CAMILO DÍAZ

¿2018 hacia dónde vamos?

La primera mitad del año estará marcada por la carrera a la presidencia, la entrada en construcción de proyectos 4G ayudarán a sostener la economía, pero la evolución del petróleo y las tasa de la FED generarán incertidumbre.

Camilo Díaz, Camilo Díaz
16 de diciembre de 2017

La terminación de este 2017 nos lleva a pensar en el año que viene, y por supuesto a hacer las cábalas de lo que pasará durante un año que será desafiante en materia económica y política. Ciertamente la primera mitad del año estará signada por la carrera a la Casa de Nariño, por un lado, el Estado no podrá hacer mucho gasto dada la operación de la ley de garantías y porque el Gobierno se cuidará de no dejar demasiados compromisos amarrados que le quiten espacio al nuevo Gobierno. Por otro lado, la demanda privada desde el lado de la inversión no será mayor, al menos en esa primera mitad, puesto que los empresarios suelen ser cautos a la hora de tomar decisiones hasta que no conozcan a que panorama se van a enfrentar.

Lo que se puede esperar es que el primer semestre sea débil en crecimiento económico, y una vez más la economía dependerá de cómo se comporte el consumo de los hogares, que durante este año ha estado la mayor parte del tiempo en terreno negativo. La entrada en construcción de algunos proyectos de las 4G van ayudar a sostener la economía pero no serán un motor de impulso, en cambio si el petróleo Brent se mantiene por encima de US$ 60 el barril va a contribuir a aliviar la presión sobre los ingresos estatales, que francamente no lograron estabilizarse con la tributaria de 2016, además, porque las exportaciones tradicionales siguen representando el 67% del total de las ventas externas, entonces cualquier desbalance del crudo se sentirá fuerte en devaluación del peso, y presión en la inflación por vía de los bienes transables, así como mayor déficit corriente.

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Seguramente un mayor dinamismo de la economía se empezará a ver iniciando el segundo semestre, en esa parte deberán sentirse en pleno los efectos de la reducción de la tasa de interés que a lo largo del año hizo el Banco de la República que dejó los fondos prestables en 4,75%. También las inversiones que ejecutara el nuevo Gobierno, y los primeros frutos de las inversiones en posconflicto, que tímidamente ya dejan ver los beneficios del fin del conflicto en la productividad del agro y el crecimiento del turismo.

El consumo de los hogares debería repuntar, dado que habrá que renovar ciertos elementos de consumo como calzado, vestuario, y algunos bienes durables, no obstante, eso puede malograrse si el Gobierno entrante decide plantear prematuramente una nueva tributaria que se base en mayor impuesto al consumo, y grabar más las rentas del trabajo, entre ellas las pensiones. Por supuesto, la evolución del salario mínimo va a ser muy importante en el comportamiento de las compras de los hogares, si se llegará abrir camino la propuesta de salarios mínimos por regiones, eso golpeará el consumo, y volveremos a la situación que se presentó este año, de baja demanda y debilidad en el crecimiento que como ya hemos dicho llegará a solo 1,5%.

Desde el lado de los riesgos se puede pensar en dos elementos. Primero, el ambiente externo en particular las tasas de interés de la FED que ha anunciado que en 2018 hará tres aumentos más de tipos de interés, lo que significará pasar del actual rango de entre 1,25% y 1,50% a entre 2% y 2,25%, lo que más importa es la gradualidad de ese aumento si es demasiado rápido provocará volatilidad en el precio de los activos financieros colombianos, y presiones en la cuenta corriente, devaluación, e inflación. Y en menor medida la calificación de riesgo que todavía es de inversión pese a la rebaja de esta semana. Europa se ha estabilizado y puede contribuir al crecimiento de exportaciones tradicionales.

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Segundo, el precio del petróleo Brent, Colombia todavía sigue dependiente de sus exportaciones, el precio del crudo estará ligado a la permanencia del acuerdo de la OPEP y Rusia para recortar los 1,8 mbpd que se requieren para que el mercado se mantenga sin excesos de oferta, no obstante el acuerdo puede fragmentarse, o el recorte erosionarse si la producción desde Estados Unidos aumenta por cuenta de los productores de Shale y sus exportaciones aumentan llevando a que los precios se contraigan y veamos precios parecidos a los del primer trimestre de 2106.