la xenofobia no ha estado exenta de revivir en este crudo panorama. En esto, es importante reconocer y regularizar la situación de los migrantes, incluyendo un sistema de salud público integral.

Y aunque estos dos son los problemas más recurrentes, a nivel nacional no debemos descuidar la discriminación y el descuido institucional sobre comunidades indígenas, campesinas, negras y afrocolombianas. Muchas de estas comunidades aún viven un panorama desolador, que se registra desde mucho antes y que ha empeorado por la pandemia, en donde la hambruna, los abusos de la fuerza pública, el desplazamiento forzado, el desempleo y hasta la falta de un sistema de salud priman en su condición.

Por supuesto, es más que necesario repetir una y otra vez la importancia de un sistema de salud más sólido. Con todo el desastre que nos dejó la expansión del coronavirus pudimos darnos cuenta de que muchos sistemas en la región colapsaron por la falta de inversión y previsión en materia de salud. Muchos no dieron abasto en los picos de pandemia y el presupuesto fiscal tuvo que responder con más deuda, al menos en el caso de Colombia.

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Allí han surgido propuestas sobre reformas tributarias y fiscales para intentar cubrir el enorme gasto público. Sin embargo, otro deseo para este año es para los hacedores de política pública. Si bien hay que hacer algo con este enorme hueco fiscal, no hay que tomar decisiones apresuradas y subjetivas. Se debe considerar todo lo que soportaron las personas para sobrellevar un año tan difícil.

Aumentaron los índices de desempleo, los índices de mortalidad empresarial, los índices de pobreza, los índices de desigualdad y, más que seguro, los de informalidad laboral. En realidad, son muchas condiciones las que se juntaron que resultaron en un duro golpe al bienestar de la ciudadanía.

Así, es importante considerar planes para la recuperación del empleo que estimulen la formalidad, que permita una mayor contribución en la seguridad social de los trabajadores para asegurar su salud y una pensión para su vejez, que permita una movilidad social más incluyente.

Igualmente, según cifras del Dane, las mujeres han sido las más afectadas por el desempleo en la pandemia. Por supuesto, esta es una cuestión de especial atención. Trabajar en la desigualdad de género en materia laboral también debe tener un plan específico y estratégico que contribuya a solucionar esta problemática. De hecho, es sólo una pequeña parte de la lucha feminista que debe mantenerse en este nuevo año.

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Por otro lado, aunque ya se ha avanzado en la compra de una primera dosis de vacunación, sería ideal tener un plan de priorización para todo el personal de salud que día a día se enfrenta a las condiciones más duras de esta nueva ola pandémica. No obstante, es importante considerar al tiempo a la población más vulnerable al coronavirus, sin discriminación alguna.

Finalmente, la condición medioambiental también debería tener mucho más protagonismo. De hecho, voltear la mirada hacia nuestros territorios y pelear por su conservación es un deseo que se ha mantenido en la lista bastante tiempo y que debería avanzar mucho más en materia de protección y desarrollo sostenible para buscar, en paralelo, el bienestar de las comunidades rurales que tanto luchan por su defensa.

Mantengamos la actitud para que este año que empieza sea mejor. Por supuesto, el autocuidado y la disciplina en el cumplimiento de los protocolos no puede faltar. Pero pensar en un próspero 2021 también está al alcance de nuestras acciones para acercarnos a estos y muchos deseos más.