CAMILO DÍAZ

La recuperación llega si hay gasto

La recuperación de la economía podrá lograrse si el empleo y los salarios se mantienen en lugar de contraerlos, sin demanda la recesión se profundizará.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
9 de mayo de 2020

Lo que mueve la economía es el gasto de los hogares, sin él, la inversión privada no se materializa, y el gasto del Gobierno por sí solo no reemplaza la demanda que generan los hogares por bienes y servicios. Basta ver las cifras del PIB para encontrar que el 65% del crecimiento es explicado por el gasto que hacen las familias.

Para poder hacer gasto los hogares necesitan tener ingresos ya sea por vía de los salarios o por vía del crédito. Obviamente los salarios están ligados al mercado laboral y a la demanda de empleo, que en la coyuntura actual se ha contraído para ubicar la tasa de desempleo en el 12,6% entonces si los hogares pierden el empleo o los salarios nominales se reducen, simplemente la única manera que tienen para ajustarse es disminuir su gasto. Algunos dirán que les queda la vía del crédito para reemplazar los ingresos que pierden, pero en una coyuntura como la actual esa válvula de escape no está abierta, ya que se presentan dos circunstancias.

Primera, existe mayor aversión al riesgo de crédito por parte de los establecimientos de crédito para aprobar y hacer nuevos desembolsos. La mayoría de los agentes de crédito prefieren liquidez a nuevos activos de mediano plazo como son los créditos de consumo desembolsados a los hogares. La razón es que evaluar la capacidad de pago en el futuro de los hogares y de las MiPymes es más complicado que antes, y esa capacidad de pago se vuelve nula si ha ocurrido un evento de pérdida de empleo. 

Segunda, los hogares ante situaciones explícitas de incertidumbre como sucede ahora, a causa de un ambiente laboral deteriorado y un entorno económico impredecible, prefieren retener la escasa liquidez con la que cuentan, ya sean ahorros o cupos de crédito, en lugar de usarla para gastar elegirán mantenerla como motivo de precaución por si se pierde el empleo o hay que afrontar una emergencia. Los hogares de forma inconsciente hacen lo mismo que las empresas y las instituciones financieras buscan acumular liquidez, y lo hacen disminuyendo el gasto.

Por eso es una pésima idea la reducción de los salarios, no pagar de la prima de junio, o incumplir los pagos de las cesantías. La evidencia de que es una malísima idea es precisamente lo que está sucediendo, con los hogares confinados en cuarentena el consumo cayó dramáticamente. Solamente el descenso en el uso de combustibles cayó el 70% y con ello llevó al petróleo Brent hasta US$17 por barril y al WTI ha negociarse en valores negativos. Lo mismo sucedió con el comercio colombiano que se ha contraído más del 60% de acuerdo con Fenalco. En contraste el gasto en alimentos y elementos básicos se mantiene por lo cual los negocios relacionados a lo esencial han sufrido menos.

Si el ingreso de los hogares es castigado lo que va a pasar es que en el corto plazo las ganancias de las empresas van a mostrar una reducción menos brusca, aunque sin llegar a terreno positivo, pero en el futuro se van a contraer más, puesto que los hogares no van a demandar bienes ni servicios e iniciaran a incumplir sus obligaciones financieras puesto que un número significativo de obligaciones se atiende precisamente con la prima de junio. Eso simplemente desatará más contracción del crédito y caída en los ingresos de las empresas, agudizando la caída del producto provocada por el coronavirus.

Además, una idea de ese estilo invierte los fundamentos de las relaciones entre dueños del capital y empleados. Los primeros asumen riesgo a cambio de la renta del capital, mientras que los últimos no asumen riesgo a cambio renunciar a la participación de la utilidad, percibiendo solo salario. Si el balance de riesgos se invierte es una invitación a rebalancear la distribución de la renta del capital. No creo que ninguna de las dos partes desee hacerlo ahora.

Es el Estado el que tiene la capacidad de asumir los riesgos que no pueden asumir los hogares ni las empresas, por eso la solución está en que la Nación use la coyuntura para aumentar el gasto de inversión generando demanda por empleo, y uso de la capacidad instalada de las empresas, de esa manera llega el empleo, y vuelve la inversión. Para eso debe olvidarse momentáneamente de contener el déficit fiscal, de no usar las reservas, y de que el banco central no puede financiar al Estado directamente.