RAÚL ÁVILA FORERO

Al final del espectro

Vuelve y juega el tráiler de suspenso que esperemos tenga un final feliz y no de terror como el de la película colombiana de 2006 con igual nombre al del artículo. Nuevamente se abre el proceso de subasta del espectro en Colombia para, por un lado, aumentar el acceso de la población, especialmente rural, a los servicios de internet móvil y, por otro, para dinamizar más al sector TIC. ¿Quién ganará?

Raúl Ávila Forero, Raúl Ávila Forero
2 de diciembre de 2019

En 2008 no había ningún país en Latinoamérica que tuviera un indicador de suscripciones a banda ancha móvil mayor a 10 por cada 100 habitantes. Pero los avances en el tema se vinieron a notar a lo largo de esta década, logrando en 2017 un promedio del 62,3 en toda América. Allí, Colombia se encontraba por debajo del promedio con un 48,8 siendo superado por países como Costa Rica, Uruguay, Brasil y Chile.

Actualmente se sabe que para mejorar la calidad de vida de la población, es necesario aumentar el acceso a internet. Existen estudios del Departamento Nacional de Planeación que afirman que un aumento de 50 puntos porcentuales en esta penetración de red para la población con niveles de ingreso más bajos, podría significar una reducción en el índice de GINI de hasta el 1,26 %. Es decir, habría reducciones en los indicadores de desigualdad.

Para esto, uno de los objetivos principales de los más recientes gobiernos ha sido mejorar la conectividad para aumentar la calidad de vida de los colombianos. Ello es posible gracias al espectro radioeléctrico, medio sobre el cual circulan varios tipos de comunicaciones. Para mayor claridad, son esas autopistas intangibles por las que viajan todas las señales necesarias no solo para conectarse a internet, sino también para ver televisión o escuchar radio.

Infortunadamente, el país ha asignado muy poco espectro para servicios móviles, manteniéndose en 360 MHz desde el año 2013, mientras que países como Brasil, México y Chile han experimentado incrementos en la asignación de hasta el 40 % entre 2013 y 2018. Evidentemente, los países de la región hicieron algo que Colombia no hizo o lo hicieron a un mayor ritmo. Adicionalmente, luego de la aprobación de la Ley 1978 de este año, la duración máxima de permisos de uso del espectro en Colombia equivale al promedio regional de 20 años, lo que permite planear inversiones sectoriales de mediano plazo. 

Como bien lo menciona nuestra Constitución, el espectro es un bien público inenajenable e imprescriptible sujeto a gestión y control del Estado. Esto, para garantizar la libre competencia y una igualdad de acceso a su uso; aspecto que, según vemos hoy día no es posible limitar el acceso a algún participante, toda vez que el espectro es un instrumento de política pública y no de regulación del mercado.

Finalmente, es importante tener en cuenta el nivel tan alto de inversión que requieren los despliegues de servicios móviles como internet y telefonía. Por tanto, el Gobierno debe asegurar que el asignatario del espectro lo use de la mejor manera posible y de forma eficiente (como lo define la Ley 1978 de 2019) y con mayor impacto a la población, garantizando la maximización del beneficio social. Esto implica un gran despliegue de infraestructura, y una adecuada y oportuna oferta de estos servicios, de tal manera que inevitablemente requieren un fuerte músculo financiero.

A mediados del mes de octubre, el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Mintic) hizo públicos los requisitos establecidos para participar en el proceso de asignación de permisos para el uso del espectro, categorizadas en tres bandas: 700, 1.900 y 2.500 MHz. Dicha subasta estaba programada para el 12 de diciembre de 2019. Y aunque era un evento con altas expectativas para el sector de telecomunicaciones porque sería una iniciativa que ayudaría a dinamizar la inversión y el crecimiento del sector que parece estancado, el pasado 8 de noviembre el Gobierno declaró al proceso como desierto.

Aunque el 5 de noviembre era el plazo máximo que tenían los operadores para aterrizar sus propuestas, solo llegó una. Claro fue el único que formalizó su interés para participar. Pese a que es el operador que cuenta con la mayor cobertura del país, la compañía solicitó mucho más del espectro disponible para ampliar la conectividad.

No obstante, la falta de un precio base llenaba de incertidumbre el proceso, pues muchos expertos sugirieron que esto podría llevar a algún operador a utilizar sus ventajas para subir los precios, con tal de impedir que la competencia tuviera oportunidad en la subasta, lo cual no era cierto; es importante resaltar que el precio de reserva sería el mismo en cada secuencia. 

