CLAUDIA VARELA

A abrir los ojos

Estos días se prueba de una forma callada quiénes en realidad tienen resiliencia y quiénes no. He leído un sinnúmero de mensajes que proponen entender mejor las cosas que nos da la vida para fluir.

Claudia Varela, Claudia Varela
5 de abril de 2020

Y tengo un par de reflexiones que me gustaría compartir.

Lo primero es entender que la cuarentena nos agarró sin preparación. Nunca nos imaginamos que esto en realidad podría pasarnos, somos sociales, amigueros, de contacto, de espacios cerrados, de ambientes llenos. De la noche a la mañana tenemos que vivir con una sensación de que cualquier contacto humano puede conllevar la muerte (que en el fondo pensamos viable para el resto del mundo menos para nosotros mismos) y tenemos por obligación que aislarnos.

Disfrutamos cosas que antes no hacíamos. La posibilidad que te da tomar un poco de aire al día si sacas a tu perro es algo que no tiene precio. Nunca me había gustado tanto sacar mis perros. Ahora creo que lo aprovecho.

Personalmente creo que esta cuarentena suma muchísimo o aburre también. Todas las historias tienen siempre varias versiones. Así que todo depende de los lentes con los que queramos ver las cosas. Lo que me gustaría que pase es que el sentido de solidaridad crezca y la discriminación a otros baje, ya que al final este virus no mira nacionalidad, estrato, género. Así tengas mucha plata , eso no te inmuniza.

Desde lo profesional es vital entender las posibilidades infinitas que da la tecnología. Pero también la falta que hace el contacto real humano. Pero nos acostumbramos y encontramos maneras de sobrevivir por que el ser humano es un animal de hábitos, de costumbres, de adaptación.

Hay que tener el doble de disciplina, hay que ser puntual en las reuniones, hay que concentrarse el doble en cada proceso y hay que sacar tiempo para todo. Valorar a los que trabajan en casa porque al final tienen unas cargas enormes de nuevas tareas que hay que saber equilibrar para cumplirle a todo.

He descubierto lo difícil que es transmitir sin que te vean. Llegar a acuerdos sin tener la fuerza de la presencia física. De los diálogos abiertos pero de frente. No hay posibilidad de entrar en detalles que sobren, poco se socializa y hay que priorizar por que nos sentimos sin tiempo aun estando en casa.

Necesitamos sin embargo activar la economía. Todos tenemos que poner de nuestra parte para que el país, el mundo se recupere. Esto va a ser un proceso que no terminamos de entender. No se trata de un diario conteo de muertos  ni de estar encerrados por meses solamente. Muchos sino mueren por el covid pueden morir por falta de ingresos.

La pobreza oculta también llega. Esa pobreza elegante que no te hace vulnerable a los ojos de la sociedad pero que al final te mete en problemas de supervivencia básicos. ¿Cuántos emprendedores y empresarios pequeños de un buen estrato están en sus casas sufriendo por que no les queda sino un mes para los salarios de su gente y para ellos mismos? El 47% de los empleos en Colombia son informales, y del 53% restante no se cuantas empresas tengan el musculo financiero para soportar una nómina inoperante por meses.

Seguramente muchos ven el problema de la economía lejos. Pero el gran problema va a ser que este virus que nos viene a sacudir va a golpear no solo la salud, no solo las unidades de cuidado intensivo sino los ingresos, las formas de trabajo, las formas de relacionarnos y por tanto va a presionarnos a reinventar nuevos modelos de producción en el corto y largo plazo.

Por ahora, invito a todos los líderes a abrir los ojos. A pensar en el bienestar colectivo, a tratar de visualizar lo que podría ocurrir y a solidarizarse con todos aquellos que se verán mas golpeados económicamente. Este es un reto demasiado grande para asumirlo con ojos solamente de paciencia. Nos sobrepasa. Pero que no acabe con las posibilidades, por que donde hay algo de apuesta hay esperanza y esa es la que nos mantiene vivos.