CLAUDIA VARELA

El club de chicos

Apoyemos la diversidad y la integración real de los diferentes perfiles en los equipos con la convicción de que los chicos y las chicas son igual de necesarios en una Organización para hacer un justo y productivo balance.

Claudia Varela, Claudia Varela
28 de mayo de 2017

Me encanta que el mundo empresarial se esté tomando muy en serio el tema de la diversidad, la inclusión y el balance de género. Poco a poco hemos venido entendiendo que tener balance de género va más allá de una estadística de cabezas femeninas o masculinas sino más bien una serie de políticas y decisiones organizacionales que realmente creen en el desarrollo de las mujeres en el ambiente laboral tanto en el sector privado como en la vida pública.

Sin embargo este cambio de mentalidad realmente va a llevar más años de los que pensamos. Es un proceso lento pero hay que tener paciencia.  Si empezamos por nuestros prejuicios culturales, muchas veces las mismas mujeres se encargan de dañar la imagen de otras y hacer comentarios duros que dejan pensando cosas a los demás miembros de un grupo social.

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Está claro que para las mujeres es más difícil hacer networking. Tal vez porque hay una tara cultural donde la conquista siempre inicia por parte de la mujer. El hombre propone y la mujer dispone, decía mi abuelita.  Entonces es más fácil para los hombres tener espacios extra laborales de integración sin que sea “mal visto”.

Los hombres saben aliarse por sus cosas (estoy hablando en espacios profesionales) excluyen muchas veces a las mujeres en los espacios extra muro, tal vez de una manera inconsciente, pero es obvio que en una juerga de “chicos” las colegas mujeres no van a tener cabida; igual en un partido de futbol o en una noche de tragos dura. Esto en otras palabras es el concepto de Club de Chicos.

Los hombres saben y piden lo que quieren sin prejuicio alguno, sin ser juzgados por nadie en los espacios laborales y personales. Pero valga decir que en el mundo laboral las exigencias son más fuertes para las mujeres socialmente, se les juzga por su forma de vestir, de peinarse, de maquillarse, de hablar, demasiada energía, demasiado escote, muy corta la falda, no tiene buen gusto, bebió demasiado, es una aburrida y no bebe, come mucho, no come nada….cuando alguien se preocupa de esas banalidades cuando hablamos de un ejecutivo género masculino?

Las mujeres tienen que aprender que pedir lo justo no está mal. Que hablar con energía y convicción no está mal. Que tener un estilo propio de vestirse no está mal. Que si quieren un tatuaje, piercing, el pelo corto o no usar tacones no demerita un centímetro su capacidad intelectual.

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El club de chicos debería dejar de existir, pero no va a a ser así jamás. Los chicos seguirán teniendo estos espacios entre ellos extra murales que no dan cabida a las colegas. Por mi está bien, por todas debe estar bien, siempre y cuando eso jamás sesgue la objetividad respecto a una decisión desde el ámbito ejecutivo y organizacional.

Las mujeres deben ser más solidarias con las demás mujeres. No hacer la vida más difícil y lanzar juicios y prejuicios. Los hombre por su parte deben liderar con un estilo realmente incluyente que no dé cabida a la discriminación y que no solo cumpla con poner cabezas femeninas y masculinas en equipos de trabajo…eso no es balance ni equidad.

Un equipo de trabajo de alto desempeño debe tener diversidad, diferentes puntos de vista, compartir los mismos valores y propósito y por encima de todo respeto por los demás. Nada de club de chicos, el concepto donde hay espacios prohibidos para las mujeres se murió en el siglo pasado. Apoyemos la diversidad y la integración real de los diferentes perfiles en los equipos con la convicción de que los chicos y las chicas son igual de necesarios en una  Organización para hacer un justo y productivo balance.

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