MAURICIO BOTERO CAICEDO

De Venezuela a Venechina

Para todo analista serio, económicamente hablando, Venezuela ha dejado de ser un país viable.

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
9 de enero de 2019

Y ha dejado de ser un país viable porque Maduro y los chavistas, dada su proverbial y reconocida incompetencia, se han encargado de destruir la fuente principal – por no decir única - de los ingresos: el petróleo. La bancarrota definitiva de Venezuela está cada día más cerca: la producción de crudo, de la cual depende el gobierno para el 95 por ciento de sus ingresos, disminuye en 100.000 barriles mensuales, lo cual conlleva a que en pocos meses Venezuela no va a disponer de un solo barril para exportar en el mercado abierto: su cada vez más decreciente producción o está destinada al consumo interno; o comprometida con sus aliados en el Caribe como Cuba; o pignorada a sus acreedores, principalmente los chinos.

Para muchos el anterior escenario de inviabilidad no se va a dar porque tanto Rusia como China no estén dispuestos a seguir financiando a Maduro. El autor de esta nota considera que Rusia está en disposición, más no en capacidad, de jugar un papel importante en sacar a Venezuela adelante. Y no lo veo porque Rusia hoy no pasa de ser un ‘Bully’, un matón de barrio bocón y presuntuoso, que tiene más armas que poder; y más propaganda que recursos. Su economía es más pequeña que la de Italia o la de California; y dentro del Grupo de los ‘20’ no pasa de ser jugador marginal. Rusia es lo que los tejanos llaman “big hat; no cattle”. Su papel es de pitos y flautas, y su poder se limita a enviar bombarderos que llegan a Maiquetía con el tufo de los tanques. Compra adhesiones con suministro de material bélico, generalmente obsoleto, que deja mucho qué desear, especialmente en el trópico.

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Para el autor de esta nota, el futuro de Venezuela está es en manos exclusivamente de China, con los cubanos como los posibles intérpretes y ejecutores de lo que ordenen los orientales. A la inversa de Rusia, China sí dispone de amplios recursos para seguir financiando el régimen inepto y corrupto de Nicolás Maduro. China va a continuar aportando recursos, no solo para recuperar lo ya invertido, sino porque Venezuela tiene una enorme riqueza en minerales y tierra agrícola.

La gran pregunta es ¿cuándo va China a empezar a apretar las tuercas y hasta qué nivel de detalle va tomar las riendas del manejo económico? No es una pregunta fácil de contestar, pero los chinos se tienen que haber dado cuenta que hasta ahora todo centavo que pongan en Venezuela ha desaparecido y va desaparecer como por arte de birlibirloque. Y se pierde porque jamás en la historia ha existido tal nivel de corrupción por medio de una cultura de sobornos que cabalga encima de la ineptitud. Prácticamente la totalidad de las empresas estatales de los chavistas, con PdVSA a la cabeza, están o quebradas, o al borde de la bancarrota. Los chavistas, sin el menor pudor o recato, siguen y van a seguir engordando sus bolsillos y los de sus familiares.

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No se vislumbra a nadie, que llegue con recursos frescos, ponga orden y tome las riendas, diferente a los chinos. La China evidentemente tiene deseos de tener acceso ilimitado a los recursos físicos de Venezuela, pero tengo la absoluta certeza de que se han dado cuenta que en manos de Maduro y sus acólitos, el país no es viable; y sin un cambio de administración no va salir adelante. ¿Tomarán los chinos el control de la economía venezolana, dejándoles a los cubanos el control político y policial? ¿Tendrán la voluntad política de convertir a Venezuela en un nuevo protectorado, una especie de Tibet latinoamericano? ¿Será que para todo efecto práctico los colombianos nos vamos a convertir en los nuevos vecinos de  Venechina?                                      

Apostilla: No estoy de acuerdo con la decisión del gobierno de Duque de aportar prácticamente la totalidad de los nuevos recursos para la educación superior a 32 universidades públicas. El gobierno se dejó arrinconar por una serie de estudiantes, profesores y burócratas estatales, que ni entienden, ni les importa de a mucho los cambios fundamentales en la educación que se tendrán que llevar a cabo para que Colombia deje de producir profesionales de tercera, profesionales que difícilmente van a encontrar empleo en el futuro.  

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