Por más que un jugador, como resultado de la puja, ofreciera un valor muy alto en determinada secuencia para un bloque, en la siguiente secuencia el precio de puja volvería al precio de reserva. De esta forma, se previene que un jugador utilice su músculo financiero para inflar los precios y dejar a los demás por fuera. Asimismo, desde la visión de los gestadores de la subasta, la ausencia de dicho precio base, no daba pie para que la competencia pudiera analizar y estructurar una propuesta sólida que le diera lugar en la subasta.

Así, algunos posibles participantes como Millicom (Tigo) y Telefónica (Movistar) manifestaron sus inconformidades con el planteamiento del proceso inicial. Por su parte, Claro ya había declarado su gran interés por participar en el proceso. Sin embargo, unos y otros interesados manifestaron al unísono en sus comentarios, que el espectro debía ser subastado a precios asequibles, con un argumento que no es menor en términos de política pública; los precios altos de espectro retrasan el despliegue de tecnologías y con ello la cobertura y calidad de los servicios, y como es natural, afectan al alza los precios de los servicios al usuario final entre un 0.2% y un 0.5% los precios para servicios de voz y datos respectivamente. (“The impact of spectrum prices on consumers” septiembre 2019)

Bajo ámbitos regulatorios se prevé, para bandas bajas, un tope de espectro de 45 MHz. No obstante, Claro y Movistar ya tienen espectro, con 25 MHz cada uno, por lo que solamente podrían participar por 20 MHz adicionales en la frecuencia más baja de 700. Por otro lado, Tigo es el operador que actualmente no tiene espectro en bandas bajas, por lo que podría participar hasta por 45 MHz.

A inicios de la semana pasada, el Mintic acogiendo los comentarios de la industria, sacó la resolución final que, establece nuevas condiciones de subasta y devela el precio por el que iniciará la subasta. Para la banda de 700 MHz, el bloque de 20 MHz iniciará en $949.257 millones y el de 10 MHz en $474.628 millones. En la banda de 1.900, el bloque de 5 MHz iniciará en $228.350 millones y en la banda de 2.500 el bloque de 10 MHz en $160.545 millones. 

Esos precios denotan un gran aumento en el precio del espectro si se compara con el precio del espectro en subastas anteriores para el espectro de 2500 MHz, como banda comparable. Actualizando el precio del espectro de esa banda en 2013 con el IPC, se muestra como el valor base debió ser de 103 mil millones de pesos aproximadamente, pero el Ministerio fijó como valor base 160,5 mil millones, generando un aumento del 54%. Un ejercicio igual revela un aumento aún mayor (173%) para la banda de 1900 MHz. lo que no se compadece de la evolución de los mercados.

Al realizar un comparativo internacional respecto a los precios de reserva de las subastas espectro realizadas en la región, Colombia tiene el tercer precio más alto, superado solamente por Paraguay y Perú, y a nivel mundial, en una comparación con 37 subastas realizadas en 33 países, Colombia se ubica dentro de los 10 países con precios más altos.

Además, el ministerio decidió permitir la participación directa de Fondos de Capital Privado en el proceso de subasta, seguramente buscando evitar los riesgos de otra declaratoria de desierto, con condiciones incluso más favorables que para las operadoras interesadas, pero olvidando lastimosamente que la vocación de ese tipo de Fondos no es la inversión en redes e infraestructura, sino la especulación de bienes con alto nivel de liquidez, de lo cual surge la inquietud, si es la mejor forma de reducir la brecha digital.

La tendencia es bastante clara. Los colombianos ahora consumimos cinco veces más datos que hace cinco años. Pero este viene siendo un mercado altamente concentrado, en donde solo tres operadores tienen el 70 % del mismo. Tener más espectro, per se no asegura una mayor dinámica de la competencia sectorial. El proceso se ha ajustado a la viabilidad que planteaban los operadores, y el Mintic ha venido tratando de ajustar de la mejor manera el proceso.

Es claro que la subasta propende por un mecanismo para conectar a la Colombia olvidada; es la hora de que las empresas inviertan para contribuir al cierre de la brecha digital. Hay que tener en cuenta que del valor del espectro se descuenta todo el capex y opex que necesitarán para conectar las 5.766 localidades elegibles, por lo que es el Estado quien financia la conectividad, en busca de la maximización del bienestar social, por lo que todos los incentivos están dados para un resultado positivo para todos.