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Jorge Cuartas, de Mitsubishi Colombia, asegura que en 2011 la empresa vendió unos 600 equipos por unos $53.000 millones y exportó a Panamá, República Dominicana, Trinidad y Tobago, Perú y Ecuador.

Industria

Negocio en ascenso

Los fabricantes de ascensores pasan por su mejor momento en Colombia. Españoles y chinos están detrás de la multimillonaria torta, en un negocio que ahora quiere bajar de estrato.

1 de febrero de 2012

Colombia está encontrando la solución a uno de los más graves problemas que enfrenta: planear eficientemente el crecimiento de sus ciudades. El enorme déficit de vivienda digna ha chocado con otro déficit aún más preocupante: el de tierras que permitan una expansión urbana ambiental y económicamente sostenible. Construir hacia arriba será ahora la consigna del desarrollo urbanístico futuro.

Por eso, el ascensor se ha convertido en la salida a los problemas. Prueba de ello es que firmas de todas partes del mundo están dando una dura pelea por ese mercado que crece en Colombia.

Varios hechos confirman la tendencia. La firma Otis acaba de terminar la renovación de ascensores de la torre Colpatria, el edificio más alto del país. Ahora la disputa se centra en proveer los elevadores del edificio Bacatá, que será el más alto del país.

La pelea comercial se trasladó a las ciudades intermedias. En Duitama, Otis vendió equipos para unas torres de 19 pisos, mientras que en Armenia, Almacenes la 14 también contrató este tipo de tecnología, al igual que en Yopal, Casanare.

Además, el negocio también está cambiando de estrato, pues varias firmas como Mitsubishi, Otis y Andino-Schindler están ultimando los detalles de un ascensor low cost con el que entrarán en la pelea por el mercado de la clase media y la vivienda de interés social. El negocio pinta bien, teniendo en cuenta que las ventas actuales se concentran solo en oficinas, centros comerciales y viviendas de estratos altos, dejando a la deriva 50% del mercado.

Este potencial atrajo el interés de pesos pesados de la industria española, como Orona y Autur, que salieron de su país espantados por la crisis económica. Estas compañías, con sus precios bajos, tienen tambaleando a más de un fabricante local. Otras firmas reconocidas en el exterior como Kone, de Finlandia; la coreana Hyundai; la japonesa Isuzu y Brilliant, de China, llegaron por parte de la torta que en la actualidad representa ventas por $200.000 millones al año.

El negocio da para todo, pues la nueva terminal internacional del aeropuerto Eldorado tendrá las primeras bandas transportadoras de viajeros en el país, cuyo contrato lo ganó en una dura competencia ThyssenHrupp de Alemania.

El auge ha dado para que en la última década se pasara de 6 a más de 20 firmas que ofrecen elevadores para todos los gustos y bolsillos.

Desde abajo

La punta de lanza de esta guerra comercial serán los elevadores de bajo costo. Otis Colombia, compañía estadounidense inventora del elevador moderno en el siglo XIX, lanzará en abril de este año el Gen 2 Confort, un equipo 30% más económico que los elevadores estándar.

“Para bajar el valor tuvimos que poner en práctica el legado de Henry Ford, es decir, la producción en línea, con acabados, medidas y colores determinados. Así entraremos de lleno a este mercado de estratos medios y bajos”, explicó Justo Sarmiento, gerente general de Otis-Colombia.

Mitsubishi, que tiene 30% del mercado actual, no se quiere quedar atrás y en julio de este año presentará una versión mejorada del Novo, un ascensor de bajo costo que busca conquistar las ventas en América Latina.

“Nuestras fábricas de México y Colombia están desarrollando un nuevo ascensor de bajo costo. Las expectativas son inmejorables”, anticipó Jorge Cuartas, presidente de Mitsubishi Colombia. La nueva versión del Novo podría costar $50 millones, unos $30 millones menos que un ascensor convencional.
Pero, si este valor sigue siendo alto, los fabricantes están dispuestos a ir más abajo. Otis decidió abrir una línea de crédito a los habitantes de conjuntos residenciales para que paguen la instalación y mantenimiento en ‘cómodas cuotas mensuales’. Una idea que le ha dado frutos a la firma, pues este nicho crece a un ritmo superior a 10%.

Pero esta no es la última parada. La densificación urbana; es decir, la renovación de inmuebles de uno o dos pisos por torres de 10 niveles en adelante y los edificios antiguos que quieren contar con este modo de transporte, tienen disparado el negocio. Solo en el caso de Mitsubishi las ventas crecieron 20% en 2011.

Frente a todo este reacomodo de la industria, Roberto Moreno, presidente de la constructora Amarilo, fue más cauto debido a que –según él– no solo se trata de bajar el precio del elevador sino también el mantenimiento del equipo cuyo costo mensual asciende en promedio a $380.000. “En VIS tendríamos que pensar en edificios de 7, 8 o 10 pisos para que haya más gente que pueda asumir el costo del mantenimiento. Igual creo que es una iniciativa interesante de esa industria”, explica Moreno.

Mientras fabricantes y constructoras logran ponerse de acuerdo, queda claro que el ascensor está dejando de ser un artículo exclusivo de estratos altos, para convertirse en una necesidad. Al fin y al cabo, los ascensores son el medio de transporte masivo que más personas moviliza en el mundo, muy por encima de los buses o el metro.