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¿Cómo crear hábitos efectivos?

Los hábitos no hacen exitosos, pero crearlos no es fácil. La respuesta esta en la personalidad y en cómo respondemos a las expectativas.

Juliana Sánchez Trujillo, Juliana Sánchez Trujillo
19 de abril de 2017

Los hábitos determinan nuestra vida; bien sea que se hable del trabajo, el hogar, o incluso la búsqueda de la felicidad y el bienestar, desarrollar hábitos es lo que nos hará exitoso. Sin embargo, esta no es tarea fácil, no por falta de disciplina, o porque se desconozcan fórmulas para hacerlo. La dificultad radica en que tratamos de medirnos con la misma vara que a los demás y no tenemos en cuenta nuestra personalidad e individualidad a la hora de ser exitosos e incluso al generar compromisos frente a la tarea. Visto de otra forma, ¿cómo es posible que para algunas personas sea fácil levantarse a trotar en las mañanas y para otras no? Este tema va mucho más allá de qué tan buenos somos para madrugar; la respuesta se encuentra en nuestra motivación y en cómo respondemos a las expectativas propias y de los demás.

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Según Gretchen Rubin, bloguera y autora del libro “Objetivo: Felicidad”,  existen cuatro categorías en las que se ubican las personas a la hora de crear nuevos hábitos y responder a las expectativas. Estas son:

Defensor: son personas con un gran sentido de voluntad y que responden bien tanto a las expectativas propias como a las que les imponen los demás. Para estas personas es muy fácil cumplir con sus propósitos, pero les gusta que se les reconozca sus esfuerzos, así sea un reconocimiento propio. Para mantener firmes sus hábito les gusta hacer seguimiento y ganarse “estrellas”.

Cuestionador: este tipo de persona pone todo en duda y es por eso que cuestiona la efectividad y validez de lo que está haciendo. Así mismo, tienden a confiar más en ellos mismos que en los demás y por eso son bastante críticos. Para que se comprometan con algo, deben entender a profundidad las razones de por qué hacen lo que hacen. No responden a las expectativas de los demás a menos que sea por convicción propia.

Rebelde: personas que no disfrutan de escuchar las expectativas ajenas, sino actuar bajo su propia voluntad. Normalmente, al recibir una orden, hacen lo opuesto a lo solicitado. Su motivación se da en seguir sus propios deseos, aun en detrimento de otros.

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Complaciente: personas que responden muy bien a las expectativas externas, pero tienen problemas comprometiéndose con las internas. Por lo general buscan la guía de otros y se les facilita más el compromiso cuando tienen que dar cuentas a alguien de lo que hacen. Para mantenerse firmes en sus propósitos, necesitan que se les haga seguimiento.

Comprender estas personalidades no solo puede traer beneficios a la vida personal para comprometerse y terminar los proyectos propuestos; sino también resulta muy beneficioso para pensar en nuestros equipos. Aquí el reto no es tratar a otros como queremos que nos traten a nosotros, sino en tratar y comunicarse de la forma en que los otros necesitan que les hablemos y los tratemos. De esta manera, lograremos contar con individuos comprometidos y motivados desde su realidad, lo que como consecuencia trae mayores resultados, mayor iniciativa y por supuesto una mejor dinámica laboral.

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