JULIO ANDRÉS ROZO GRISALES

Debate entre carnívoros y vegetarianos: dogmas, fanatismo y falta de autoliderazgo ambiental

Reflexionar e informarse un poco más allá del dogma es necesario porque al hacerlo, se tendrían mejores argumentos para debatir, convencer o persuadir.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
29 de noviembre de 2018

La mayoría de personas a las que les pregunto ¿cuál es su contribución para cuidar el medioambiente?, responden cosas como: reciclar, reducir el tiempo en la ducha, compartir el carro, comprar lo necesario, dejar de consumir carne, etc. Y pues bien, no está mal. El hecho de que tengan una respuesta tan directa y certera ya es un gran avance.

No obstante, lamento decir que pese a este avance, por ahí, todavía no es la cosa. Acciones como esas son simplemente eso, acciones que en muchas ocasiones se hacen por el simple hecho de avivar un clásico de los dichos colombianos: “a dónde va Vicente, a donde va la gente”. ¿Por qué?

Generando dogmas, fanatismos y otras cosas

Vicente va pensando, diciendo y haciendo lo que piensan, dicen y hacen los demás sin reflexionar por qué. Así es como se crean los dogmas, paradigmas e incluso los fanatismos y odios. Siguiendo a Vicente es como de verdades a medias se crean verdades absolutas.

Sí, como borregos al matadero repetimos como loras mojadas lo que los otros dicen o hacen. Como todo el mundo dice que reciclar y bañarse en menor tiempo es bueno para el medioambiente, yo lo digo también y me siento liberado de culpas ambientales.

A mí me enseñaron que si quería evitar conflictos innecesarios debía apartarme de conversaciones sobre política, religión y deportes. Hoy en día, creo que hay que sumar un tema a la lista, hablar sobre comer carne vs. ser vegetariano o incluso vegano.

Debido al tremendo error de tragar entero y tender a dogmatizarlo todo, no solamente se termina llegando a extremos de posición ideológica que pueden causar odios entre quienes conversan, sino que también, se termina haciendo cosas “en pro del medio ambiente”, sin reflexionar si realmente hay un impacto real a favor del medio ambiente. Escribo esto porque ya han sido varios los rounds de debates subidos a tono que he presenciado entre carnivoros y vegetarianos.

Le puede interesar: La lucha contra el cambio climático requiere mejores instrumentos de comunicación

Reflexionar e informarse un poco más allá del dogma es necesario porque al hacerlo, se tendrían mejores argumentos para debatir, convencer o persuadir. ¿Quién dijo que ser vegetariano o vegano es una alternativa libre de emisiones de gases de efecto de invernadero, por ejemplo?, ¿cuál es el sentido de dogmatizar el reciclar, el bañarse en menos tiempo, el comprar lo necesario, si cada una de estas acciones se hacen siguiendo a Vicente y terminan siendo tortuosas, menos placenteras y desenfocadas hacia un impacto ambiental real?

¿Qué quiero decir con todo esto? ¿Acaso como ambientalista estoy desvirtuando el discurso ambiental? De ninguna manera, tan solo quiero hacerle frente al hecho de dogmatizarlo todo sin reflexionar los "para qués" de las acciones ambientales:

  • Los dogmas son los responsables de que algunas personas terminen satanizando el plástico o el petróleo pero en su día a día utilizan, se movilizan o consumen cosas que contienen esos elementos. El dogma consiste en la incapacidad de comprender que indudablemente es necesaria la transición energética, pero que esto es un proceso que comprende muchas variables y no un simple switch-off que sucede de la noche a la mañana.
  • El dogma conlleva a limitar el panorama y la comprensión sobre lo que significa la corresponsabilidad. Me sorprende ver personas que van con toda contra las empresas que producen o utilizan plásticos pero que no reconocen su propio papel como consumidores y no saben cómo utilizar y disponer los plásticos de manera correcta para que ellos puedan ser reciclados y no lleguen a los ríos o a los mares. En otras palabras, el debate sobre los plásticos es un debate  no solo de producción sino también de consumo.
  • Los dogmas pueden conducir con el paso de los años, a medida que el cambio climático siga su rumbo, a generar fanatismos e intolerancias sobre el pensamiento y la acción de la otra persona. A esto hay que ponerle atención desde ya. Necesitamos más pedagogía, motivar la sensibilidad y generar mecanismos de prevención para que tal como sucede con la política (polarización), la religión (fanatismos) o los deportes (la violencia desatada en la final del mundo River vs Boca), los pensamientos o posiciones ambientales no se conviertan en un nuevo campo de batalla o motivo de discordia.

Lea también: Cuando la corrupción mata el emprendimiento en Colombia

  • Los dogmas son los responsables de que un acto en pro del medio ambiente (ejemplo, reducir el consumo de carne roja), termine haciendo de una acción a favor del medio ambiente, un hecho aislado que no permanezca en el tiempo debido a que la motivación no supera el placer (como cuando terminaba sintiendo ansiedad al ver y querer tantas chuleticas, chorizos y demás en los asados de amigos y familiares, pese al regocijo momentáneo que me generaba el sentir que estaba reduciendo mi huella de carbono al no consumir carne). En otras palabras, consumir de manera sostenible debería ser un placer y no un sacrificio.
  • Los dogmas producen placebos pasajeros que no necesariamente se traducen en hábitos sostenibles, responsables y permanentes, tal y como sucede cuando se dice “reciclé en casa” y a la media hora se está comprando cosas innecesarias en el centro comercial.
  • Los dogmas pueden generar mayores efectos rebote (ejemplos extremistas: eliminar el plástico a toda costa vs. la pérdida de empleos en el sector; el uso de pesticidas para aumentar la producción de vegetales debido al aumento de su demanda; el sobreuso de agua o energía para reciclar algún material cuando éste debería no ser reciclado como mejor opción).

En resumen: analizar o debatir los temas ambientales no es una cuestión de extremos, no hay blancos o negros, hay colores. No hay verdades absolutas, por el contrario, hay contextos y “dependes”. No hay propuestas que puedan ser llevadas a la inmediatez, sino procesos en donde todos los actores de la sociedad y las variables que los condicionan necesitan ajustes. Hay una necesidad de tener más información y disposición para reflexionar. En últimas, analizar y hacerse a un concepto y posición sobre los temas ambientales demanda más liderazgo, o mejor aún, más autoliderazgo para invitarse a sí mismos a comprender que las alternativas son múltiples y que no necesariamente Vicente va al lugar que es.

Le sugerimos: Sin mercado no hay empresas sostenibles: otro reto de la sostenibilidad en Colombia