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¿2017 vendrá el despegue?

Luego de la marcada desaceleración que vivió el país en 2016, este año puede ser de despegue sin embargo deben superarse algunos obstáculos.

Camilo Díaz
25 de febrero de 2017

El jueves el Dane confirmó lo que se daba por descontado y es que el año pasado no fue bueno para la economía colombiana, porque el crecimiento interanual en el tercer y cuarto trimestres fue mediocre, con tasas de 1,2% y 1,6% respectivamente. Con esos datos el consenso del mercado ha llegado a la conclusión de que la economía local tan solo se expandió 2% durante todo el año.

Esa tasa de crecimiento no contribuye a mejorar la posición fiscal del Gobierno ni al desarrollo económico, simplemente ayuda a mantener parte de los logros alcanzados, como son una tasa de desempleo de menos del 10% aunque con elevada informalidad, y a evitar que los colombianos que salieron de la pobreza regresen a ella, pero siendo cada vez más dependientes de los subsidios estatales que salen de las menguadas arcas del Gobierno.

En realidad 2016 fue el año donde se absorbió la totalidad del choque de la caída de los precios del petróleo que le quitaron al país ingresos por más de $23 billones, afectando el valor de las exportaciones, incrementando el déficit en la cuenta corriente, y por esa vía propiciando la depreciación del peso frente al dólar que contribuyó a que la inflación hasta el primer semestre del año sobrepasara el 9%.

Esos factores incidieron negativamente en la dinámica económica, además el paro camionero también perjudicó a toda la economía y contribuyó a que los precios de los alimentos se dispararan afectando las expectativas de inflación.

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Para este año algunas de las pesadas cargas del año pasado ya no están o han disminuido, sin embargo, hay obstáculos que deben ser superados para que venga el despegue económico.

En primer lugar, el Gobierno tendrá que ser muy hábil para evitar que el escándalo de corrupción de Odebrecht, y la materialización del riesgo de crédito de los $120.000 millones que torpemente el Banco Agrario prestó a Navelena – donde Odebrecht tenía el 80% de acciones – afecten el cierre financiero de los proyectos de las 4G que están por iniciar, y retrasen su ejecución, o en el peor de los casos inviabilicen los proyectos.

Eso desafortunadamente es uno de los tantos costos de la corrupción. Los bancos, los inversionistas y los mismos contratistas, incorporan dentro de los costos de los negocios las posibles pérdidas o riesgos que suceden por la corrupción.

Si se logra superar ese primer obstáculo, seguramente la construcción continuará siendo uno de los principales dinamizadores de la economía. El recién lanzado programa Colombia Repunta tiene una parte de su articulación basada en la ejecución de los proyectos de infraestructura y la construcción de vivienda.

En segundo puesto, ha llegado como un bálsamo para el Gobierno el incremento de los precios del petróleo que se ha sostenido por encima de US$50 por barril desde que la Opep anunció en noviembre pasado su pacto de recortar la producción, la mejor noticia fue que por lo menos en enero se cumplió el acuerdo y el crudo no perdió precio.

No obstante, los productores de shale en Estados Unidos pusieron 400.000 bpd más, y los inventarios de refinados se encuentran en picos históricos, una conjugación de mayor producción no convencional, con exceso de inventario puede provocar que el crudo retroceda borrando cualquier beneficio que pueda llegar a nuestra economía. La producción nacional de petróleo cayó nuevamente y ronda los 850.000 bdp, pero los mejores precios pueden incentivar la producción y contribuir al crecimiento de ese sector.

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En tercer lugar, la mayor talanquera es la politización que está arrancando con la prematura actividad política por la carrera a la Casa de Nariño, un ambiente económico politizado genera incertidumbre en los inversionistas y empresarios que empiezan a aplazar sus decisiones de inversión hasta cuando tengan el panorama despejado, definitivamente eso no ayuda a la economía. Así mismo todavía no se ven las obras e inversiones del posconflicto que deben ser otro motor para generar empleo y demanda.

Por último, solo hasta terminado el primer trimestre vamos a conocer el efecto real del alza del IVA al 19% en el consumo de los hogares, probablemente va a afectar la confianza del consumidor, lastrando un poco el crecimiento.

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