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2017: El año de las exportaciones no minero-energéticas

Debemos tomar los correctivos necesarios en nuestra política exportadora para generar verdadero crecimiento económico.

David Barguil
15 de enero de 2017

Aunque poco a poco el optimismo sobre la economía colombiana ha venido retornando, aún estamos lejos del desempeño económico de años recientes en los que nuestra economía creció por encima del 5% e incluso del 6%. Si bien se espera que el 2017 sea un año mejor que el 2016, lo cierto es que el país sigue sin encontrar un sustituto de la locomotora minero-energética y que mientras no lo encontremos difícilmente alcanzaremos cifras de crecimiento superiores al 4% de manera sostenida en el tiempo. Ahora que lo peor del ajuste ya pasó, creemos que la alternativa económica que el país necesita este año es diversificar su producción con miras a que nuestras exportaciones no minero-energéticas tengan un claro repunte.     

Es claro que empezamos el 2017 en una mejor posición que el año pasado y por eso esperamos que el gobierno se ocupe ahora de las soluciones estructurales y de largo plazo. En el 2016 se logró que la inflación cediera en más de un punto porcentual, que el déficit de cuenta corriente tuviera una reducción de dos puntos porcentuales y además la cotización internacional del crudo nos dio un respiro al ubicarse de manera estable en los 50 dólares.

Sin embargo, el escenario sigue siendo complejo y aún dista mucho del de los años del boom minero energético, por lo que Colombia no tiene otra alternativa que diversificar su aparato productivo y exportaciones para encontrar nuevas fuentes de crecimiento y de generación de empleo menos volátiles. 

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Es realmente preocupante que las exportaciones nacionales no se hayan dinamizado de manera significativa con una depreciación del peso cercana al 37% desde 2014, más aún cuando ya tenemos más de un año con un precio del dólar alrededor de los $3.000. Según datos del Dane, las exportaciones de manufacturas entre noviembre de 2016 y 2015 apenas crecieron 4,9%, teniendo como antecedente que para noviembre de 2015 esta misma variación frente al 2014 había sido de -19,5%. Por otra parte, las exportaciones del grupo de productos agropecuarios, alimentos y bebidas presentaron una variación de 14,9% pero de igual manera, la variación del grupo de productos agropecuarios en el mismo mes de 2015 frente al 2014 fue del -19,8%.

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Aunar esfuerzos en promover las exportaciones no minero-energéticas del país también es crucial en un año en el que se prevé una importante desaceleración en la demanda interna de productos y servicios como consecuencia de la caída en el poder adquisitivo de los colombianos. La caída del salario real este año será fuerte no sólo porque cerramos el 2016 con una inflación de 5,75% y porque el salario mínimo apenas aumentó el 7%, a esto tendremos que sumarle el impacto que tendrá el aumento de los impuestos. Estudios recientes como el de la Universidad de la Sabana ya estiman la desaceleración mencionada en un 5%. 

Estamos ante un contexto en el que el precio del dólar seguirá por el orden de los $3.000 con incluso posibilidades de un fuerte reajuste, dependiendo de cómo evolucione la política económica norteamericana. Hoy debemos revisar en detalle qué ha pasado con nuestra política exportadora con miras a tomar los correctivos necesarios para que este sector se convierta en una verdadera opción de crecimiento económico y de generación de empleo. En el actual estado de cosas, diversificar y potenciar nuestra oferta exportable de bienes y servicios es una clara opción para recuperar las tasas de crecimiento que en la última década nos permitieron lograr avances importantes en nuestros indicadores socioeconómicos.

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