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Clinton vs Trump: ¿Qué le pasará a Latinoamérica?

El protagonismo en las elecciones de este martes lo toman Clinton y Trump, en una de las carreras más reñidas en la historia por liderar la Casa Blanca. América Latina está en el epicentro del temblor electoral y, cualquiera que sea el resultado, tendrá fuertes réplicas para nuestra región.

Raúl Ávila Forero
4 de noviembre de 2016

Lastimosamente, los aspectos destacables en las campañas presidenciales de Clinton y Trump se encuentran marcados más por el carácter antagónico y plagado de estigmas y problemas que por sus propuestas de liderazgo y propulsoras de unión, que deberían ser propias de la nación más fuerte del mundo.

Clinton ampliamente criticada e investigada por el envío de correos electrónicos desde su cuenta personal que contenían secretos de Estado; y Trump juzgado por misoginia, con modelo de gobierno que le apunta a la antiglobalización, y acusaciones por evasión de impuestos.

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Por lo pronto, el último sondeo registrado por Real Clear Politics manifiesta un 44% de respaldo para Clinton y un 39% para Trump. Hillary Clinton es una persona reconocida en el campo político desde inicios de década, desempeñándose como senadora de 2001 a 2009 por el estado de Nueva York, siendo primera dama en el gobierno de Bill Clinton y secretaria de Estado en el gobierno Obama. Por el momento, se muestra como la candidata que procurará, en parte, la continuación del plan de gobierno actual, que se ha focalizado en el fortalecimiento de la economía estadounidense y los derechos sociales.

Sin embargo, debe considerarse que, a pesar de que Clinton se marque más a favor de las políticas basadas en el relacionamiento exterior, su modelo se basó en el intervencionismo y la guerra mientras ocupaba su cargo de Secretaria de Estado.

En 2011 apoyó la invasión a Libia junto a la Otan, y posteriormente brindó también su apoyo a la intervención en Siria para derrocar al presidente. Este tipo de medidas enmarcan un ambiente muy tenso en lo que corresponde a las relaciones internacionales que Estados Unidos mantiene con el mundo, como las que se dieron recientemente con Cuba o la situación que presenta hoy día Venezuela.

Por otra parte, Trump no ha ejercido ningún cargo público, siendo un multimillonario que ganó reconocimiento público gracias a un reality show. Sus propuestas se han puesto fuertemente en contra de los inmigrantes en Estados Unidos, argumentando las mejores posibilidades laborales que podrían tener los ciudadanos ante una salida de estos, arremetiendo contra los latinos y asiáticos, manifestando incluso la creación de un muro en la frontera con México – que tendría que financiar este último - y su propuesta de medidas proteccionistas para salvaguardar al país de influencias internacionales.

Uno de los puntos que comparten los candidatos ha sido las críticas al tratado Nafta que mantiene Estados Unidos con México y Canadá, aunque los modelos de intervención son notoriamente distintos. Clinton afirma una renegociación de algunos puntos que se fijaron en el tratado y que no se están cumpliendo; pero Trump sí pretende cambiar algunas reglas de juego, como la imposición de un arancel del 35% por concepto de importaciones provenientes de México. Es así como Trump se muestra más severo en la implementación de políticas de gobierno y Clinton, en efecto, mucho más conciliadora.

 Ninguno de los dos candidatos es como para que América Latina celebre. Trump, con sus proyectos de muro y su obviamente racista desprecio por los latinos, no lo deja bien parado por este lado del continente. Sus apreciaciones sobre México y los mexicanos fueron golpes muy bajos, y es muy probable que su actitud hacia el resto de América Latina, en caso de que tenga alguna, sea igual. Hillary Clinton, quien ya tuvo que ver con América Latina como secretaria de Estado, mostró entonces preocupación por la influencia de China o Rusia en la región, lo que sugiere que sigue viendo allí un “problema potencial”.

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En cuanto a Cuba, Clinton sería una clara continuadora del curso de “derretimiento” abierto por Obama, mientras Trump promete respetar los privilegios migratorios vigentes para “los cubanos que huyen del comunismo. Sobre las crisis políticas de Venezuela y Brasil, no se han pronunciado.

Se prevé que América Latina se vería fuertemente afectada si se llega a efectuar el plan de gobierno Trump basado en tomar medidas contra todos los inmigrantes, pues la región recibe poco más de US$65.000 millones anuales por concepto de remesas desde Estados Unidos. Una de las implicaciones de su lema de campaña, “Make America Great Again”, apunta justamente a que es un gran proteccionista. Es un fuerte crítico del traslado de la producción de firmas estadounidenses a suelo mexicano, lo que haría pensar un gran cambio en el andamiaje del proceso productivo nacional si el ganara. Clinton ha manifestado también escepticismo en torno a acuerdos comerciales internacionales, pero no es una proteccionista radical, y buscará compromisos de libre comercio y acuerdos comerciales con todos los países del mundo.

La propuesta de Trump en torno al tema migratorio es clara y agresiva: construir un muro que frene a los inmigrantes, especialmente a los mexicanos, que representan el 60% de los inmigrantes hispanos en Estados Unidos, Clinton seguiría tratando de mejorar los acuerdos migratorios de Obama y eliminar obstáculos en el Congreso de Estados Unidos.

Lastimosamente, América Latina no es prioritaria en términos económicos para Estados Unidos, ello revelaría las hasta ahora apenas vagas, y en el caso de Trump, no más que rabaneras, alusiones directas a la región en la campaña presidencial estadounidense. En una semana ya sabremos a que empezar a atenernos con lo que nos espera durante cuatros años desde el país del Tío Sam.

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