PABLO LONDOÑO

2019: ¡Hay Esperanza!

Se nos fue el 2018 que tanto en lo global como en lo local deja no solo noticias relevantes para el futuro de la humanidad sino elementos que nos ponen a pensar, a veces con preocupación, por pocos momentos con algo de esperanza, frente a lo que será el cierre de esta primera convulsa década del siglo 21.

Pablo Londoño, Pablo Londoño
10 de enero de 2019

Creo que el 2018 dejó una semilla de cambio que empezará a germinar con mayor fuerza de la mano de nuevas generaciones que han iniciado su tránsito hacia el activismo político en el escenario de lo público y que ya generan sismos importantes en el mundo empresarial empezando a gestar lo que será, muy seguramente, la organización del futuro.

De la mano del movimiento anticorrupción ingenuamente liderado, y con tintes populistas equivocados, las nuevas generaciones han iniciado su tránsito hacia el activismo político. Los escándalos de corrupción que han tocado a varios de los más importantes “personajes” del escenario global, y que en  este país pusieron al fiscal, y al candidato de la izquierda entre otros en el ojo del huracán, dejan ya una estela de insatisfacción profunda en una sociedad que no cree en su estamento político.

El muy pobre liderazgo del Presidente entrante, que por su juventud despertaba inquietudes pero tuvo una ventana de oportunidad de que sería capaz de airear el establecimiento, ha generado, por la frustración de quienes le creyeron, reacciones de cambio profundas de una juventud que incrédula con justa causa debe asumir liderazgo por mano propia.

El país cierra un año en donde quienes desde la derecha fungieron de opositores hoy se rajan en el Gobierno y pierden fuerza, y quienes como Petro llegaban a la oposición proyectándose como opción han sido igualmente salpicados por escándalos de corrupción que frustraran seguramente las candidaturas futuras que se perfilaban como opción.

Los jóvenes han saltado a la palestra asumiéndose como opción y liderando las fuerzas del cambio que tanto necesita nuestra sociedad. Es hoy la sociedad civil, la que empieza a organizarse como fuerza renovadora, con consignas éticas, esperanzadoras e incluyentes que empezaran a minar las posibilidades de permanencia del establecimiento corrupto.

Le puede interesar: El síndrome de Onoda

Este pulso, que hoy lo siente el Presidente que quedó en medio de la generación que representa y un partido retrogrado que lo abandonará pronto, lo pondrá en la difícil situación de si mantenerse a la sombra del pasado o si erigirse como la opción de cambio que la sociedad le reclama y que no da espera.

En lo privado el mundo avanza a velocidad de crucero con vientos de cambio que han tocado todas las estructuras y que plantea escenarios de renovación enormes. Se han tomado decisiones contundentes alrededor de las tecnologías limpias que dejaran atrás, para siempre, los combustibles fósiles, dando espacio a tecnologías solares, nuevas, baratas, que modificaran en poco tiempo el poder de aquellos que dependieron de su producción.

Vienen décadas de precios bajos con las implicaciones que esto tiene para un país como el nuestro que ha dependido de estas divisas para vivir. De la mano de estos cambios llega como Tsunami la obligación de modificar las estructuras organizacionales, que, en muchos casos, vivieron de un famoso “legado” dejado por padres y abuelos hoy francamente inviable.

Lea también: Futurología para dummies

Aquellas organizaciones que no modifiquen y alivianen sus estructuras y cambien drásticamente la forma de operar no van a sobrevivir. El consumidor, que lleva años siendo el centro de la estrategia hoy tiene el poder y demanda esquemas de servicio ágiles y económicos que no son capaces de brindar sino aquellas empresas que se rearmen como equipos empoderados, autónomos, que operen por proyectos y con una altísima capacidad para innovar y asumir riesgos.

Las organizaciones planas, flexibles, y centradas en la innovación dejaron de ser una moda copiada de Google, para pasar a ser la opción organizacional ágil que hoy en todos los campos del saber está generando disrupciones económicamente viables que desplazaran a todos aquellos que cosecharon éxitos por décadas pero que hoy no son capaces de retener su talento ni atraer talento joven y competitivo.

Finalmente, de la mano de todo este cambio social y económico urgente, llega con fuerza un cambio de la estructura ética de una sociedad joven que hoy grita la necesidad del cambiar y que no está dispuesta a esperar. Las nuevas generaciones han llegado con modelos de propósito de vida en donde el éxito económico pasa a no tener lugar de preponderancia siendo respetable sólo en la medida en que venga acompañado de acciones éticas, lícitas, que pongan por encima a la sociedad del individuo.

La fuerza de la sociedad civil, liderada por una juventud con valores renovados, nos abre un compás de esperanza para el año que llega. ¡Vendrán tiempos mejores!

Le sugerimos; A propósito de las pasiones generacionales