CIRO RODRÍGUEZ

Aliviar tarifas de energía eléctrica en tiempos de pandemia

Es ampliamente reconocido que las tarifas de energía eléctrica en Colombia son altas comparadas con las de los países miembros de la OCDE y de la región.

Ciro Rodríguez, Ciro Rodríguez
30 de abril de 2020

A pesar de la casi integración vertical de la cadena de valor del suministro de energía, los precios de generación de energía en el mercado mayorista reflejan el comportamiento y la evolución del mercado. Sin embargo, el precio al usuario final no es tan competitivo por diferentes factores de orden legal.

Entre los factores que distorsionan las tarifas tenemos, primero el esquema de solidaridad no corresponde a la realidad del país principalmente con el principio básico de focalización, donde los recursos deben dirigirse a la población vulnerable, casi el 90% de los hogares Colombianos son subsidiados, en un contexto donde la pobreza no llega al 30% y la pobreza multidimensional es menor al 20%, la Alcaldesa de Bogotá Claudia López, recientemente reconoció que Ella y su esposa Senadora reciben subsidio de energía.

Segundo, que las contribuciones incorporadas en las tarifas como las transferencias ambientales y a los fondos FAZNI, FAER, FOES, PRONE, la sobretasa a estratos 4,5 y 6, industriales y comerciantes, y al Fondo Empresarial encarecen el precio al Usuario. Tercero, el vínculo del cobro del alumbrado público con el consumo de energía, que de la misma forma el efecto sobre la tarifa no es menor.

En diferentes oportunidades basados en buscar una mayor competitividad del suministro de energía, que es un factor fundamental en el desarrollo del país se ha buscado realizar estos ajustes y otros de mayor rigurosidad técnica, sin hasta el momento tener éxito alguno. Hoy adicionalmente existe una situación de emergencia causada por la pandemia del COVID-19 que amerita buscar una reducción en el valor de la tarifa, ya que las medidas tomadas hasta el momento son insuficientes.

Los municipios no tienen recursos para asumir estos costos, además se puede generar una cultura de no pago por parte de los usuarios y la posibilidad que las empresas prestadoras del servicio queden sin la liquidez suficiente para mantener la continuidad del servicio. 

Lograr estos ajusten, unos temporales como congelar las contribuciones durante el tiempo de la emergencia, aunque realizando un análisis más juicioso puede ser permanente, teniendo en cuenta que el subsidio de energía proviene en su mayor parte del presupuesto nacional y después regresa a través de contribuciones, se podría vía presupuesto asignar directamente los recursos a los fondos evitando el alto costo no fiscal  , y otros definitivos como la focalización del sistema de subsidios y el ajuste del costo del alumbrado público que refleje el costo del servicio, significa una disminución del valor de la tarifa en un poco más del 20%.

Si se logra focalizar el esquema de solidaridad al 30% de la población pobre del país, se puede pensar en un mínimo vital gratuito, ajustando el consumo de subsistencia y aumentando el período de facturación a este sector. 

*Representante a la Cámara