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LAC: la casa en el aire

A pesar de las dificultades que ha traído la apertura para los transportadores de carga aérea, LAC se mantiene en el mercado gracias a la tenacidad de sus dueños.

RICHARD EMBLIN
1 de septiembre de 1994

Los Donado Velilla se cuentan entre los pioneros de la aviación en Colombia. Esta familia barranquillera entró a protagonizar la historia de la aviación colombiana gracias al capitán Luis Carlos Donado, más conocido como el tío Lucho, quien trabajó durante los años cincuenta como piloto de Avianca, con sede en Barranquilla.

Durante esa época el gremio colombiano de aviación estaba en expansión y Luis Donado se reunió con varios de sus colegas y familiares cercanos para fundar Aerocóndor, la competencia de Avianca en rutas nacionales.

Aerocóndor hacía parte de la sociedad Dovel - Donado Velilla, que también tenía otros negocios entre los cuales figuraban una empresa de tipografía, otra de litografía y una fábrica de detergentes que se vendió con el nombre de jabones Dovel.

Pero los jabones nunca fueron la pasión del tío Lucho. En la búsqueda de nuevos horizontes, Luis Carlos Donado alcanzó a expandir Aerocóndor para cubrir no sólo la mayoría de rutas nacionales sino también rutas internacionales.

En 1972 Aerocóndor fue comprado de una manera muy agresiva por unos inversionistas guajiros, quienes proponían ampliar la empresa con un nuevo nombre y una imagen diferente. Las ambiciones de los guajiros nunca se materializaron. La mala administración obligó a liquidar a Aerocóndor y los fundadores originales de ésta buscaron nuevos horizontes en la industria de aviación.

En 1974 el capitán decidió con su esposa, María Fajardo de Donado, y sus hermanos Orlando y Raúl, fundar la empresa Líneas Aéreas del Caribe, conocida como LAC Airlines. LAC se dedicó desde el principio a un mercado desconocido en el país: el transporte de carga, el cual habría de tener, años más tarde, gran impacto en la economía del país.

Al mismo tiempo que LAC inició operaciones con dos aviones Curtis C-46, comenzaban a cultivarse las primeras flores de exportación. Cuando se disparó la demanda de rosas, claveles y pompones en los mercados internacionales, LAC entró a la era del jet con la adquisición de dos aviones Douglas DC-6.

Gracias a un acuerdo interlineal con la empresa holandesa KLM, LAC promovió las primeras exportaciones de flores hacia Europa vía Caracas y Curacao. Pero las flores no fueron lo único que LAC llevaba; también El Espectador y El Tiempo firmaron acuerdos con la empresa para transportar los periódicos desde Bogotá hacia Cartagena y Barranquilla y, más adelante, para llevar las noticias de Colombia por todo el mundo.

Con LAC funcionando en una década de profundos cambios para el país, un golpe duro cayó sobre la empresa. El 28 de abril de 1979 murió el fundador, el capitán Luis Donado Velilla. Un año después para honrar la memoria del tío Lucho, bautizaron su primer Douglas DC-8 con el nombre de Capitán Luis Donado. Esa aeronave aún hace parte de un grupo de dos aviones más que siguen volando diariamente hasta Miami cargados de flores, frutas, mariscos y otros productos de exportación.

Si bien LAC es una aerolínea pequeña, juega un papel fundamental en el país. Desde sus inicios ha mantenido estrechos vínculos con los floricultores, quienes prefieren enviar su carga por la compañía porque prefieren su ambiente familiar.

"LAC tiene una ventaja sobre los otros", dijo un floricultor; "cuando hay quejas uno sabe quién responde".

Mientras que LAC se dedicaba a exportar todo lo bueno del país, surgió la cocaína como otro producto de exportación en búsqueda de nuevos mercados.

El narcotráfico representó una amenaza no sólo para los floricultores sino para las aerolíneas que transportaban mercancías hacia el puerto de Miami, que por muchos años fue la entrada del narcotráfico hacia los Estados Unidos. 'TAC fue una de las primeras cinco aerolíneas en el mundo que firmó un acuerdo de cooperación con el gobierno norteamericano para colaborar en la lucha contra el flagelo de la droga", dijo Donado hijo a DINERO.

