MARIO VALENCIA

Colombia = Burundi

El Presupuesto General de la Nación que acaba de aprobarse para 2019, mantiene la misma estructura que hace imposible que la política fiscal sirva como un instrumento de reactivación económica.

Mario Valencia, Mario Valencia
22 de octubre de 2018

Solo una pequeña fracción de la población colombiana hace algún seguimiento a los debates de la agenda pública. El resto, la mayoría, está concentrada en sus problemas cotidianos, de cualquier índole y cualquier tamaño, pero ignorando que esos problemas particulares están íntimamente relacionados con las decisiones políticas de orden nacional o local.

De vez en cuando hay movilizaciones masivas que despiertan un gran interés de la población, como las que están librando actualmente los estudiantes de universidades públicas, con toda razón: el presupuesto del Massachusetts Institute of Technology es 2,5 veces más alto que la financiación de toda la educación superior pública de Colombia. Es importante recordar que Estados Unidos es el principal socio y rival comercial de Colombia y durante décadas nos han dicho que Colombia sí tiene con qué competirle.

Cualquier debate serio sobre política pública parte de preguntar a la clase dirigente cuál es el país que sueñan y cómo van a lograrlo. Todos van a responder que quieren un país próspero y desarrollado, el punto está –entonces- en cómo. El problema no es académico, ni técnico, porque este debate ya está resuelto hace siglos. Pero si la respuesta es que se logrará con petróleo, emprendimiento, creatividad y exportando lo que sea, ¡ojo! alerta de engaño a la vista.

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Los problemas económicos de los individuos se resuelven de dos formas: cada individuo con su propia capacidad o la sociedad en conjunto. En el caso colombiano, la visión predominante y oficial del país ha establecido que cada individuo debe resolver su propia existencia, una mentalidad típica de personajes como Paloma Valencia.

La estadística muestra que el 70% de la población trabajadora gana menos de $1‘200.000. ¿Por qué ganan tan poco? En parte la explicación se debe a que no tienen mayor capacitación, el 78% de los trabajadores no tienen ningún título o solo son bachilleres. ¿Por qué no estudian? Porque no tienen recursos para hacerlo ¿Cómo se rompe este círculo vicioso? La única fuerza capaz de romper este círculo vicioso es el Estado, con presupuesto que se debe recoger de los impuestos, pero los más ricos en Colombia no pagan impuestos o pagan muy pocos y quieren pagar menos.  

El Presupuesto General de la Nación que acaba de aprobarse para 2019, mantiene la misma estructura que hace imposible que la política fiscal sirva como un instrumento de reactivación económica. El rubro más grande es el de la deuda, que se lleva el 20% del presupuesto, por cuenta de que el modelo económico consiste en rezar para que los precios del petróleo suban y cuando caen endeudar al país. Así, en los últimos 28 años, la deuda ha crecido 112,6 veces y quedan 5,7 años de reservas petroleras.

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Como estrategia política perfectamente diseñada por Duque y Carrasquilla, al presupuesto le faltan $14 billones, que se conseguirán con una reforma tributaria que consiste en aumentar el recaudo del IVA en $34 billones y rebajar los impuestos a las empresas en $57 billones con más beneficios tributarios prometidos en campaña, según los cálculos del propio ministerio de Hacienda.

De aprobarse esta reforma, Colombia sería un estudio de caso digno de cualquier escuela de negocios, siendo el primer país que logra reactivar su economía saqueando el consumo de los hogares, ya bastante golpeado por las 13 reformas tributarias anteriores.

En los últimos 5 años el gasto de los hogares creció 2,8% promedio anual, la cartera de crédito creció 11,8% y la morosidad lo hizo en 22%. Es decir, la gente consume porque se endeuda y cada vez paga menos sus deudas, lo que acerca al país a una nueva crisis provocada por las medidas irresponsables de un presidente casado ideológicamente con un modelo fallido y un ministro de Hacienda más interesado en sus negocios particulares y en sus empresas en guaridas financieras como Panamá.

Como comparar a Colombia con los países desarrollados es ridículo, acostumbrémonos a compararnos con Burundi, con un ingreso per cápita de US$700 dólares y un presupuesto total para educación de US$170 millones. El futuro es ahora.  

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