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COYUNTURA

Lula aguanta la tormenta

Pese al escándalo de corrupción que se cierne sobre Brasil, los mercados y la economía del país le siguen apostando a la administración de Lula da Silva.

22 de julio de 2005

Lula da Silva, el presidente de Brasil, parece, a primera vista estar ahogándose en un pantano de corrupción. El Partido de los Trabajadores (PT), que lo catapultó a la presidencia del país, se ha visto salpicado en los últimos meses por una incesante ola de acusaciones de pagos ilícitos a varios congresistas para sacar adelante sus propuestas de Ley. Miembros del gobierno y consejeros de Lula no han tenido más remedio que presentar sus renuncias. El presidente, de momento, no se ha visto involucrado directamente por estas acusaciones.



Todas las señales parecen indicar que la historia en Brasil está destina a repetirse. La fórmula siempre ha sido sencilla: acusaciones de corrupción en el gobierno seguidas por una crisis política y a continuación un desplome económico. Esas han sido las variables claves en las crisis crónicas que padece el coloso del sur. Todo esto, sin embargo, ha cambiado. Los mercados, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los agentes económicos en general siguen confiando en el mandatario. Quizá lo más sorprendente es que se trate de un presidente de izquierda, el primero de clase obrera en llegar a la presidencia en su país, y que además fue acosado durante su campaña y en los primeros meses de su mandato por los temores de los mercados sobre cómo conduciría la economía. A pesar del aprieto que viven los políticos, la economía brasileña sigue avanzando a paso firme. La bolsa y el mercado de divisas ni siquiera han dado amagos de retroceder ante la inestabilidad que vive el país.



Y la popularidad de Lula no se agota. Mientras algunas encuestas señalan un retroceso en los niveles de aprobación de entorno al 3%, otras inclusive hablan de un pequeño aumento. Según una encuesta realizada por el CNT, en estos momentos el 40,3% de los brasileños tiene una opinión positiva del presidente frente al 39,8% del mes de mayo. Es el primer incremento de la popularidad de Lula en lo que va de año y se produce precisamente ahora, en su momento más bajo desde que llegó al poder. En buena parte esto se debe a la estrategia del PT de blindar al presidente y evitar que cualquiera de las acusaciones que recorren los distintos pasillos de las instituciones políticas lo salpiquen.



Quizá más importante que las encuestas ha sido el apoyo de la agencia de calificación Standard & Poor's (S&P). La firma ha asegurado en un comunicado que los cimientos de la economía son sólidos a pesar de la crisis política y que no se esperan mayores cambios en la política económica del Gobierno. Brasil, hasta el momento, ha aplicado políticas bastante ortodoxas, tratando de controlar el gasto público, el déficit y reducir su deuda. Los ratings y las perspectivas de Brasil siguen mostrando, a juicio de S&P, la prudente política del Gobierno y la confianza en que el proceso institucional del país mantendrá su integridad a pesar de las turbulencias en el ámbito político. S&P también señala que la posibilidad de que muchas de las reformas pendientes no se realicen ya está incorporada en las calificaciones debido a que se ha tenido en cuenta la cercanía de las elecciones.



Estos expertos apuntan que "la fortaleza fiscal y los fundamentales externos han mejorado la capacidad de Brasil para enfrentarse a shocks adversos y que las condiciones de liquidez global que hay en estos momentos han contribuido, hasta ahora,

a enfriar la reacción de los mercados financieros a la crisis".



También valoran positivamente el debate que ha impulsado Lula para implantar su proyecto de 'déficit cero', un programa que ha resucitado ahora el presidente con el objetivo de blindar la economía ante la crisis política. S&P considera que esta iniciativa muestra que ha crecido la madurez política en el país y que ha aumentado el apoyo en defensa de una política fiscal dura. Aunque la agencia estadounidense reconoce que es poco probable que este plan salga adelante debido a la situación actual.

Pero Lula ha recibido esta semana elogios de instituciones más importantes e influyentes, como el FMI, gracias a una hábil estrategia realizada por el Gobierno.



La administración brasileña ha decidido alejar la crisis exhibiendo la bonanza de sus cuentas. El Ejecutivo ha anunciado que adelantará el pago de US$5.210 millones al FMI. El Banco Central del país (BC) justifica esta decisión en las condiciones favorables de la balanza de pagos brasileña.



La respuesta del organismo no se ha hecho esperar. Su director general, el español Rodrigo Rato, ha alabado la iniciativa y ha asegurado que es un reflejo del impresionante resultado de sus políticas económicas y de la solidez del marco macroeconómico e institucional. Los piropos siempre sientan bien, pero en un momento en el que la moral está baja, mucho mejor.

Los pagos que realizará Brasil al FMI antes del 25 de julio responden, según ha explicado el Banco Central en un comunicado, a una línea de crédito denominada "facilidad de reserva suplementaria" que contempla amortizaciones en septiembre y diciembre de este año y en marzo de 2006. La autoridad monetaria añade que este tipo de préstamos tiene plazos más cortos de amortización y por tanto su coste es más elevado que el de otro tipo de líneas que ofrece el Fondo, por lo que el pago anticipado permitirá ahorrar US$82 millones. Brasil saldará esta cuenta con el dinero de las reservas internacionales que actualmente ascienden a US$59.589 millones.



La clave del éxito económico de Lula se debe en buena parte a Antonio Palocci, el ministro de Finanzas del país. Mientras los analistas políticos ya empiezan a hablar de las dificultades que tendría el presidente cuando busque la reelección el próximo año, Palocci ya aparece como un posible heredero. Ha sido muy habilidoso a la hora de calmar a los inversores internacionales y sigue conduciendo a la economía del país por la vía de la ortodoxia que tanto complace a instituciones como el FMI. En caso de que la crisis no le permita a Lula buscar la reelección, Palocci sería el primero en la lista de posibles candidatos por parte del PT.



Con estas cartas bajo su manga, Lula y su administración han conseguido esquivar una crisis económica que paralice el país. Al parecer este presidente ha conseguido cortar el circulo vicioso, por lo menos en materia de economía.