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David Yanovich

La herencia negra de Chávez

Colombia podría terminar monetizando más barriles de petróleo que Venezuela. ¿Será que la revolución bolivariana aguanta más años de desastres y demagogia en lo que a política petrolera se refiere?

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20 de marzo de 2013

Durante el año 2011 –últimas cifras oficiales–, PDVSA produjo 3 millones de barriles por día en promedio, cuando en 2008 estaba en 3,3 millones. Pero según la Opep, que utiliza cifras reportadas por cada uno de sus miembros, Venezuela produce 2,8 millones de barriles por día. Sin embargo, el mismo reporte de la Opep dice que, de acuerdo con fuentes secundarias (que en la práctica quiere decir no polucionadas por el aparato estatal), nuestra nación vecina, dueña de las reservas petroleras más grandes del planeta gracias al auge del crudo pesado (que se encuentra en abundancia en lo que los petroleros llaman la Faja del Orinoco), produce realmente 2,4 millones de barriles por día, un poco mas del doble que la producción colombiana, de alrededor de 1 millón de barriles. La cifra de producción venezolana es similar a la que reporta la EIA, la agencia de energía del gobierno de los Estados Unidos.

El consumo en Venezuela, por su parte, tampoco está exento de polémica. Según la EIA, este llega a 755.000 barriles por día; según BP (que hace un reporte estadístico anual sobre el petróleo a nivel mundial, el cual ya se ha vuelto un referente de la industria), el consumo de los venezolanos es de 832.000 barriles por día. En cualquier caso, los venezolanos están hoy por hoy adictos al petróleo. Los enormes subsidios a la gasolina –Venezuela tiene la más barata del mundo–incentivan su consumo. A esto se suma el enorme incremento del uso de derivados del petróleo para la generación de energía, incremento explicado fundamentalmente por una falta total de planeación y mantenimiento de las plantas eléctricas, obligando al país a instalar, a la carrera, plantas que generan con combustibles líquidos. Finalmente, el contrabando de gasolina y crudo venezolanos cada vez es mayor, agregándose de manera subrepticia al consumo interno.

Como si esto fuera poco, la revolución bolivariana además ha regalado petróleo a dos manos. Cuba, a cambio de profesores y médicos, recibe 102.000 barriles por día; Nicaragua recibe 22.000 barriles diarios (aunque en teoría paga 60% de contado, el resto lo financia Venezuela con créditos a más de 20 años y tasas de interés menores a las de entidades multilaterales). Y entre otros países del Caribe y Suramérica (Bolivia entre ellos, lo cual deja mucho que desear sobre la política de ese país rico en hidrocarburos), según cifras de PDVSA, hay otros 200.000 barriles aproximadamente. Y no es difícil suponer que parte de este crudo, dados sus destinatarios, no va a ser pagado en su totalidad.

El balance de lo anterior es el siguiente: con una producción de 2,4 millones de barriles por día, un consumo doméstico de 830.000 barriles y asumiendo un “regalo” de crudo gracias a la petro-diplomacia de la revolución de 190.000 barriles diarios, Venezuela hoy monetiza 1,4 millones de barriles, menos de la mitad de lo que monetizaba hace 10 años. Colombia, por su parte, monetiza 100% de sus barriles, dado que el consumo doméstico no está subsidiado. Es decir, Venezuela, la nación con los recursos petroleros más grandes del mundo, monetiza hoy apenas unos 300.000 o 400.000 barriles más por día que nuestro país. Y esto sin ajustar por el hecho de que, en términos relativos, el sector petrolero pesa mucho más en la economía venezolana que en la colombiana.

Colombia hoy exporta 500.000 barriles de crudo a Estados Unidos, convirtiéndolo en el quinto proveedor más importante de ese país. Venezuela exporta 930.000 barriles de crudo, y es el tercero más importante. Y aunque hay factores estructurales de la industria petrolera estadounidense –particularmente la dieta de sus refinerías–, es posible que más temprano que tarde Colombia se vuelva un proveedor muy parecido en importancia a Venezuela para la primera potencia del mundo. Sobre todo considerando que en Estados Unidos el consumo de crudo importado ha bajado a la mitad desde 2006, y que seguirá bajando como consecuencia del shale oil.

Que Colombia pueda eventualmente monetizar más barriles que Venezuela habla muy bien de la política petrolera doméstica. Pero habla muy mal de la política petrolera de la revolución, la cual está basada en el oro negro para su supervivencia. ¿Será que aguantarán?

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