FREDDY CASTRO

#BogotáNaranja

En la capital confluyen una serie de factores que favorecerían a las industrias creativas. Un proyecto de Acuerdo que se discute en el Concejo le daría forma a la apuesta.

Freddy Castro Badillo, Freddy Castro Badillo
1 de mayo de 2018

Hace poco más de setenta años, justo antes del Bogotazo, el escritor inglés Christopher Isherwood hizo un gran viaje por Suramérica, travesía que dejó plasmada en “El cóndor y las vacas”. Allí destacó a Bogotá como una ciudad cultural y de conversaciones, donde era posible imaginar a un lustrabotas utilizando fragmentos de “En busca del tiempo perdido” de Proust, para transmitir sus historias de amor. En la ciudad, que tenía un “centro lleno de contraste y de carácter”, se fascinó contemplando una copia de la Mona Lisa con un gorro de baño. Definitivamente los bogotanos, concluyó entonces, “no podrían vivir sin el arte”.

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Hoy es incuestionable que Bogotá es el motor creativo de Colombia. Prueba de ello es que concentra el 74% de las empresas del país, de ese sector. Esta fue razón suficiente para que, en la agenda de desarrollo productivo de Bogotá y Cundinamarca, conocida como la estrategia de especialización inteligente, se priorizara a las industrias creativas.

Y es que hay una serie de espacios que engrandecen la Bogotá Región Creativa, algunos apoyados por la Cámara de Comercio. Los festivales de todo tipo (jazz, teatro, rock, entre otros), las plataformas empresariales como Bogotá Fashion Week y el Bogotá Audiovisual Market (BAM), los museos y la exportación de contenidos de televisión son parte de ese ecosistema. Ese ambiente se respira en ‘clusters’ existentes en Ricaurte, La Candelaria y Usaquén, solo por mencionar tres ejemplos vivos de la dinámica de los sectores de artes gráficas, museos, artesanías y gastronomía.

También se podrá palpar en dos grandes apuestas de renovación urbana que adelanta el Distrito. La primera de ellas, en el antiguo Bronx, en asocio con la Nación, se establecerá un centro de arte y diseño, en el Batallón de Reclutamiento, y funcionará una sede del Sena que tendrá una oferta educativa específica para las necesidades de ese sector. Se recuperará el carácter que sedujo a Isherwood.

Del mismo modo, en el proyecto Alameda Entreparques, camino que conectará la estructura ecológica entre los parques El Virrey y el de Los novios, se contemplarían espacios culturales para el aprovechamiento de habitantes del sector y de artistas, productores, distribuidores y comerciantes artísticos.

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#AcuerdoNaranja

El Cabildo Distrital no ha sido ajeno a esta realidad. Por eso los concejales Andrés Forero, Gloria Elsy Díaz, Ángela Garzón y otros miembros de la bancada para la innovación y el emprendimiento, conscientes de las oportunidades sociales y económicas de esa industria, lideran la expedición del Acuerdo Naranja.

Se trata de un marco que define lineamientos y objetivos de política pública, asigna responsables e incentiva la mejora de Áreas de Desarrollo Naranja (ADN). Este último componente tiene que ver con el fomento de ‘clusters’ de creatividad, la transformación de algunas zonas y el impulso de encadenamientos productivos. En otras palabras, constituye reglas especiales para habilidades especiales.

Este gran esfuerzo, del que participan entidades como la Secretaría de Cultura e Invest in Bogotá, debe considerarse al momento de discutir el Plan de Ordenamiento Territorial. Ese es el espacio para plasmar la apuesta por el ingenio de los bogotanos.

Asimismo, vale la pena revisar la estrategia para la gestión pública de las 7i, plasmada en la Ley Naranja (1834 de 2017). Información, instituciones, infraestructura, industria, integración comercial, inclusión socioeconómica e inspiración.

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Ejemplos y augurios

Algunas ciudades del mundo ofrecen lecciones que se pueden estudiar para continuar por la senda. En Buenos Aires, por ejemplo, se creó el Distrito Creativo desde finales de 2012, allí promueven la inversión en proyectos de artes visuales, escénicas, literatura y música. También se busca la regeneración urbana del Barrio de La Boca y parte de San Telmo y Barracas. Bollywood (India) es una prueba de emprendimiento fílmico de una economía emergente. Pelourinho, en pleno centro de Salvador (Brasil), tuvo un proceso de revitalización urbana iniciando la década de los noventa y actualmente es un polo de desarrollo cultural.

El presente bogotano no puede ser mejor. La Nación, el Distrito, los empresarios, las universidades y el Concejo apuntan al objetivo de potenciar, aún más, el talento y las oportunidades de los creativos. Ante este panorama y las positivas perspectivas, Isherwood ratificaría, si pudiera regresar, que en esta ciudad no se puede vivir sin el arte.

Entretanto. Erick Behar escribió un buen análisis: “Economía Naranja. Indicadores, realidad y perspectivas de la Bogotá creativa”.

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