JOSÉ MIGUEL SANTAMARÍA

Reabrir o morir

Por cuenta de la pandemia, la economía está temblando. A todos de alguna manera nos ha tocado esta crisis, pero hay unos sectores que se verán más perjudicados como el de restaurantes, bares y discotecas, del que dependen más de 500.000 empleos que están en riesgo.

José Miguel Santamaría, José Miguel Santamaría
22 de mayo de 2020

Aunque  la posibilidad de conseguir créditos a tasas bajas, con meses de gracia, etc., es un alivio, no significa que su posibilidad de supervivencia aumente. Bien lo dijo Harry Sassón en una entrevista hace unos días: “Más que reinventarnos, estamos tratando de sobrevivir con nuestra gente”. La realidad es que a los restaurantes los dejan abrir o se desaparecen.

Los números promedios del sector son los siguientes, de unas supuestas ventas de $108 al mes, los costos y gastos son más o menos así:

Impuestos al consumo

8

Costo de materia prima

40

Arriendo del local

12

Empleado

25

Servicios públicos

10

Margen

13


Aunque algunos pueden ser más eficientes en unos temas y tener unas mayores rentabilidades la realidad es que el margen del sector está por los lados del 10%.

Por eso estos negocios ante la imposibilidad de abrir sus puertas han salido a buscar alternativas de venta de sus productos como domicilios. Estos pueden llegar a ser en el mejor de los casos hasta un 30% de las ventas que tenían antes. Miren cómo quedan los números con estas ventas:

Ventas:

30

Impuesto al consumo

2.22

Costo de materia prima

11,11

Arriendo del local

12

Empleados

25

Servicios públicos

4

Margen

-24,31


Esto implica que si en un mes pierden $24,31 y el año anterior tuvieron un margen de $13 quiere decir que tienen caja para un poco más de 15 días de funcionamiento. En este ejercicio estoy asumiendo domicilios propios, sin comisión, ya que esta aumentaría los costos en alrededor un 25% del valor de la venta al utilizar plataformas como Rappi o Domicilios.

Los créditos los ayudarán unos meses a cubrir costos de operación, pero al final si no vuelven a vender lo mismo que antes, no van a tener la posibilidad de seguir operando y menos de pagar el crédito así este tenga tasa preferencial y meses o años de gracia. Esa es la pregunta del millón: ¿volverán estos negocios a funcionar igual en el post coronavirus? o ¿las medidas de aislamiento y las nuevas costumbres harán que estos tengan que reinventarse para sobrevivir?

En una primera etapa, estos sectores tienen que bajar los costos fijos y llevarlos acorde con los ingresos: el personal debe reducirse a los mismos niveles, lo mismo las sucursales en el caso que sean cadenas; los arriendos se deben renegociar sobre una base variable, que tenga correlación con las ventas; ese porcentaje debe ser el 10%.

Esta reducción de costos fijos tiene unas consecuencias complicadas para la economía. Primero, reducir la planta de personal en 70% es fuerte. El crecimiento del desempleo en ese sector será drástico y la disminución del costo del valor del arriendo debe tener una correlación con el valor del inmueble. Si un inmueble genera menos ingresos consecuentemente debe costar menos. La disminución del valor de los inmuebles comerciales es un hecho.

Esperemos que la economía se pueda reabrir cuanto antes, bien dijo un reconocido economista que el daño producido por los confinamientos excederá enormemente cualquier beneficio.