MAURICIO BOTERO

De Monómeros y de la encrucijada rusa

"El responsable de la desestabilización de Venezuela no es Colombia: es Nicolás Maduro y sus aliados. Dentro de estos aliados, el principal puede ser su jefe, Vladimir Putin".

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
6 de febrero de 2019

Si algo debe hacer el Gobierno con premura es entregarle el control de la empresa Monómero Colombo Venezolanos a la Asamblea Nacional y a Juan Guaidó, el legítimo presidente de Venezuela. Monómeros, filial de la petroquímica estatal Pequiven, fue adquirida en su totalidad por esta subsidiaria de PDVSA hace más de una década, cuando Ecopetrol y el Instituto de Fomento Industrial vendieron sus acciones. Monómeros, que el año pasado acaparó más del 20% del mercado local de abonos, y en el 2017 tuvo ingresos operacionales por $1,2 billones, es la mayor compañía de abonos, plaguicidas y químicos de uso agropecuario en Colombia.

Las razones por las que el Gobierno de Colombia debe traspasar a Monómeros sin dilación son las siguientes:

  • Maduro y los chavistas han convertido a Monómeros en la caja menor del régimen. Mantener a esta empresa en manos del gobierno ilegítimo de Maduro implica seguir financiando actividades que van en contra de nuestro gobierno e instituciones.
  • El gobierno del presidente Duque no puede permitir que un porcentaje tan importante del consumo de abonos y varios otros productos petroquímicos en Colombia se mantenga bajo el control de un régimen hostil e ilegítimo.
  • Monómeros, de manera abiertamente ilegal, ha estado entregándole dineros a una serie de militantes colombianos de izquierda, entre ellos posiblemente Piedad Córdoba. Es imprescindible conocer de primera mano los montos y destinatarios de los millonarios apoyos que esta empresa ha repartido.

Le puede interesar: Retos de la Infraestructura

No seguir el ejemplo de Estados Unidos, quien sin mayor dilación tomó el control de Citgo, la filial petrolera de PVDSA en Estados Unidos, y entregarle la empresa a Guaidó, sería un error. Es darle oxígeno a un gobierno corrupto.

María Zajárova, la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, es tan linda como mal informada. En días pasados doña María afirmó que Colombia es la culpable de la desestabilización de Venezuela. Nada más alejado de la verdad: los únicos responsables de la desestabilización de Venezuela son los chavistas que le han demostrado al mundo ser posiblemente el equipo más corrupto e incompetente de la historia. Pero los desaciertos políticos y económicos de Putin comparten parte de la culpa: Desde 2005, Venezuela compró un total de US$11.000 millones en armas rusas y Rusia puede tener la absoluta certeza que, ni en metálico, ni en especie, va a recibir el pago por estas armas. Venezuela no tiene un solo centavo en monedas convertibles para cubrir sus necesidades más básicas, mucho menos para pagar el armamento ruso. Como decimos localmente, ‘esa platica se perdió’, apreciada María.

Le sugerimos: De Venezuela a Venechina

El otro serio problema que tiene Rusia es que seis de sus principales empresas en el sector hidrocarburos, que tienen cuantiosas inversiones en Venezuela, enfrentan y van a seguir enfrentando serios problemas. Según Bloomberg, Rusia y sus empresas estatales de petróleo ya han prestado e inyectado, desde la llegada de Chávez, más de US$17.000 millones en Venezuela. Gran parte de los préstamos e inversiones de Rusia se han canalizado a través de Rosneft, el gigante estatal de petróleo y gas dirigido por el aliado de Putin, Igor Sechin, muy conectado con la élite del chavismo. De acuerdo con el informe anual más reciente, Rosneft vendió a Rusia US$2.500 millones de petróleo producido por la estatal venezolana PDVSA a fines de 2017. Esos US$17.000 millones también se van a perder.

En resumen, apreciada doña María, no busque el ahogado agua arriba. El responsable de la desestabilización de Venezuela no es Colombia: es Nicolás Maduro y sus aliados. Dentro de estos aliados, el principal puede ser su jefe, Vladimir Putin. No todo el mundo en Moscú debe estar contento ante la casi certeza de que Rusia jamás va a recuperar los US$28.000 millones invertidos Venezuela.

Lea también: Autos: impuestos tan anacrónicos como torpes