SERGIO GUZMÁN

La política continúa

Si bien la pandemia es hoy el centro de atención, la política y sus rivalidades continuarán en Colombia. La crisis de salud, ahora convertida en crisis económica está destinada a convertirse en una crisis política y de seguridad.

Sergio Guzmán, Sergio Guzmán
22 de abril de 2020

La desunión política siempre ha sido uno de los obstáculos más importantes para que el país logre su potencial de desarrollo económico y social. Es por esto que algunos ven en el Coronavirus un enemigo común que nos pueda unir como país para que dejemos a un lado nuestras diferencias y todos rememos para el mismo lado – algo similar que logra hacer la selección Colombia cuando se enfrenta a un rival de eliminatorias al mundial.

Sin embargo, a pesar de los insistentes llamados del Gobierno y distintos partidos políticos a la unión, la polarización en que se encuentra sumida el país hace poco probable que los líderes políticos dejen a un lado sus intereses y mezquindad. Por así decirlo, el Covid-19 le ha dado un respiro político al Gobierno nacional que enfrentaba un muy difícil año en lo legislativo luego de haber terminado un 2019 en medio de protestas y controversias. Los problemas de gobernabilidad, los bajos índices de aprobación presidencial (que según nuestro Índice Agregado de Favorabilidad Presidencial se encontraban en 27,1% en marzo) y el escándalo de la “Ñeñepolítica” y el Memo Fantasma han pasado a un segundo plano frente a la emergencia sanitaria. Esto no quiere decir que hayan desaparecido del todo, solo que su prioridad ya no es la misma que antes.

El Coronavirus es ante todo una crisis de salud que, con el tiempo, se ha tornado en una crisis económica. El manejo que ha dado el gobierno, por ahora es satisfactorio, como lo sugiere nuestro IAFP que muestra un significativo incremento en la popularidad del presidente de mazo a abril de casi 13 puntos porcentuales. Esto tiene mucho que ver con que el Presidente Duque ha seguido los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y empoderado al Ministro de Salud, Fernando Ruiz, para tomar las acciones pertinentes con base en la epidemiología. Al mismo tiempo se ha visto reflejado en los subsidios que el gobierno ha facilitado a las personas en informalidad. 

Desafortunadamente, a pesar de los insistentes llamados del Gobierno y distintos partidos políticos a la unión, la polarización en que se encuentra sumida el país hace poco probable que los líderes políticos dejen a un lado sus intereses y mezquindad. Ni el Gobierno ni la oposición parecen dispuestos a trabajar juntos para tomar las decisiones necesarias para afrontar la crisis y para la etapa de reactivación económica. 

La pandemia ha puesto a prueba al Presidente Duque y a los gobernantes locales recién posesionados, visibilizando sus debilidades y el enorme desafío para la acción coordinada entre el gobierno nacional y los gobiernos locales. Estos choques fueron evidentes cuando el Gobierno Nacional, al igual que distintos gremios económicos, limitaron el alcance de las medidas por el temor a los impactos económicos, mientras tanto, los gobernantes locales, especialmente aquellos pertenecientes a la oposición, exigieron medidas más estrictas.

Por otro lado, es muy poco probable que el inicio de sesiones virtuales del Congreso – ya de por sí una movida tardía – disminuirá la confrontación política existente entre el gobierno y las demás fuerzas políticas. Es muy probable que los ministros de Hacienda, Salud y el director del DNP sean llamados a debates de Control Político frente a su manejo de la crisis. También es probable que el Ministro de Defensa, que también funge como canciller ad-hoc, deba compadecer para dar su parte sobre las manobras militares nacionales e internacionales que adelanta el país en la lucha contra las drogas y su intención de reiniciar la aspersión con glifosato. 

Parecería irónico, pero la crisis, si es bien usada por el gobierno, puede ser una excelente herramienta para pasar una parte de su agenda inconcebible. Hoy es más probable que se de una reforma laboral, una reforma pensional, y una reforma tributaria que logre algunos de los propósitos planteados por el gobierno (como por ejemplo reducir las pensiones millonarias de algunos exfuncionarios públicos), solo si se incluyen en ellas también puntos que satisfagan a la oposición y a la opinión pública (por ejemplo, eliminar las OPS para servicios médicos). 

La coyuntura actual puede prestarse para escribir un capitulo de unidad nacional, dependiendo del manejo que el gobierno le dé. También dependiendo de la respuesta gubernamental se pueden profundizar las divisiones existentes. ¿Cómo lo manejará el Presidente Iván Duque?