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Antonio Montes, presidente de la Alianza Sumaq, que reúne a ocho universidades, sostiene que las pymes sí pueden encontrar en la academia, herramientas para su trabajo.

Educación

“Las pymes no le deben tener miedo a la universidad”

Antonio Montes, presidente de la Alianza Sumaq que reúne a ocho universidades, habló con Dinero.com sobre las necesidades de capacitación en América Latina y la situación actual de las escuelas de negocios.

29 de octubre de 2007

La alianza Sumaq reúne a ocho universidades de negocios, una de España y 7 de América Latina. Cada año realiza un encuentro entre empresarios y académicos, llamado Sumaq Summit, para analizar la situación de esta región del mundo. Después de haberlo llevado a cabo en Atlanta y España, la quinta versión, en el 2008, será en Cartagena de Indias. El objetivo del evento también es crear en esta ciudad la conciencia social sobre la importancia de desarrollar allí empresas que sean líderes.
AntonioMontes, presiente de la Alianza, estuvo de paso por Colombia y Dinero.com habló con él.

¿Qué es la Alianza Sumaq y cómo nació?
Sumaq nació hace 6 años. Fue un proyecto liderado e impulsado por el Instituto de Empresa. Había muchas necesidades de grandes corporaciones que operaban en diferentes mercados de Europa y de América Latina. Muchas necesitaban, en sus procesos de internacionalización, el acompañamiento de la formación de sus ejecutivos.

Era complicado para cualquier escuela o universidad ofrecer esa formación en todas partes, y claro, muchas veces sus corporativos decían: “este programa que estamos haciendo aquí, quiero que me lo repliques en Buenos Aires, en Lima, en México, en Brasil… imposible. Lo que hicimos fue fijarnos en lo que hacían las grandes líneas aéreas, que se habían unido, buscando sinergias, compartiendo rutas, recursos y que el éxito había sido importante. Por qué no hacemos nosotros lo mismo, buscamos las principales escuelas de América Latina, hicimos una investigación tremenda, visitamos a las principales universidades y escuelas de cada país de América Latina, estuvimos conociéndolas y a las que nos parecieron más interesantes como socios les propusimos entrar a la alianza.

¿Hoy en día cuántas universidades están en la alianza?
Estamos ocho: en Centro América, México, Brasil, Colombia, Argentina, Chile y España. Y tenemos un acuerdo de colaboración, pero no son socios, con dos escuelas de Perú.

¿La Alianza está más dedicada a capacitación para personas en postgrados?
La alianza nació principalmente para Executive Education, para capacitación a corporativos. Sin embargo, lo que ha ocurrido es que nos hemos ido desarrollando también en otras áreas. Esta alianza nos ha dado una relación personal y de conocimiento tan grande entre los socios que, claro, empiezan a surgir nuevas formas de colaborar. Estamos colaborando en programas doctorales. Por ejemplo, hemos creado como un centro de empresa familiar entre el Instituto de Empresa y el Tecnológico de Monterrey, para formar sobre el tema en México. En investigación, hemos tenido proyectos entre dos escuelas, por ejemplo entre la Católica de Chile y el Instituto de Empresa, con apoyo de la CAF, parta desarrollar un código de buenas prácticas para las pymes; hemos tenido una cátedra patrocinada por una multinacional alemana de Software para hacer investigación en e-goverment en América Latina.

¿Qué balance podría hacer de esa capacitación o formación para ejecutivos en América Latina?
Creo que en América Latina la gente generalmente, está acostumbrada a recibir formación durante su juventud. Además, creo que América Latina se ha dado cuenta de que o tiene buenos lideres y gente bien capacitada o no puede competir en el mercado local y en el internacional. Si estás compitiendo y estas ya en mercados en los que te encuentras con gente que lleva años formándose y están capacitados para asumir estos nuevos retos de la economía global, o te capacitas exactamente igual o tienes todas las de perder. El gran reto ahora es llevar esa formación de las grandes corporaciones hacia las más pequeñas. Creo que las grandes corporaciones ya tienen el hábito y lo consideran como algo fundamental. Sin embargo, las Pymes, por falta de recursos, de tiempo, planifican menos a largo plazo y ven más el día a día y no se preparan para enfrentar los retos que se le vienen encima.

¿Cómo se puede acercar la academia a estas pymes?
Hay muchos modos. Creo que de hecho se acercan mucho las escuelas y universidades a las pymes. Por una razón muy sencilla, porque el 90% del tejido empresarial son Pymes. Creo que por vocación, en todas las escuelas de hoy en día, o por lo menos en las de Sumaq, intentamos inculcarles a nuestros alumnos el ámbito empresarial, que se conviertan en empresarios, que generen riqueza para los países. Estamos formando empresarios desde el primer momento. El problema es para aquellos que no se han formado en escuelas y tienen su pyme. Yo sí les recomendaría que no le tengan miedo de acercarse a una gran escuela. Probablemente no puedan acometer un plan de desarrollo específico para ellos, pero hay mucha formación abierta y cursos de formación ejecutiva abierta que son compartidos por muchas otras empresas, que lógicamente el costo es menor y tienen como ventaja que se relacionan con empresarios de otras áreas, de otros sectores y eso es un aprendizaje sensacional. Creo que ese es un instrumento fundamental para las pymes y aquí en Colombia está, por ejemplo, el Sena, con unas subvenciones bárbaras para poder dar formación a toda esta serie de empresas que de por sí solas no lo podrían hacer. En el Instituto de Empresa nosotros, que somos una escuela líder en el mundo, estamos dando mucha capacitación aquí en Colombia, tenemos un convenio con el Sena y el Sena está subvencionando esos programas para empresas, para que puedan complementar la formación nacional con el ámbito internacional, con otro tipo de visión del management y de gerenciar.

