JULIO ANDRÉS ROZO GRISALES

Colombia necesita de los bancos para luchar contra la deforestación: ¡Alerta, perdemos la Amazonía!

Sector financiero, asuman más riesgos y bajen la vara. Ustedes registran ganancias billonarias y se que pueden hacerlo porque estas cifras lo permiten. De 5 en 5 hectáreas cada 3 semanas, más que riesgos, surgirán realidades: hambrunas, sequías y desplazamientos.

Julio Andrés Rozo Grisales, Julio Andrés Rozo Grisales
21 de marzo de 2019

Estudié finanzas y tengo muchos amigos que trabajan en algún banco u otra clase de entidad financiera. Amigos, no tomen a mal, ni de manera personal esta columna. Tan solo quiero invitarlos a entrar en una reflexión, una mayor reflexión sobre su rol, responsabilidad y poder de influencia que tiene el sector financiero sobre el mercado y la protección del medio ambiente.

Aplaudo que las entidades financieras hayan avanzado en los últimos años en el desarrollo de estrategias para integrar la sostenibilidad ambiental y social en su racionalidad y modelo de negocio. Ya lo han hecho algunos bancos, corporaciones de crédito y tímidamente, pero con seguridad de manera más decidida en el futuro cercano, los fondos de pensiones. Bien por eso, pero desafortunadamente, falta. Por cada paso, avance y muestra de voluntad de algunas entidades financieras, 50 pasos damos hacia atrás como sociedad para proteger nuestras selvas, sociedad a la cual ustedes también pertenecen. En otras palabras, siento que el avance y el aporte a la protección medioambiental sigue siendo insuficiente.

No quiero hablar sobre números gigantescos que el lector, ni yo mismo logramos concebir en nuestras cabezas. Cuando uno lee los reportes de la Superintendencia Financiera y las billonarias cifras de utilidades, es inevitable no perderse en pensamientos sobre el uso que se le dará a ese dinero y el impacto que éste generó para algunos o para muchos. Reconozco que las entidades financieras son necesarias y útiles para la sociedad. Es por ello que la siguiente es una invitación para hacer más de lo que ya han empezado a hacer en los temas ambientales.

Quiero reafirmar algo que ustedes ya saben, pues cuentan con colegas muy competentes manejando los temas socioambientales y de impacto en sus organizaciones: Voy a referirme sobre lo que veo, converso y reflexiono a un nivel de micro-escala en las regiones donde aún hay selva en Colombia.

3 semanas y 5 hectáreas más deforestadas

Ese fue el tiempo que pasó entre mi anterior visita al Caquetá y hoy (día en el que escribo esta columna 19.03.2019). En aquel entonces (hace 3 semanas apenas), visité una vereda y vi un bosque en recuperación en una parcela de unas 22 hectáreas. Habían unos 10 cedros y 20 marfiles de unos 15 años de edad. Se trataba de un terreno que hace precisamente unos 20 años era un potrero. Hasta hace 3 semanas se estaba recuperando y hoy que fui a visitar aquella vereda, 5 de esas hectáreas habían desaparecido antes de ayer, habían sido quemadas (ver imagen).

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En donde está el punto había bosque en recuperación hace 3 semanas.

Este es el día a día de lo que sucede en esta región del país y en otras partes del territorio. Muy pronto llegaremos a casi 7 millones de hectáreas perdidas en los últimos 25 años. En este tiempo el mercado ha cambiado, nos hemos digitalizado, todo parece ser más cercano y la riqueza monetaria para todos ha aumentado (muchos, según el DANE, han salido de la pobreza). Pero desafortunadamente, yo me sentí más pobre hoy. De 5 hectáreas en 5 hectáreas se nos va la amazonía.

Qué bien que surjan los bonos y líneas de crédito verdes porque por ahí es la cosa. Pero seamos sinceros y con el desasosiego de presenciar lo que presencié hoy y presenciaré dentro de 3 semanas: No es suficiente el esfuerzo que todos estamos haciendo, incluyéndolos a ustedes amigos del sector financiero (advierto que ya he dedicado columnas invitando a los consumidores, al gobierno y a los empresarios, así que no lo tomen de manera personal porque todos somos responsables del éxito y del fracaso).

Esto ya lo saben pero vale la pena volver a repetirlo: Cuando un parcelero que tiene un bosque en recuperación no tiene los recursos para hacerla productiva y encontrar un mercado para lo que de allí se produce, tiende como consecuencia a abandonarla o a “limpiarla” (quitar el monte). Si la abandona, se corre el riesgo de que algún acaparador o invasor llegue a ella, y en últimas, debido a su ignorancia y falta de visión, termine deforestándola también. Es así de sencillo y es una realidad.

Entonces, pensar en garantías y colaterales para ellos, a esta escala, es una ilusión. La verdadera democratización de los beneficios se dan cuando la suma del riesgo financiero se mezcla con la voluntad de llegarle a todos, incluso a aquellos que no tienen garantías para respaldar un crédito.

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Sector financiero, asuman más riesgos y bajen la vara. Ustedes registran ganancias billonarias y se que pueden hacerlo porque estas cifras lo permiten. De 5 en 5 hectáreas cada 3 semanas, más que riesgos, surgirán realidades: hambrunas, sequías y desplazamientos. Bajen la vara y apuéstenle a los más pequeños, ayudémosles todos juntos a ser productivos y a desarrollar mercados para que logren utilizar de manera correcta, productiva y responsable esas hectáreas que tienen. Detener la ampliación de la frontera agrícola es un imperativo. Tenemos un poco más de 40 millones de hectáreas que pueden ser utilizadas, y pese a que solamente utilizamos 7 millones para actividades agropecuarias, cada 3 semanas se elimina un pedazo más de selva o se evita su recuperación.

Muy bien que inviertan en proyectos socioambientales, en emprendedores sostenibles. Bien por ello y vale la pena comunicar estos casos y sacar pecho porque eso sirve para inspirar a otros. Pero aquí estamos hablando de otros contextos y perfiles: personas en su mayoría con estudios y acceso a información y recursos para ser emprendedores de impacto. Pero ese, sin embargo, no es el caso de los parceleros que he conocido (son miles).

Así pues, habiendo dicho lo anterior, los invito a que involucren en su próxima reunión de junta directiva la siguiente pregunta: “¿cuál va a ser nuestra estrategia para hacer negocios con los más pequeños en zonas en donde la deforestación es una amenaza real?”

O qué tal esta sugerencia que me dijo un parcelero llamado Fernando: “¿Y si todos los bancos se unen y forman una bolsa común de financiamiento parcelero en la Amazonía?” Me parece una gran idea, puesto que significa menos riesgo para cada banco y más acción.

¡Hasta el próximo jueves!

@julioandresrozo  

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