OPINIÓN ONLINE

Deje de buscar el océano azul y enfóquese en las necesidades de sus clientes

La innovación puede impactar la economía según el enfoque que se le dé: ¿Quiere optimizar sus procesos y recursos? o ¿quiere expandir su mercado? La respuesta se encuentra en las necesidades de los clientes.

Juliana Sánchez Trujillo
17 de mayo de 2016

En épocas de crisis, la mayoría de las organizaciones se enfocan en disminuir su input, lo que se refleja en estrategias de disminución de costos, pero no muchos buscan las respuestas en el output. Sin embargo, si lo que queremos es buscar la generación de valor a través de la innovación, esta ecuación tiene que invertirse, pues esto no afecta solo a las organizaciones sino también a la economía del país.

La innovación debe ser entonces una herramienta que nos permita transformarnos, pero también que produzca cambios positivos en el camino de reducción de los niveles de pobreza. La innovación tiene responsabilidades en este proceso según el enfoque que adoptemos. Así, cuando se reduce el input, pueden generarse ahorros positivos para la organización. Sin embargo, esto también es sinónimo de disminución de puestos de trabajo, lo que genera más desempleo, disminuye la capacidad adquisitiva y desacelera la economía. Pero por el contrario, cuando nos enfocamos en aumentar el output, se requiere crear puestos de trabajo para aumentar la producción, lo que se traduce en más empleo, más capacidad adquisitiva y crecimiento de la economía. La innovación por tanto se plantea como una de las soluciones para salir de los ciclos de pobreza.

Teniendo en cuenta lo anterior, gran parte de la innovación está en actividades que conllevan a la optimización de procesos y recursos, pero el futuro de la misma se encuentra es en la expansión de mercado. ¿Pero cómo lograrlo? Expandir el mercado no implica solo aumentar los porcentajes de participación en el mismo, sino en buscar nuevas formas de participar en ellos. No hablo aquí solo de crear nuevos productos o servicios, sino de enfocarse en nuevos mercados, en crear experiencias diferentes para el cliente e incluso en transformar el modelo de negocio a modo de que se convierta en una propuesta atractiva para nuevos clientes. En otras palabras, no solo es enfocarse en la búsqueda del océano azul, sino más importante aún comenzar a entender a profundidad las necesidades que tienen los clientes, teniendo en cuenta que estos pueden no ser conscientes de ellas.

La pregunta ahora sería: sí el cliente no sabe lo que necesita, ¿cómo sabemos nosotros qué soluciones generar? La respuesta puede encontrarse en herramientas como las del Pensamiento de Diseño que combinan la investigación con la creatividad, a modo de generar resultados que vayan de la mano de lo que las personas necesitan. Estas necesidades surgen de entender a profundidad las dificultades, obstáculos e incluso metas que se tienen frente a una experiencia, producto o servicio; y hablo de metas porque nuestra tendencia natural es a buscar soluciones solo en los problemas, olvidando que las fortalezas también pueden brindar oportunidades de escalabilidad o incluso de desarrollo de nuevas líneas de negocio. Jack Welsh lo plantea de una manera muy sencilla: “Cambia antes de que tengas que hacerlo”; todo depende entonces del lente con el que observamos nuestro entorno; así, podemos buscar generar círculos virtuosos de riqueza que no solo beneficien a la empresa, sino también que impacten de forma positiva a la sociedad.