JOSÉ MIGUEL SANTAMARÍA

La velocidad sí importa

Cualquiera que vea el título de esta columna pensará que voy a hacer una comparación entre diferentes modelos de carros de alta gama. Desafortundamente no lo es. Voy a hablar es sobre la velocidad en que se debe abrir la economía durante el coronavirus.

José Miguel Santamaría, José Miguel Santamaría
8 de mayo de 2020

La noticia que dio del presidente Iván Duque sobre el alargamiento del aislamiento obligatorio hasta el 25 de mayo con algunas aperturas pequeñas de algunos sectores dejó a muchos colombianos con los crespos hechos. No porque quieran salir a toda costa, mas bien porque ven el gran riesgo que existe en mantener la economía con freno de mano.

De hecho, existen muchos negocios que no van a resistir la cuarentena, es imposible mantenerlo sin vender un peso, manteniendo la nómina de empleados y aumentando los niveles de endeudamiento. Las ayudas del gobierno son loables, pero si no se reactivan las ventas y la producción, todo va a terminar en la basura. Es indispensable liberar en cada persona la responsabilidad del contagio. Si cada uno de los colombianos actúa como lo debe hacer, usa guantes, tapabocas y mantiene un aislamiento prudencial, las posibilidades de contagio son mínimas así no haya aislamiento.

No quiero ser pesimista pero hasta ahora estamos mirando cómo solucionar el presente, donde conseguir la cantidad de recursos indispensables, cómo hacer llegar los recursos a los que realmente los necesitan, cómo lograr adecuar el servicio de salud para el crecimiento de los contagiados, etc. pero nadie se ha puesto a pensar qué pasará después.

La película post coronavirus es realmente aterradora. Los cálculos mas alentadores hablan de que Colombia terminará con un endeudamiento como porcentaje del PIB del 65%, un desempleo por encima del 20% y un recaudo de impuestos de alrededor del 70% de lo presupuestado; y ni hablar del sector privado al que las ventas se le caerán  por los lados del 40% del presupuesto, quedará con muchas mas deudas de lo estimado y con el consumo de los hogares bastante golpeado. Todo esto es una tormenta perfecta para el desastre. Por todo lo anterior, cada día que dure de más la cuarentena solamente ayudará a que la situación a futuro se agrave: el país necesita salir a producir ya.

En términos psicológicos y de ánimo de la población también es importante crearle a las personas diferentes  alternativas por fuera de su casa: temas deportivos y de recreación. No se entiende por qué deportes que se juegan al aire libre, donde no existe el contacto entre jugadores sigan bloqueados, las federaciones y ligas de algunos de estos como golf y tenis tienen listos los protocolos para empezar.

No deja de tener un tufillo ideológico el alargamiento del aislamiento; pareciera que la izquierda quisiera mantenerlo a como dé lugar sin importarle el daño que se le hace al sector productivo mientras que los grupos que propenden por defender el libre mercado, la competencia y el sector privado buscan medidas que ayuden al restablecimiento de sectores que conduzcan a que la economía empiece a mostrar signos de reactivación.

Esperemos que el gobierno nacional no caiga en el juego de definir la fácil: prohibir y mantener el aislamiento en vez de empoderar a cada ciudadano que asuma libre y responsablemente  su  salud y salga a trabajar. 

Esto no es capitalismo salvaje, es supervivencia.