ANDRÉS JIMÉNEZ

Con el checklist no es suficiente

Las regulaciones contra el blanqueo de dinero que nacieron a principios de los 90, con el objetivo de prevenir el ingreso de dinero del narcotráfico al sistema financiero, partían del supuesto básico de evitar que grandes cantidades de efectivo fueran depositadas en los bancos.

Dinero
22 de noviembre de 2020

La creciente tendencia en materia de sanciones a nivel internacional contra instituciones financieras por infracciones en materia de lavado de activos, muestra que la prevención de blanqueo relacionada con corrupción y fraudes corporativos no puede quedarse en la mera verificación de listas y otros checklist.

Esta concepción ha permanecido en el imaginario de lo que es lavado de activos para las personas de a pie, pero increíblemente también para algunas otras dentro del sector financiero, quienes piensan que, si no tienen oficinas donde se atienda público o no tienen operaciones en efectivo, no tienen riesgo de lavado.

Nada más falso que eso, pues el lavado de activos hace mucho tiempo dejó de estar relacionado únicamente con el narcotráfico y con el dinero en efectivo. No cambiar esta percepción del siglo pasado puede salir muy costoso. Tanto las operaciones de blanqueo como la regulación han evolucionado en los últimos 30 años.

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Las sanciones y operaciones por parte de las autoridades en los últimos años han ido atacando y sancionando cada vez más el lavado de activos sofisticado y de gran impacto, los cuales funcionan de una manera totalmente diferente.

¿Quiere esto decir que hay que dejar de preocuparse por el efectivo? Por supuesto que no.

Sin embargo, tratándose de hechos de corrupción pública o corporativa hay casos en los que los dineros ya están en el sector financiero y circulan sin levantar sospechas. Algunos piensan que por estar estas sumas dentro del sector no aplican los mismos controles y por tanto estas transferencias no tienen consecuencia alguna. Nada más equivocado que eso.

La falta de adaptación de algunas entidades financieras a estos nuevos entornos regulatorios y preventivos las han llevado a cometer faltas en estos temas que les han salido bastante costosas.

Las sanciones y multas más importantes a nivel internacional en los últimos años no han estado relacionadas con temas de narcotráfico, sino con debilidades de los bancos cuando se trataba de impedir que se lavara dinero proveniente de otro tipo de actividades ilícitas como la corrupción, violación de sanciones internacionales o evasión de impuestos.

Algunos de los últimos casos importantes en Europa y Estados Unidos han tenido como común denominador por parte de las autoridades el señalamiento de las fallas en los sistemas anti-blanqueo por el procesamiento de pagos que tenían bastantes señales de alerta en su origen, naturaleza o destinatario.

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Las sanciones dejan claro que no basta con tener como mecanismo de prevención el hacer un checklist en materia de conocimiento del cliente, hacer un par de preguntas solo por cumplir o inclusive limitarse a enviar un ROS. Las multas más numerosas e importantes se refieren a fallas en el monitoreo de clientes y de sus actividades sospechosas, es decir, fallas en lo que según las autoridades tenían características de una posible operación de lavado, y a juicio de éstas, el banco falló en su gestión.

En Colombia, la tendencia sancionatoria ha venido incrementándose en los últimos años después de que el Informe de Evaluación del Fondo Monetario Internacional, en el cumplimiento de las 40 recomendaciones de GAFI, dejara como observación que las sanciones por incumplimientos al régimen de lavado de activos no podían quedarse en oficios con recomendaciones y acciones de mejora.

Las sanciones por parte de la Superintendencia Financiera que en los últimos años se concentraron a sancionar la falta de oficial de cumplimiento o el correcto ajuste de una formula en la segmentación, pareciera estar cambiando la tendencia. Las últimas sanciones sobre la materia lo confirman.

La pregunta es entonces: ¿cómo hacer para prevenir que este tipo de conductas no se presenten y estar preparados?

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Por un lado, es importante que exista mayor capacitación a todos los actores del sistema más allá del cliché de la asociación del lavado con efectivo y el narcotráfico. En esta labor también es relevante el papel de las autoridades para actualizar al sector en las últimas tendencias y dar una retroalimentación de los insumos que les envían.

Pero por otro, también es importante que las entidades financieras adapten sus estrategias entrenando a su personal en estas nuevas formas de criminalidad, evaluando y recalibrando constantemente sus controles y sobre todo dejar de pensar que el tema se limita únicamente a la labor de sus oficiales de cumplimiento.