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El compliance: ¿la última moda?

En el mundo de la moda se dice que el negro es el color rey pues “el negro sale con todo”. No obstante, cada tanto surge una nueva tendencia y un nuevo color que cada temporada lo reemplaza, y se usa el cliché de decir que es el nuevo negro, que combina con todo y será el preferido de diseñadores, la prensa y los consumidores. ¿Compliance is the new black? Un análisis de Andres Jimenez.

22 de noviembre de 2019

Pues bien, haciendo un paralelo entre la moda y los asuntos corporativos, vale la pena preguntarse si el compliance es el nuevo negro, el tema que está de moda y en boca de los reguladores, los abogados y de las empresas.

En los últimos años, esta temática ha adquirido mayor visibilidad gracias a los escándalos financieros y corporativos, así como también de los resultados de las autoridades en casos emblemáticos a nivel internacional y nacional. Pasamos de ver en los medios internacionales casos como Enron, Madoff, el FIFA Gate y la Operación Lava Jato a ver en medios de comunicación locales casos similares siendo investigados por autoridades colombianas.

Ante los recurrentes titulares de prensa los responsables de las empresas empezaron a preguntarse si estos casos podrían pasar al interior de sus organizaciones y la respuesta siempre es ‘sí‘. Cualquier compañía en el desarrollo de sus actividades enfrenta riesgos de corrupción, fraude o lavado de activos, es bastante poco probable que en una organización exista un riesgo cero en estos temas.

Desde el punto de vista histórico, algunas de estas tareas estuvieron circunscritas a las funciones que desarrollaban los revisores fiscales, esta era una forma fácil de algunos administradores de librarse de su tarea de prestar atención a estos asuntos, pues siempre era más interesante hablar de utilidades y no tanto de procesos de auditoría o de las preguntas incómodas por parte del revisor fiscal. Posteriormente, con el surgimiento de las áreas de control interno, la obligación de tener oficiales de cumplimiento y comités de auditoría, esta tarea empezó a ser llevada de manera más rigurosa no solamente en lo que atañe a los estados financieros sino a otra serie de procedimientos y normativas. A molestar con ‘J‘, dirían algunos. 

No obstante, cuando uno estudia los grandes escándalos corporativos, se da cuenta que en muchos casos -al menos desde lo organizacional- empresas con este tipo de problemas sí tenían áreas de compliance o de cumplimiento. ¿Y entonces?

Más allá de los análisis particulares de cada caso, en todos hay un elemento común: El tema de compliance no era una prioridad para los directivos. Se preguntarán: ¿Acaso el cumplimiento de la ley no es un deber de los administradores y de los buenos hombres de negocios? 

Precisamente, hay una gran diferencia entre tomarse el tema en serio por parte de los directivos y el tener un “compliance de papel” para darle contentillo a algunas autoridades.

Cumplimiento serio significa que el liderazgo venga desde la cima, que exista una adecuada cultura de cumplimiento y ambiente de control, que se comprometan los suficientes recursos en estos asuntos y que sean tan relevantes como la generación de utilidades. 

También es importante entender que aun cuando haya una política de cero tolerancia, esto no quiere decir que haya cero riesgo, y cuando el riesgo se materialice también habrá que tener una respuesta adecuada frente al hecho. Estos temas no pueden ser vistos por empresas o autoridades únicamente en "blanco y negro", pues cada caso es diferente. 

En jurisdicciones más evolucionadas en estos asuntos como Estados Unidos, Reino Unido y recientemente Francia esto ha sido entendido por las autoridades quienes consideran como un mecanismo de defensa válido para las empresas el contar con adecuados programas de cumplimiento. En Colombia históricamente los temas de prevención de lavado de activos han estado circunscritos al escrutinio de la Superintendencia Financiera. Pero en los últimos años la Superintendencia de Sociedades ha impuesto obligaciones en materia de prevención de lavado y anticorrupción. Estamos avanzando. 

Así pues, volviendo al paralelo con el que inició esta columna, está bien que esta nueva moda del compliance se tome la agenda de los foros empresariales de alto nivel y se discuta con las autoridades. Pero no es una nueva moda que el tema de cumplimiento sea responsabilidad de la administración, pues siempre ha tenido el deber de hacer preguntas difíciles y de molestar con J. “No me aburras con los detalles”, dirían algunos, pero todos sabemos que el diablo está en los detalles, y como titulara una película de Hollywood hace algunos años: el diablo viste a la moda.

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