GUILLERMO VALENCIA

China 2025, el dragón ha trazado su ruta

Incluir a millones de ciudadanos en su clase media, incrementar su consumo interno y desarrollar tecnologías como la inteligencia artificial hacen parte de los objetivos del plan quinquenal del gigante asiático.

24 de noviembre de 2020

Hace unas semanas, China definió la que será su hoja de ruta para el 2025. Su plan quinquenal, herencia del comunismo soviético, se transmuta hoy en una serie de pasos que debería seguir para obtener el liderazgo mundial en sectores, que hoy EE. UU. lidera. 

La tecnología, por supuesto, es uno de ellos. China se ha planteado alcanzar la independencia tecnológica y autosuficiencia para ese año, por lo que deberá enfrentar la presión de EE. UU. Si bien el partido comunista no ha revelado cuáles son todas sus prioridades, el plan Made in China 2025, delinea como puntos críticos el desarrollo e investigación en computación cuántica, internet de las cosas, el 5G y la inteligencia artificial. 

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Esto fue lo que motivó a la administración Trump a bloquear el acceso de China a la tecnología para la fabricación de semiconductores, ya sea aplicando prohibiciones de comercio a todo el sector, incluyendo la principal compañía que los manufactura, Taiwan Semiconductors (TSM), o impidiendo que las mejores máquinas para producirlos, y que solo vende ASML, caigan en manos chinas. 

Por su parte, el principal competidor chino de TSM, Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), aún no cuenta con la tecnología que le permita producir los más avanzados y pequeños semiconductores, cuyo tamaño alcanza los 5 y 3 nanómetros, y que empresas como Apple o Lockheed Martin necesitan.

Sin embargo, un reciente reporte de la asociación que agrupa a las principales empresas del sector en Estados Unidos muestra un cambio de tendencia. Esta indica que China será en 2030 el país con mayor capacidad de producción de semiconductores, y que las empresas estadounidenses requieren de una inversión cercana a los US$20 y US$50 mil millones para mantenerse en el segundo o tercer puesto en este ítem. 

El país que lidere la investigación y diseño de microchips tendrá una gran ventaja para implementar la inteligencia artificial, el 5G y la computación cuántica. Si China pretende lograrlo deberá ser mejor que Silicon Valley en términos de innovación y competitividad. 

La mayor clase media de la historia

El Partido Comunista Chino sabe que si quiere alcanzar a EE. UU. debe dejar de ser el mayor exportador mundial de bienes y manufacturas, y concentrarse en alimentar y desarrollar su mercado interno. Esta será una tarea titánica pues en 2019 solo el 31% de la población, 430 millones, tenía ingresos medios o superiores. El Think Tank, Marco Polo, estima que 650 millones ingresarían a la clase media para 2025, es decir algo más de la mitad de su población. 

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Esto significa crear la clase media más grande que la humanidad haya visto, por lo que según The Economist, el país deberá crecer más de 4.7% durante los siguientes 15 años, lo que implica duplicar el tamaño de su economía actual para 2025. En este proceso de construcción de la clase media, China deberá superar la trampa de la renta media, garantizar un valor agregado en sus exportaciones, y mantener la inversión constante en la innovación y educación. Sobre esta última, el gobierno adelantó regulaciones para su implementación digital. En 2019, el mercado de educación virtual fue de US$38.9 mil millones.

El crecimiento chino en lo económico y tecnológico representa para EE. UU. una amenaza, que no cambiará con la elección de Joe Biden. Aún quedan dudas sobre cómo su administración tratará con sus aliados europeos japoneses, indios y taiwaneses.

Un mar que China debe asegurar

El mar del sur de China, como lo hemos contado en nuestro newsletter, es el punto álgido de la geografía asiática en el que se definirá el dominio chino tanto de sus fronteras como de su capacidad para construir alianzas en lo político y económico.  

La expansión china por este mar limitará el acceso a Japón y Taiwán de importantes rutas comerciales con las que se abastecen de productos asiáticos los mercados de áfrica y Europa. Por otro lado, un bloqueo del Estrecho de Malaca, por parte de India podría ocurrir, dadas las malas relaciones que sostiene esta nación China. Ambos escenarios muestran la importancia que tiene para Beijing el control de este mar, en el que desplegará su poder geopolítico. 

China está a la cabeza de las prioridades en política exterior de Joe Biden. Pero surgen preguntas sobre cómo abordará no solo su relación con Taiwán, que durante la administración de Trump recibió ayuda militar. La isla representa una de las decisiones críticas para su administración, pues es sabido que Beijing planea anexarla. 

Taiwán es vital por su avance tecnológico y su cercanía a la China continental. Es probable que veamos relaciones menos conflictivas, ya que una confrontación en esta zona representaría grandes pérdidas para China y EE. UU. 

La guerra fría entre ambas naciones continuará en esta nueva administración. Sin embargo, el partido chino, que mostrará los temas cruciales de su plan quinquenal en marzo de 2021, confía en el largo plazo para superar a EE. UU., que espera los resultados electorales y deberá encarar a un rival que aprendió de los errores cometidos por la Unión Soviética.