CAMILO DÍAZ

Calificación de riesgo y conflicto con Venezuela

Mientras el país ha hecho importantes esfuerzos fiscales para mantener el grado de inversión, cualquier confrontación bélica la reduciría al grado basura.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
6 de octubre de 2018

El ejercicio de disciplina fiscal que ha hecho Colombia para obtener el grado de inversión de la deuda se puede ver seriamente afectado si el Gobierno del presidente Duque permite que cojan vuelo los ánimos de algunos de sus colaboradores para escalar un conflicto con Venezuela.

El esfuerzo fiscal que requiere cualquier confrontación, más la situación de orden público, provocaría por un lado la ampliación del déficit público a niveles insostenibles y por el otro la salida en estampida de la inversión extranjera.

La palabra riesgo no les gusta a los inversionistas y, en ese sentido, las declaraciones que dan algunos funcionarios, como el embajador de Colombia en Washington, lo único que hacen es aumentar la percepción de riesgo del país.

Cualquier conflicto, ya sea con Venezuela o como el que ya superamos con las Farc, deteriora la economía porque impide hacer los negocios o los vuelve más costosos. Sostener cualquier confrontación exige una presión fiscal importante, que francamente Colombia no está en capacidad de financiar.

Cuando los funcionarios hacen esas declaraciones parece que las hicieran sin tener presente que una cosa es operar una economía en medio de un conflicto irregular (como el que ha vivido Colombia) y otra muy diferente operar una economía en guerra.

Le recomendamos: Revolución y negocios 4.0

En el primer escenario la economía logra funcionar, aunque a marchas forzadas puesto que la inversión se reduce y el financiamiento se encarece, basta recordar las tasas de interés de finales de los noventa y la primera parte del 2000 para comprobarlo.

En el segundo escenario la economía se colapsa totalmente, la inversión extranjera cae dramáticamente dejando descubiertos los déficit públicos y externos que existan, mientras que el mercado doméstico se contrae, tanto por el lado de la oferta como por la demanda, las consecuencias son caída del PIB, inflación generalizada, alto desempleo y devaluación de la moneda.

En el caso de Colombia es más grave la situación porque las exportaciones están basadas en un 70% en bienes básicos como el petróleo, carbón, níquel, café, esmeraldas, flores y banano; de tal manera que las divisas generadas por esos sectores no son suficientes para pagar las importaciones de bienes militares para atender cualquier conflicto extraterritorial.

Los hechos de la primera mitad del siglo XX refuerzan esos argumentos. Antes de entrar en la primera guerra mundial, Gran Bretaña tenía superávit en sus transacciones con el resto del mundo, abultados recursos fiscales y la libra esterlina era la moneda de reserva mundial.

No se pierda: El primer pulso del Gobierno

Al salir de la guerra la situación financiera era débil, había entrado en déficit fiscal y la libra se debilitó frente a las otras monedas porque la mayoría de los capitales migraron hacia los Estados Unidos, que a pesar de ser beligerante no tuvo confrontación en su territorio.

Lo anterior sembró el fraccionamiento del imperio británico. Luego, durante la segunda guerra mundial, la libra abandonó el patrón oro, Gran Bretaña aumentó mucho más su déficit para financiar los gastos de guerra y cuando esta terminó era un hecho que el imperio se desmembraba y el papel de moneda de reserva fue cedido al dólar americano durante la conferencia de Bretton Woods en 1945.

Estados Unidos repitió la historia, su entrada en la guerra de Vietnam, el inicio de la carrera aeroespacial y armamentística con la Unión Soviética, la ayuda militar a Israel y otros de sus aliados, contribuyeron a aumentar el déficit fiscal por encima de lo que podía permitir su compromiso de tener reservas de una onza de oro por cada US$35 que se emitieran.

Lea también: Los bonos de agua, manual para dummies

El resultado fue que en agosto de 1971 Richard Nixon declaró la no convertibilidad del dólar a oro, el dólar se devaluó, luego con el embargo petrolero de 1973 la economía se frenó, hubo alta inflación y desempleo, y Estados Unidos entró en su primera recesión después de la guerra.

El grado de inversión por el que se motivó la implementación de la regla fiscal, las últimas tributarias y la pensional que viene, no se pueden dejar en la voz de comentarios sueltos por fuera de las ideas de gobierno del presidente.

Las lecciones sufridas por los demás en el pasado y en la actualidad no se pueden ignorar, basta observar el desempeño económico de Siria, Afganistán, Yemen, Libia, Iraq, o Turquía para ver lo que les pasa a las economías que entran en conflictos bélicos.