"El Super Carrier Initiative Agreement" obliga a las aerolíneas colombianas a cumplir con requisitos de seguridad y control que se traducen en egresos de grandes sumas de dinero que no se reflejan después en utilidades para las empresas. Las compañías tienen que adquirir costosas y sofisticadas máquinas como rayos X, circuitos cerrados de televisión, cuartos fríos, balanzas de precisión y detectores de metales. A cambio, las empresas transportadoras obtienen el derecho de entrar a los Estados Unidos.

Según un portavoz de la aerolínea "el mercado americano es el más importante para las aerolíneas colombianas". Por lo tanto todos los transportadores nacionales han incurrido en gastos exorbitantes para seguir volando a los Estados Unidos. Las aerolíneas extranjeras que vienen a Colombia a recoger mercancías no tienen que incurrir en estos gastos, lo cual representa una desventaja económica para las empresas colombianas.

A LAC le ha tocado enfrentar todo tipo de dificultades en su labor de exportar los productos colombianos. El gran cambio de la empresa y de las demás compañías de carga- ocurrió hace cuatro años con la apertura económica. "Las aerolíneas colombianas no estaban preparadas para enfrentar los retos de la internacionalización de la economía ni tampoco los preceptos del Gatt y la apertura de cielos", dice el actual presidente de la empresa, Raúl Donado.

El ingreso de aerolíneas extranjeras al país representa una desventaja comercial que podría, inclusive, sacarlas del mercado. Por más eficientes que sean las compañías nacionales, les ha quedado difícil competir con la inmensa infraestructura de los llamados "megacarriers" como American Airlines o Continental, que cubren un alto número de rutas a precios más bajos debido al alto volumen de pasajeros o de carga que pueden transportar.

Otro reto que las aerolíneas nacionales con tradición han tenido que enfrentar es el surgimiento de nuevas compañías que ofrecen tarifas que para Raúl Donado "se salen de toda lógica en el esquema de costos de las aerolíneas tradicionales". "Los transportadores aéreos serios observan calladamente y en forma preocupante cómo nacen y crecen un sinnúmero de aerolíneas que van ganando día a día participación en el mercado", asegura.

La falta de infraestructura del Estado para enfrentar la apertura de cielos le cuesta mensualmente a las aerolíneas de carga al rededor de $50 millones mensuales, por el solo desgaste operativo que deben soportar por la congestión

aérea.

La falta de otra pista de aterrizaje en el Aeropuerto El dorado y la preferencia

dada a los aviones comerciales transoceánicos para aterrizar le cuesta miles de horas en pérdidas a los cargueros, los cuales se ven obligados a sobrevolar o permanecer en "stand by" sobre Bogotá mientras se abre un espacio para ellos.

La congestión aérea resulta más costosa para las aerolíneas nacionales, debido al consumo de combustible. Aunque Colombia es productor de petróleo, el JP 1A -combustible de avión - vale unos US$ 0.10 más en Colombia por litro que en el exterior. Por lo tanto, por cada minuto que los jets de LAC, Tampa o Arca sobrevuelan la capital esperando su turno para aterrizar, las utilidades que han logrado recoger se esfuman en el aire.

Dentro de los planes inmediatos de LAC figura la apertura de nuevas rutas desde Bogotá a San Juan de Puerto Rico y Santo Domingo. La compañía recientemente comenzó a volar a Buenos Aires para satisfacer las necesidades de los floricultores en el mercado del cono sur. Desde Bogotá se ha aumentado la frecuencia de vuelos hacia Panamá (cuatro por semana) para aprovechar el auge económico en Centroamérica y el Caribe. Sao Paulo está incluida dentro de las rutas de LAC como escala a Asunción, en Paraguay.

La familia Donado está dispuesta a enfrentar los nuevos retos de la apertura económica con la misma tenacidad con que ha enfrentado los cambios durante los últimos 30 años en el país.