Home

Empresas

Artículo

COMERCIO EXTERIOR

¿Se despeja el camino del TLC?

Con la notificación del Presidente George Bush a su Congreso, arrancó en firme el proceso de firma y ratificación del TLC entre Colombia y Estados Unidos. Sin embargo, la preocupación alrededor del vencimiento del ATPDEA se mantiene.

María Antonia Pardo
24 de agosto de 2006

Agosto ha sido un mes decisivo para el TLC entre Colombia y Estados Unidos pues se dieron dos pasos indispensables para que el proceso de firma y ratificación arrancara en ese país. El primero de ellos ocurrió hace dos semanas: la representante de comercio, Susan Schwab, publicó el texto en inglés del TLC entre los dos países en la página web del USTR (Office of the United States Trade Representative). El segundo ocurrió ayer: el Presidente George Bush le notificó al Congreso, con noventa días de anticipación a la firma oficial del mismo, su intención de suscribir un tratado de libre comercio con Colombia.

Después de varios atrasos por inconsistencias lingüísticas y diferencias alrededor de temas agropecuarios, el Presidente George Bush finalmente le informó a su Congreso que firmará el tratado en cuestión pues considera, según lo manifestado por el gobernante en la carta de notificación, que éste tratado generará oportunidades de exportación a agricultores, granjeros y compañías estadounidenses, ayudará a crear empleos en Estados Unidos y permitirá que los consumidores americanos ahorren dinero gracias a la oferta de mayores opciones. En lo referente a Colombia, Bush considera que el acuerdo también será beneficioso porque le proveerá oportunidades económicas al país y contribuirá con el fortalecimiento de la democracia.

Los congresistas estadounidenses tendrán 90 días, contados a partir del 24 de agosto, para analizar desde el punto de vista jurídico el texto final del tratado y pronunciar las sugerencias u objeciones que tengan sobre el mismo. En ese período lo firmará George Bush. Lo que viene después es la votación, otros 3 meses en los cuales deben pronunciarse a favor o en contra del TLC.

Sumando los dos períodos, y teniendo en cuenta que cada uno de los procesos podría extenderse hasta la fecha límite, Senado y Cámara tienen hasta seis meses a partir de la fecha para aprobar el TLC en Estados Unidos. Si ello llegare a suceder, la votación se llevaría a cabo el otro año y no este, con un nuevo Congreso posicionado. En efecto, como este noviembre habrá elecciones parlamentarias, se espera un cambio sustancial en la conformación del Congreso que legislará a partir de enero de 2007.

La suerte de este TLC sigue siendo incierta. Todo parece indicar que enfrentará dos escenarios muy diferentes dependiendo de lo que suceda con las elecciones que se acercan. Si los resultados le devuelven el control a los demócratas, ya sea en el Senado o en la Cámara de Representantes, esa bancada podría dilatar el proceso hasta el otro año y votarlo, en un ambiente hostil, una vez asuman sus cargos los nuevos congresistas de su partido. En este escenario, se empantanaría la ratificación del TLC entre Colombia y Estados Unidos, por una sencilla razón: los demócratas tradicionalmente han votado en contra de tratados de este tipo.

En el otro escenario, es decir, con una mayoría republicana en el nuevo Congreso, el camino podría estar más despejado. Los republicanos, amigos de vieja data del libre comercio, eventualmente se pondrían las pilas para estudiar y votar el TLC en un tiempo inferior al máximo permitido, que como se anotó con anterioridad, es de seis meses. Sin embargo, procesos similares del pasado indican que los republicanos también podrían convertirse en la piedra en el zapato para la aprobación de este tipo de acuerdos bilaterales.

Lo ocurrido con el CAFTA, el tratado de libre comercio suscrito entre Estados Unidos y Centroamérica, es el vivo ejemplo de ello. Ese tratado no sólo tardó casi año y medio en ser ratificado por el Congreso estadounidense, sino que además se enfrentó a la oposición de muchos republicanos. Al final, 27 legisladores de esa corriente partidista procedentes de estados azucareros y textileros votaron en contra del tratado. Para sacar adelante al CAFTA, el gobierno de Bush tuvo que otorgar numerosas concesiones a los congresistas de su país, pero no obtuvo un resultado contundente, pues el tratado pasó prácticamente raspando: en la Cámara, por sólo 2 votos; en el Senado, por 9.

Todo indica que el cronograma que se tenía en febrero de este año, cuando se cerraron las rondas de negociaciones entre los dos países, se trastocó por completo y no podrá cumplirse. El objetivo del Presidente Álvaro Uribe era claro: lograr que el TLC fuera aprobado antes del vencimiento del ATPDEA, para que el 53% de las exportaciones colombianas que entra a Estados Unidos amparadas por esas preferencias arancelarias no quedara en el limbo. Pero para ser realistas, lo más probable es que se repita la misma historia de hace cuatro años, cuando, tras vencerse el ATPA el 4 de diciembre de 2001, su reemplazo, es decir, el ATPDEA, entró en vigencia en agosto de 2002, prácticamente ocho meses después.
 
Lea en el artículo relacionado, 'Reacciones frente al TLC', qué opinaron la SAC, Fedegan y Analdex sobre este tema.