¿Cuáles son las necesidades más sentidas de esas empresas?
Hay un poco de todo, pero creo que el mundo de las habilidades hoy en día es fundamental. Cuando yo digo habilidades me refiero a la capacidad de generar equipos, la capacidad de negociación, es decir, toda una serie de habilidades que son necesarias para desenvolverte en el gobierno corporativo. Si no eres un buen líder no puedes mantener el talento, pues al final vas a tener una empresa mediocre, porque te vas a rodear de mediocres.

¿Pero esas habilidades se pueden enseñar?
Todos tenemos nuestras habilidades. Unos tenemos las nuestras y otros, otras. Lo importante es determinar cuáles son tus habilidades potenciales y desarrollarlas, a lo mejor tú no eres muy hábil en la gestión de quipos, pero sin embargo eres un magnífico negociador. Creo que todos tenemos nuestro lado bueno, lo que hace falta es descubrirlo y potenciarlo. Y creo que hay áreas específicas. Aquí, en América Latina, creo que el área de logística es muy importante y necesaria. Creo que los temas de estrategia internacional son básicos.

¿Cuál es el perfil de quienes se están formando?
Creo que es gente generalmente con grandes inquietudes sociales, es una cosa maravillosa. Cuando yo estudié, a nadie nos preocupaba el medio ambiente ni pensar que con nuestro negocio a lo mejor había gente que se estaba muriendo de hambre. Hoy en día el estudiante tiene una conciencia social impresionante, en todos los ámbitos. Todos tienen muchas ganas, sobre todo el estudiante latinoamericano. Hemos tenido 90 alumnos colombianos en el Instituto de Empresa. Muchos de ellos van encantados, lo pasan en grande y aprenden lo que no esta escrito, pero la mayoría de ellos, su único objetivo es regresar a su país. Se ven en la obligación de hacer algo por su país y de crear proyectos. Nosotros, ahora mismo, estamos estimulando mucho el área de emprendimiento con carácter social, que no significa dejar de ganar. Todas las empresas tienen que ganar dinero, y cuando más ricos se hagan muchísimo mejor, pero lo bueno es que ese proyecto emprendedor tenga un efecto social, tenga un impacto en la sociedad. Y esto los jóvenes de hoy tienen espíritu emprendedor con conciencia social. Son unos valores que son dignos de resaltar y creo que es algo común en casi todas las escuelas con las que nosotros tratamos.

¿Qué tan fácil es crear en las nuevas generaciones, desde la universidad, la conciencia de la necesidad de un trabajo ético?
Yo creo que la gente viene concienciada, hoy en día el alumno, cuando viene a nuestras aulas, viene con un grado de información tremendo. Gracias a los medios de comunicación y a las tecnologías, el alumno sabe exactamente lo que está ocurriendo en todo el mundo, sabe cuáles son los problemas a los que se están enfrentando las empresas en todas partes, y en este sentido, generalmente, la conciencia ética y social de la juventud es tremenda. Por ejemplo, nosotros en el Instituto de Empresa, en la asociación de antiguos alumnos, tenemos una cátedra patrocinada por antiguos alumnos y es sobre ética empresarial. Es algo que está pagado por ellos, para que se desarrolle investigación en esta área y se enseñe a los alumnos. De todas maneras, cada vez más en las empresas y en algunas universidades, se les hace firmar unos compromisos éticos y la gente se compromete. Creo que hay una juventud con un potencial que le da esperanza a esta vida. La labor nuestra es simplemente guiarles, apoyarles y enseñarles en la medida de lo posible.

¿Y el ejecutivo que se está formando, qué perfil tiene?
Ese tipo de programas que se desarrollan para ejecutivos no son realmente de formación como tal, son más bien programas para hacerle pensar. El ejecutivo, muchas veces, no tiene tiempo para planificar, el día a día le come, los problemas le abruman y además, muchas veces no los puede compartir con la gente. Está en la torre de marfil, ha llegado arriba, pero se siente aislado. Él no puede compartir muchas cosas con los de abajo o con iguales de otras compañías. Lo que van buscando es: “ayúdeme usted a tener un tiempo que yo me planifico para estar fuera de mi oficina, fuera de mi entorno, fuera de mis problemas y tener tiempo para pensar, para planificar, para realmente tener una visión de futuro de mí mismo como profesional, qué es lo que quiero hacer en la vida y de mi empresa”, todo esto guiado de la mano de un profesor, más que un profesor, un consultor y a la vez, compartiendo con otras personas de otros sectores, pero del mismo nivel, que hablan el mismo lenguaje, puede ver cómo ellos han enfrentado el mismo problema, cómo han decidido reenfocar su propia vida-No son programas en donde la gente va a aprender finanzas, mercadeo. Esta gente ya lo tiene, pero le falta ese salto adelante, ese tiempo para pensar y ese talento alrededor suyo para compartir ideas y problemas.

¿Las escuelas de América Latina están actualizadas en cuanto a las tendencias de la administración o están rezagadas?
Creo que están bastante actualizadas, pero les falta internacionalizarse. Por ejemplo, hay un dato: hay muy poquitas escuelas de América Latina que tengan un claustro internacional. Nosotros, en el Instituto, tenemos un profesor, hindú, otro paquistaní, tenemos otra coreana, gente de todas partes. Promovemos nuestros programas en todo el mundo, tenemos estudiantes de 84 nacionalidades. Si uno se alimenta y se retroalimenta de los alumnos de su propia región, sus profesores son de aquí, los empresarios que vienen a hablar son de aquí, pues está muy bien, pero les falta el componente internacional, esa es un asignatura pendiente. Creo que la calidad académica es muy buena, pero falta dar el salto internacional.