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Uribe Vélez señaló que es posible que Colombia tenga un buen comportamiento de la economía en el segundo semestre de 2009

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Uribe, en visita de imagen a Washington, se reúne con Bush

El presidente colombiano, en sus visitas a Washington, tal vez no siempre consiguió lo que buscaba, pero nunca dejó de vanagloriarse de su imagen de aliado más confiable de Estados Unidos en la región.

30 de abril de 2007

En conferencias públicas, Uribe no sólo era presentado como "hombre duro" y "héroe" contra la guerrilla, paramilitares y narcotraficantes sino que el mismo presidente George W. Bush se complacía en llamarlo "mi amigo" y "socio estratégico" de su gobierno en América Latina.

No es que el estado de ánimo de Bush haya cambiado. Pero, Uribe ha admitido que su imagen en Estados Unidos estaba hoy prácticamente "destruida" por los escándalos sobre sus presuntas vinculaciones y las de su familia y sus principales colaboradores con grupos paramilitares.

La Casa Blanca y el Departamento de Estado han salido en su favor reafirmando comentarios del pasado de que el gobernante sudamericano estaba haciendo "un magnífico trabajo" por la pacificación, el desarrollo económico y la lucha contra las drogas y los rebeldes en Colombia.

Al anunciar el encuentro súbito con Bush, la Casa Blanca dijo que Colombia "es un importante socio estratégico y esta visita subraya la amistad y amplia cooperación entre los Estados Unidos y Colombia".

Pero, Gimena Sánchez Garzoli, analista de la Oficina en Washington para América Latina (WOLA), una organización de análisis regional, tiene sus reservas.

"El presidente Uribe tiene mucho que responder en esta visita: Hay un escándalo de 'parapolítica' en Colombia, una lucha contra las drogas de seis años que no ha mostrado resultados favorables y Colombia tiene todavía la segunda mayor población de personas internamente desplazadas en el mundo", dijo.

El presidente, que está en su segundo período de cuatro años, desarrollará el miércoles en Washington una intensa actividad en busca no sólo de sacar adelante sus viejos planes _libre comercio y renovación del Plan Colombia-- sino también de aclarar malentendidos.

Uribe vendrá adicionalmente en momentos en que el Congreso le ha retenido la ayuda militar de 55 millones de dólares a la espera de que el Departamento de Estado le informara sobre cómo llegó a la conclusión de que el aparato militar colombiano no estaba violando los derechos humanos en las operaciones de pacificación.

En Bogotá, Uribe dijo que su imagen en Estados Unidos quedó debilitada cuando el ex vicepresidente Al Gore se abstuvo de participar este mes en una conferencia sobre medio ambiente en Miami para no compartir podio con él.

Gore dijo que lo hizo a la espera de que las versiones sobre los vínculos del presidente con los paramilitares se aclararan. Uribe consideró la decisión del demócrata como "apresurada".

El Congreso, justamente de mayoría demócrata, está demorando el debate del tratado bilateral de libre comercio con Colombia debido a que demócratas y republicanos no se han puesto de acuerdo sobre cómo incluir provisiones laborales, entre ellos los derechos sindicales, en los acuerdos comerciales.

El presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la cámara baja, Charles Rangel, ya ha adelantado que en el caso del tratado colombiano las alegaciones sobre Uribe y los paramilitares, así como la muerte no investigada de centenares de sindicalistas colombianos iban a afectar el proceso legislativo del acuerdo comercial.

El fiscal general colombiano Mario Iguarán admitió el lunes en Washington que en los asesinatos de los sindicalistas las investigaciones señalaban como autores a los paramilitares y "desafortunadamente" a las fuerzas militares también.

Aun cuando dijo que "no conozco una coma" del tratado comercial y que su cargo era "independiente" del gobierno, Iguarán afirmó que las investigaciones sobre los asesinatos de sindicalistas "decidirán la aprobación" de ese tratado por el Congreso.

Adelantándose a Uribe, Iguarán pondrá su parte en la gestión en favor de Colombia cuando se entreviste entre el lunes y martes con una decena de legisladores, dirigentes de grupos no gubernamentales y de la federación sindical AFL-CIO, que tiene una fuerte influencia en el Partido Demócrata para hablarles de su trabajo.

 

 

 

AP