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Presidenta de la Fundación Salvi, Julia Salvi.

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Los Salvi, dueños del mercado mundial de arpas

Los esposos Salvi venden el 70% de las arpas del mundo. La colombiana Julia Salvi está abriendo un nuevo mercado en el país para reparación de instrumentos.

15 de julio de 2010

Julia Salvi presidenta de la Fundación Salvi y del Festival Internacional de Música, está casada con un Italiano dueño de Salvi & Harps y socio de otra empresa, con las cuales tienen entre el 65% y 70% del mercado mundial de las arpas. “En el mundo no existen más de 10 empresas que se dediquen exclusivamente a la fabricación de estos instrumentos. Dentro de las tres más importantes nosotros manejamos dos”, comentó.

El mercado de las arpas es exclusivo, difícil y costoso pero en el país está despegando. Existen pocos maestros y las clases son caras. Por ejemplo, las arpas para profesionales valen en promedio US$40.000. Sin embargo, existen arpas entre US$1.500 y US$10.000 para estudiantes. Actualmente esta compañía fabrica unas 500 con pedales y un poco más de 3.000 no a pedal en cada empresa. La construcción de un arpa puede demorarse más o menos 6 meses.

El problema 

Una dificultad para hacer crecer la afición por la interpretación de música está que las leyes no facilitan la importanción de instrumentos. Para Julia Salvi, aumentar el número de instrumentos ayudaría a la generación de empleo porque habría más “luthiers” o personas especializadas en arreglo de instrumentos.


“El país cuenta con un poco más de 100.000 instrumentos, que en su mayoría necesitan reparación y mantenimiento. Sólo existe un luthier profesional que se llama José Luis España y actualmente hay cuatro más que se encuentran capacitando ”, aseguró.


De acuerdo con Julia Salvi, el 70% de las personas que estudian música hacen parte de los niveles socioeconómicos 1,2 y 3. Tan sólo el 1% de los músicos en el país cuenta con un instrumento propio. Este mercado es atractivo porque viene creciendo considerablemente. “No mas 4.600 jóvenes estudian música en la red de orquestas, sin contar los profesionales”, afirmó Salvi.

El pentagrama como estrategia musical

Para esta fanática y conocedora de la música, el desarrollo musical colombiano es genético. “Mientras los italianos llevan el arte en los genes, los colombianos llevan música”, afirma.

El frente de ataque para desarrollar el uso de instrumentos en Colombia lo encabeza la preparación de personas que reparen y den mantenimiento a los instrumentos. En el 2007 decidieron crear talleres de lutería en asociación con La Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo y en asocio con el Sena. “Hay una economía importante en el país para hacerlo. La idea es crear luthiers que se conviertan en técnicos y posteriormente en constructores”, dijo la presidenta de la Fundación.

Por otro lado, propone pasar una ley de la música, que buscaría reducir el valor de los impuestos a los instrumentos que se venden en el país. De acuerdo con Julia Salvi, los instrumentos donados por otros países tienen que pagar impuestos. “Es absurdo que las personas interesadas en donar tengan que pagar un valor adicional. Si dicen que el instrumento remplaza el arma y el arma no paga impuesto, entonces...".


Un tercer frente le apuesta al mercado de los futuros consumidores. La idea es que los padres de familia puedan invertir en un instrumento con la posibilidad de que lo puedan volver a vender si su hijo decide no continuar. Así mismo, buscan alquilar instrumentos para las personas que no quieran o no puedan comprarlos.

“Si nosotros creamos los técnicos que reparan, si enseñamos a que el joven va a tener instrumentos, vamos a crear nuevos músicos pero igualmente vamos a crear un segundo mercado. El instrumento de segunda mano se puede adaptar en muy buenas condiciones para poderlo vender otra vez”, comentó Julia Salvi.


La presidenta pone como ejemplo a la Universidad Nacional que tiene aproximadamente 50 pianos, pero no se les presta el cuidado necesario. Una universidad a parte de tener sus cátedras de música, deben enseñar a reparar para poder mantenerse con su propio instrumento, son alternativas de trabajo.


“Además es clave la participación de instituciones como el Sena por que involucra la parte física en la construcción de instrumentos. El trabajo de la madera requiere números para lograr la acústica exacta”, aseguró.

La historia

Julia Salvi se casó con un músico italiano. Los ancestros de su marido han estado ligados a la construcción de pianos, de arpas y de otros instrumentos. Esa familia se trasladó al sur de Italia, cerca a un pasaje que conecta a Grecia. “En este lugar, el instrumento típico era el arpa”.

El señor Salvi se estableció hace 50 años en Nueva York con la idea de construir instrumentos innovadores, con altos desarrollos tecnológicos. “Posteriormente se trasladó a Génova, Italia y se enamoró de ese lugar. Cerca de ahí compró una villa y empezó a construir los instrumentos”, relató Julia Salvi.

Desde hace 30 años la pareja ha viajado por todo el mundo ofreciendo sus instrumentos, que son los dueños indiscutibles del mercado. Ahora fabrican en Chicago y en Génova.