OPINIÓN ONLINE

¿A quién le estoy generando valor?

Vamos a recapitular un poco, la primera nota fue sobre buscarnos un buen problema para solucionar, la segunda fue sobre la propuesta de valor; esta será sobre el “mercado meta”.

Pedro Colmenares
27 de agosto de 2016

Esta nota hace parte de un ejercicio que comencé luego de leer algunos comentarios en redes sociales sobre mis columnas de emprendimiento, en ellas me increpaban a explicar “el cómo” del ejercicio de emprender. Estoy compartiendo paso a paso mi experiencia sobre el tema, haciendo la salvedad de que es mi punto de vista y no una verdad revelada.

Vamos a recapitular un poco, la primera nota fue sobre buscarnos un buen problema para solucionar, la segunda fue sobre la propuesta de valor; esta será sobre el “mercado meta”.

Cuando se escoge un problema, en el fondo estamos escogiendo también una comunidad que lo sufre, en la primera nota mencioné que entre más grande y general es el problema, más posibilidades de mercado tiene, lo que implica que las personas a las que les importa el problema son pues  nuestro “mercado meta”.

Es importante tener claro que estas personas deben estar dispuestas a pagar por nuestra solución al problema, sin pago no se cierra el ciclo, visto de esta forma cuando se cierra una venta, estamos recibiendo un voto a favor de nuestra “propuesta de valor”.

En mi esquema de trabajo siempre separo un grupo de “early adopters”, que son estas personas dentro del “mercado meta” que primero percibirían la solución y me sirven para hacer el piloto inicial.

Una de las confusiones más comunes que he visto como mentor en mis emprendedores, radica en confundir el “mercado meta” con algún “asociado clave”, es importante recordar que el “mercado meta” es quien paga, ese grupo de personas que están dispuestos a validar la propuesta de valor, comprando el producto o servicio que la materializa.

Tal como comente en la primera nota de esta serie, yo sigo el “modelo de negocio canvas” como guía para crear y mentorear mis emprendimientos y los de nuestros emprendedores, en mi experiencia es una de las formas más efectivas de tener en mente todo el proceso y poder hacer los ajustes necesarios. Precisamente el ajuste más importante es el del “mercado meta”, muchas veces se parte pensando que el mercado es uno, y a medida que se avanza en el proceso de validación, se descubre que a quien le importa la solución al problema que uno ofrece es otro grupo; en ese momento se debe estar dispuesto a revisar las premisas iniciales sin miramientos, no hay error que pueda afectar más la sostenibilidad de un emprendimiento, que trabajar con un “mercado meta” imaginado por el grupo de emprendedores; aquí es cuando la pasión por lograr el objetivo se convierte en terquedad.

La vacuna contra este mal es la medición, desde el principio se deben crear esquemas de validación de las premisas, especialmente la del “mercado meta”, los números son indicadores que no se dejan influenciar por la pasión, escucharlos es señal de sabiduría.

Algún lector hizo un comentario en facebook en mi nota anterior, diciendo que en el artículo había mucha “basura” y no había ejemplos concretos.Debo aclarar que emprender no es una receta, que lo que funcionó una vez no tiene porque funcionar después y que la mejor forma de desorientar a los emprendedores, es venderles la idea que existe algún “super gurú” que les va a revelar un “secreto”, estas notas son experiencias que comparto, tal como un viajero comparte tips de su viaje, corresponde a cada quien viajar por su cuenta y crear sus propias experiencias.

En la próxima nota compartiré algunas ideas sobre los “canales” mediante los cuales se entrega “la propuesta de valor” al “mercado meta”, son el proceso que crea el ciclo de validación con los clientes y se deben planear muy bien.