MAURICIO BOTERO

Cuatro colosos emproblemados

Facebook a pesar de las promesas de su fundador y mayor accionista Mark Zuckerberg, de respetar la privacidad de los usuarios, ha seguido negociando debajo de la mesa información confidencial.

Mauricio Botero Caicedo, Mauricio Botero Caicedo
20 de marzo de 2019

Hay cuatro empresas estadounidenses que, por motivos muy diferentes, están seriamente emproblemadas. La primera de ellas es Facebook, la red social que tiene más de mil millones de usuarios, cuyos problemas son de su propia creación. Según informes de prensa, un Juzgado de Nueva York está próximo a iniciar un juicio criminal contra Facebook por el uso abusivo y de información sobre los usuarios. Todo parece indicar que esta red social, sin el consentimiento de los usuarios, les vendía a terceros información confidencial. Y si bien esta práctica de vender información es relativamente común, generalmente hay una aprobación tácita o implícita del cliente para hacerlo.

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Facebook, por el contrario, y a pesar de las promesas de su fundador y mayor accionista Mark Zuckerberg, de respetar la privacidad de los usuarios, ha seguido negociando debajo de la mesa información confidencial. Pero la investigación criminal no es el único problema que enfrenta Zuckerberg: dos de sus principales ejecutivos, Chris Cox y Chris Daniels han decidido abandonar la empresa; y las investigaciones sobre dudosas prácticas tributarias y fiscales le pueden costar a la empresa miles de millones de dólares. Finalmente, el que el asesino de Nueva Zelanda hubiera podido usar a Facebook para publicitar el genocidio contra las dos mezquitas de Christchurch, habla bastante mal de los controles de Facebook.

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Otro coloso que enfrenta serios problemas es la Boeing, que se ha visto a gatas pare explicar cómo dos de sus más recientes aviones, el 737 – 8 Max, se hayan desplomado del cielo sin razón diferente a una falla inexplicable en los sistemas de control. Un accidente puede haber sido una casualidad, pero dos accidentes que de alguna manera tienen casi idénticas características, indica que algo muy serio ocurre con estos aparatos, y en esto tienen toda la razón las aerolíneas que han suspendido los vuelos de estos equipos. El mercado ya ha castigado la acción de Boeing en más de un 14%, y de encontrarse que las fallas tecnológicas recaen es sobre la empresa, la avalancha de demandas por lucro cesante y compensación de las víctimas, añadidas a las cancelaciones de nuevos pedidos y daños reputacionales, ponen a esta empresa en una situación delicada.

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Los laboratorios Purdue, los mayores fabricantes de ‘opioides’ del mundo, enfrentan serios problemas. Según informes de prensa, “Maura Healey, Fiscal General de Massachusetts, Estados Unidos, demandó a 8 miembros de la familia Sackler, propietarios de Purdue Pharma, haciéndolos responsables de la epidemia de opioides que asola al país, causando unos 400.000 muertos por sobredosis entre 1999 y 2017. Según la alta funcionaria, los acusados son “personalmente responsables” de la venta engañosa de OxyContin, una medicina contra el dolor, contratando cientos de trabajadores para  presionar a los médicos a conseguir “más pacientes con opiáceos, en dosis más altas, durante más tiempo que nunca antes”, ganando con ello “miles de millones de dólares“, según CBS News. La fiscal general argumenta que adelantaron una "campaña de ventas engañosas", y que “No quieren aceptar la culpa de esto. Culpan a los médicos, a los recetadores y, lo peor de todo, a los pacientes”.

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Finalmente está Tesla, el mayor fabricante global de carros eléctricos, cuyo excéntrico presidente y mayor accionista, Elon Musk, no parece entender que fabricar carros y luego venderlos no es una tarea tan sencilla. El autor de esta nota no tiene la menor duda de que en el curso de los próximos meses, la totalidad de los grandes fabricantes de automóviles en el mundo van a tener modelos eléctricos con desempeños iguales o mejores que los de Tesla, teniendo la inmensa ventaja de llevar muchos más años fabricando carros, redes de distribución bastante más amplias, y posiblemente bolsillos más profundos que los de Musk y Tesla. Lo que los inversionistas y potenciales clientes de Tesla deben entender, es que las tecnologías de los vehículos eléctricos no tienen dueño: en general tanto los motores como las baterías se compran es a un tercero. Los fabricantes se limitan a diseñar y producir los carros. A precios similares, la ambición de Tesla de derrotar a gigantes como la BMW, la Mercedes y la Porsche, por no hablar de las marcas japonesas y coreanas, va a ser una lucha cuesta arriba.    

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